sábado, 28 de marzo de 2009

Confusa presencia militar*

Las tropas españolas saldrán de Kosovo antes de que finalice septiembre. Desde hace varios días, los medios de comunicación dan amplia cobertura a este asunto, pero no tanto por la conveniencia de esta decisión como por la manera de anunciarlo, que muchos califican de apresurada e incluso de irrespetuosa de cara a Estados Unidos.

Lo primero que habría que preguntarse, ante todo, es qué hacían allí 623 militares a las órdenes de la OTAN. Los ecuatorianos, por fortuna, no tienen que preocuparse de qué contingente es enviado a saber a qué lugares remotos. Las Fuerzas Armadas del Ecuador están en su territorio, y, a lo sumo, deben trasladarse a la frontera si es que algún país vecino le da por violar su espacio. Pero en España tenemos unos 3.000 soldados desperdigados de forma permanente en Afganistán, Kosovo, Bosnia, Chad, Líbano, Somalia y hasta ahora, Kosovo. ¿Qué hacen allí? No se sabe bien.

Las misiones españolas en el exterior están al mando de la Alianza Atlántica, de la Unión Europea o bien de la ONU. Pero no se informa con detalle de a qué se debe la participación del Ejército español en ciertas operaciones militares, en qué consisten las labores que realizan, como las llamadas “actividades de vigilancia” en Somalia, o qué implica su participación, por ejemplo, en la Brigada Multinacional Oriental en Líbano.

Son asuntos que se desconocen, y que en todo caso se asoman a un titular cuando hay alguna baja o cuando se produce un cambio de planes. Sirva de ejemplo lo que sucedió hace un mes, cuando militares españoles en Chad fueron condecorados. Aunque ésa era la noticia, alguno que otro quedó desconcertado: “Ah, ¿pero es qué nuestras tropas están en el Chad?”. Porque lo que en ningún caso se aclara es cuál es la intención de tener tropas españolas allí, y a qué se dedican exactamente.

El revuelo que se ha formado ahora con la retirada de Kosovo es por completo superficial. No hay apenas un artículo que se haya preguntado sobre qué han hecho nuestras tropas en los 10 años que llevan allí. Y es cuanto menos sospechoso que los efectivos españoles no hubieran sido retirados de inmediato en febrero de 2008, cuando casi todos los países de la Unión Europea –sin incluir a España– junto con Estados Unidos, reconocieron la independencia del Estado de Kosovo.

Y para los que celebren el excelente gesto de España, que decide por su cuenta y riesgo sin pedir permiso a Estados Unidos, que no se ilusionen. Barack Obama tiene más interés en fortalecer su misión particular en Afganistán, y el Gobierno español, que hasta ahora ha negado que fuera aumentar los 780 soldados que mantiene en el país islámico, comienza a cambiar de opinión. Bien significativo ha sido que el Ministerio de Defensa anunciara, en diciembre del año pasado, que a partir de 2009 queda eliminado el límite de 3.000 militares que podían ser enviados al extranjero. La nueva cifra que se plantean alcanzar es de 7.700 soldados, más del doble.

¿A qué finalidad responde este propósito? No hay de qué preocuparse. Esa cuestión nunca será planteada.

* Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador)

jueves, 26 de marzo de 2009

Redondeando el sueldo de diputado

Poca cobertura ha tenido en los medios de comunicación la aprobación de un informe en la Cámara Baja, que de ser difundido podría haber levantado la suficiente polémica como para crear un debate nacional. Pero la noticia ha sido tan discreta como el voto de los diputados en el Pleno, que ha sido secreto y a puerta cerrada. La mayoría absoluta con la que ha sido aceptado el dictamen permitirá compatibilizar, de ahora en adelante, el trabajo de parlamentario con actividades privadas.

El informe, presentado por la Comisión del Estatuto del Diputado, ha recibido 256 votos favorables. Sólo han votado en contra 43 parlamentarios –entre ellos Gaspar Llamazares (IU) y Joan Herrera (ICV)–, a los que se unen 47 abstenciones. Hasta ahora, la Ley Electoral y el Reglamento del Congreso prohibían que los diputados realizaran otros trabajos más allá de los pertinentes a su escaño. Se exceptuaban aquellos que estuvieran relacionados con labores de docencia, conferencias o apariciones en programas de televisión o radio. En adelante, los diputados que realizan actividades extraparlamentarias y que estaban bajo sospecha –entre 80 y 101 según la prensa consultada–, tienen vía libre.

Hay cuatro de ellos que claramente violaban hasta el día de hoy los estatutos: Fernando López Amor, José María Michavila, Ángel Acebes, y Manuel Pizarro todos del PP. El primero, ex director de RTVE, trabaja en la Sociedad Grupo Santa Mónica Sports, que gestiona derechos de fútbol de equipos de Primera División que han sido vendidos a televisiones públicas. Aunque el dictamen aprobado hoy le impide realizar contratos a Administraciones, el Congreso no puede investigarle.

