lunes, 29 de junio de 2009

Lo que ocultan de Zelaya

Releo el artículo de El País en el que explica que Zelaya pretendía reformar la Constitución para prolongar su mandato cuatro años más. Luego acudí a la entrevista que realizara el mismo diario al presidente, y en donde el dirigente insistía en que no tenía ninguna intención de perpetuarse en el poder.

La razón es simple: su mandato termina en enero de 2010, y para entonces no estaría preparada ninguna modificación o nueva creación de una nueva Constitución. Sólo hubiera dado tiempo a consultar a la población para crear una Asamblea Nacional Constituyente. En cualquier caso, Manuel Zelaya lo ha dicho varias veces, incluso en El País: "No tengo ninguna opción de quedarme en el poder. La única sería romper el orden constitucional y no lo voy a hacer".

Pero el diario decide hacer de su capa un sayo y argumenta, ocultando las explicaciones que les diera Zelaya en una entrevista exclusiva, que el presidente hondureño quiere perpetuarse en el poder. Lo que viene a decir: este golpe de Estado no ha hecho más que quitar a un autoritario que pretendía apoltronarse en el Gobierno. Que si se mira bien, la destitución de Zelaya era entendible dada su injustificable consulta popular.

Zelaya proviene del Partido Liberal, el mismo que ayer promovió su destitución, el mismo que intentó detener la consulta popular, el mismo que intentó inhabilitarlo, el mismo que declaró a su presidente transtornado, y el mismo que se apoyó en el Ejército para tirarlo abajo. Ésta última jugada les salió bien.

A ver, a ver cuándo empezamos a leer en los medios que el problema con Zelaya no es que quiera modificar la Constitución para ser reelegido, sino que ha decidido prescindir de la política neoliberal "porque los ricos no ceden un penique" y ha confiado en el ALBA, impulsada por Venezuela, para impulsar una serie de programas sociales en un país que tiene casi la mitad de su población en la pobreza extrema (la población total suma más de siete millones).

A ver. Seguimos atentos.

Golpe de Estado en Honduras

El Congreso Nacional de Honduras ha nombrado como presidente de facto a quien hasta ayer era titular de esta Cámara, Roberto Micheletti. Apoyado por el Poder Judicial, por el Congreso y por el Ejército, Micheletti ha prometido que cumpliría con la Constitución y la ley, y para demostrar su respeto a la democracia, ha decretado el toque de queda durante 48 horas. También le ha dado tiempo a despreciar el ALBA, mientras los dirigentes de Ecuador, Venezuela y Nicaragua, integrantes de la Alianza Boliviariana, se han apresurado a recibir en Managua al presidente legítimamente electo de Honduras, Manuel Zelaya.

Por eso ahora es el mejor momento para observar las reacciones de los medios de comunicación. La CNN no se sonroja al definir el golpe de Estado como una sucesión forzada, a pesar de que las condenas de la ONU, de UNASUR, de la OEA, de la UE y de la mayor parte de los países de América Latina no dudan en condenar la destitución de Zelaya. La ONU, a través del presidente de la Asamblea, Miguel D'Escoto, ha dicho que ninguna decisión será aceptada, salvo la restitución del cargo al presidente legítimo de Honduras.

La CNN no es el único caso, aunque sí uno de los menos disimulados en dar por bueno el golpe militar. Podíamos leer ayer en El País, por ejemplo, que el golpe militar se debía a que : “Zelaya pretendía reformar la Constitución para prolongar su mandato cuatro años más”. Luego hicieron una pequeña explicación del cierre de cadenas y emisoras como si fuera un mal menor y no un acto perpetrado por los militares. “La emisora progubernamental canal 8 ha llamado a los ciudadanos [...], hasta el momento de su cierre”. ¿Cerrada sola, o vía manu militari? ¿Y cómo que emisora progubernamental? Es el cadena oficial del Estado. ¿Por qué no definen del mismo modo a la cadena pública española TVE?

“Numerosas emisoras de radio también han interrumpido su programación, que ha sido sustituida por canciones populares, aunque la mayoría ya han recuperado la emisión”. ¿Qué mayoría? La Radio Globo Honduras denunciaba, antes de ser cerrada por los militares, que el 95% de los medios de comunicación en Honduras no transmitían ninguna información sobre el golpe de Estado . Hasta la BBC pedía a través de su página web , desde las primeras horas de la mañana de ayer, que quien se encontrara en Honduras contara lo que estaba pasando.

Cuidado con los medios de comunicación que fingen resignarse al golpe y aceptan a regañadientes a Micheletti como nuevo dirigente de Honduras. En España El Mundo habla ya del "nuevo presidente", y El País hace referencia "al nuevo Gobierno de Honduras encabezado por Roberto Micheletti" en un artículo donde parece justificar el toque de queda impuesto, dado que es para "garantizar