Tampoco puede indagar sobre José María Michavila para comprobar si ha vendido sus servicios para ayuntamientos, dado que es coadministrador "solidario" para una sociedad dedicada a la gestión de grandes patrimonios. Por lo mismo, no se sabe qué irregularidades ha podido cometer Acebes en su cargo como consejero en la Corporación Cibeles, ni Pizarro, que recibe dietas de una decena de academias, fundaciones y comités de honor. De hecho, recibió la presidencia de honor de Endesa y de la fundación Ibercaja (como bue ex presidente que fue de ambas empresas).

Por eso IU y PSOE presentaron ayer una iniciativa con el fin de poder hacer públicas las actividades privadas que realicen los diputados. También pretenden reformar el régimen de incompatibilidades de la Ley Electoral.

domingo, 15 de marzo de 2009

BBVA dixit

El sábado apareció una noticia en el periódico Público con el siguiente titular: “Solbes y BBVA abogan por no salvar a todas las entidades”.
Primera sospecha: ¿Desde cuándo un empresario debe ser equiparado a lo que diga un ministro del Gobierno, como si fueran a la par?
Segunda suspicacia: ¿Desde cuándo el Estado español y uno de los bancos más potentes de este país tienen los mismos intereses?

Es de por sí provocador que Francisco González, como presidente del BBVA, aparezca en palestra a dar consejos sobre cuál debe ser el rumbo que debe seguir España, sobre todo si el gremio que representa se ha embarrado hasta el cuello en esta crisis que ha originado. Es parte de las concesiones que se permite uno de los hombres más poderosos de España, aunque la mayor parte de los ciudadanos no sepa su nombre. Puede aparecer ante una junta de accionistas, convocar a los medios, decir lo que quiera, y conseguir que sus palabras reciban un eco que por lo general está reservado a las personalidades políticas.

Pero no sólo sus actos le desenmascaran. En un arranque de megalomanía, suspiró: “Nosotros [el BBVA] no podemos salvar solos este país”. Y ya satisfecho con los aplausos que le agasajaban, dijo que estaba en desacuerdo con la participación del Estado en el capital de los bancos privados: “Al final crea ineficiencias y ya ha demostrado que no es el mejor gestor del mundo en estos negocios”.

Francisco González, había dicho, por otro lado, que era necesaria una alianza entre los poderes políticos, económicos y sociales: “Si no trabajamos juntos, la crisis será mucho más larga”. De por sí, ya genera desconfianza que haga creer a la audiencia que los intereses de un banco (poder económico) son los mismos que los del Gobierno (poder político). Además ha dado a entender que los objetivos del Gobierno o de la banca (aunados convenientemente) son para el bien de la sociedad.

Un banco, como empresa privada, no busca el beneficio social, sino el suyo propio. La lógica del capitalismo hace que procuren aumentar los beneficios al máximo reduciendo los costes al mínimo. Por tanto, se hace añicos ese poder de regulación atribuido al sistema: la avaricia y el ansia de acumulación no permite una verdadera competencia y un consecuente equilibrio de poderes, sino que el poder imperante procura debilitar tanto a rivales como a mecanismos de control que puedan entorpecer su descomunal afán de riqueza.

Esto es en parte lo que trataron de esconder las palabras del presidente del BBVA, que además eran contradictorias entre sí: quiere pactar con el Estado pero lo descalifica como buen gestor en el mundo de los negocios. Y de paso, da por sentado que los bancos sí son los administradores apropiados, ignorando el berenjenal que sin embargo han causado con la venta indiscriminada de créditos basura, préstamos a mansalva, y una especulación generalizada.

Si el Estado no sirve para meterse dentro de la banca, sí es más útil en cuanto a pacto de poderes se refiere. Dado que el BBVA no puede salvar solo este país, como nos ha recordado su presidente, se requiere la participación estatal. El problema de que el poder económico y político colaboren es que hay que encaminarse hacia un mismo objetivo, mientras que aquí uno de los actores busca sólo el lucro privado, y el otro debe tratar que la crisis cause los mínimos estragos sociales. Comienza a vislumbrarse si entre ambos se darán lo mano, o ese apretón servirá para hacer tambalear a uno de los dos.

lunes, 2 de marzo de 2009

La otra cara de las elecciones vascas



Los titulares de los grandes medios de comunicación españoles han reflejado la careta, la parte más visible de las elecciones autonómicas en la Comunidad Autónoma Vasca: el PNV consigue más escaños pero sin lograr la mayoría absoluta, por lo que la unión del PP y el PSE-EE puede desbancar sin mucho esfuerzo al partido de Ibarretxe.

Hay otros datos más significativos que han pasado desapercibidos. La abstención ha llegado a más del 34%, dos puntos porcentuales más que en los comicios autonómicos de 2005. Y los votos nulos han pasado de poco más de 4.000 votos en 2005 a más de 100.000 ahora. Es decir, que el voto nulo ha representado el 8.84% de los emitidos, un voto nulo que había pedido la plataforma D3M, que junto con Askatasuna no pudo presentar su candidatura por orden del Tribunal Supremo, ratificada después por el Constitucional.

Así que si sumamos los votos nulos junto a la abstención de una de cada tres personas con derecho al voto, nos encontramos con que casi 606.000 personas no se presentaron a las urnas, y otras 100.000 se decidieron por el voto nulo. En total, más de 700.000 personas que dejan muy atrás el número de votos que recibió el PNV (396.557), el PSE-EE (315.893) o el PP (144.944).

Cabe resaltar, cómo no, el injusto sistema electoral que hace que el voto de los habitantes de Álava cuente el doble de los que viven en Guipúzcoa, y tres veces más de los que residen en Vizcaya, según el periodista Javier Ortiz. Y todo porque las provincias, aun con distinto número de censados, eligen el mismo número de parlamentarios.

Así que los medios podrán decir que ganó Ibarretxe por el PNV, o bien la coalición PSE- PP, aunque lo cierto es que gran parte de los habitantes de la Comunidad Autónoma Vasca se alejaron de cualquiera de las opciones políticas. Pero los líderes de los grandes partidos han ignorado de nuevo este balance. Se abrazan, se sienten orgullosos, hablan de lo que ha elegido el pueblo vasco (en su conjunto) y no se paran a reflexionar por un momento, a hacer quizá un mea culpa y asumir con la cabeza gacha que tanta abstención y voto nulo es en realidad un modo de protesta que no debería ser tomado a la ligera.

Lo cual hace pensar que si la renuncia a participar en el sufragio tuviera que estar reflejada en el Parlamento, el tercio de los asientos estarían vacíos. ¿No debería ser una opción? Sería la mejor manera de ver por fin los votos de la abstención que hasta ahora siempre han sido silenciados.

El fin del letargo

“El fin del Letargo” es una serie documental sin ánimo de lucro que trata de sacudir la versión oficial de los acontecimientos internacionales que se derivaron del 11-S.

El primer episodio de “El fin del Letargo” comienza con una noticia que pudo verse en el canal Telecinco en noviembre de 2008: Un arquitecto estadounidense, fundador de Arquitectos e Ingenieros por la Verdad del 11-S, acudía a Madrid para explicar una teoría que comparte con otros 500 compañeros de profesión: que los atentados de aquel día habían sido provocados a través de explosiones controladas. “Por favor, no me crean”, dice Richard Gage. “No quiero que me crean. (...) Lo que quiero que hagan es que verifiquen todos los datos que les dé, porque es muy importante que sepamos la verdad completa de los eventos del 11-S. Después de todo, sirvieron como un pretexto para la invasión de dos países en los que ya han perecido más de un millón de personas. Y también ha servido para la pérdida de derechos civiles en Estados Unidos y también aquí, en Europa”.

¿Algunas de sus pruebas? La caída libre de las Torres Gemelas, más propia de una demolición controlada que de un incendio; testimonios, luego ignorados en las versiones oficiales, que hablaban del sonido de golpes secos, como si fueran detonaciones, antes de que cayeran las Torres; la presencia de termitas, sólo presentes si se utilizan explosivos; y cómo no, el indicio más contundente, y que en el vídeo se repite una y otra vez para que sea el propio espectador el que lo perciba: pequeños fogonazos de explosiones que se ven antes de la caída de cada planta de los edificios.

Queda como curiosidad la información privilegiada de la BBC, que narró la caída del Edificio 7 del World Trade Center, sobre el que tan poco se ha hablado, veinte minutos antes de que cayera en realidad y sin que ningún avión se estrellara contra él.

Pero no se habla sólo de los atentados de hace ocho años, o de sus más inmediatas reacciones como fueron la invasión de Afganistán e Iraq. El documental se fija en Obama, en la supuesta esperanza de cambio, y en las razones que sin embargo apuntan a una continuidad en la política de la Casa Blanca.

Se acude también a la opinión de algunos analistas internacionales, como José Alberto Villasana, que hablan de una escalada de conflictos internacionales para llegar a un ataque contra Irán, que es sobre todo un motivo de preocupación para Israel. Uno de los datos más sorprendentes que se revelan hace alusión al ataque de Georgia a Osetia del Sur en agosto de 2008, que pareció un enfrentamiento aislado dentro del panorama internacional, pero que sirvió para que las bases israelíes y estadounidenses pudieran posicionarse allí, de modo que puedan atacar con mayor facilidad a Irán. No hay que olvidar que el Georgia tiene un Ejército que ha sido entrenado y armado por Estados Unidos e Israel, y que es el tercer país con mayor presencia militar en Iraq.

Por último, este primer episodio del documental alterna, como elemento de cohesión entre las distintas partes del vídeo, fragmentos de varias series de producción estadounidenses que han mostrado las tácticas que se establecen y los límites a los que llega el Gobierno de turno para aunar a su alrededor el consenso necesario. Ficción, y también realidad.


EL FIN DEL LETARGO - EPISODIO 1 (1 de 3) from EL FIN DEL LETARGO on Vimeo.

Despidos indiscriminados y a voleo: la nueva política que impulsa el Gobierno de Argentina*

 No hubo una evaluación de su desempeño, ni un aviso de advertencia. Carolina Salvatore, una empleada de la Secretaría de Educación de Arge...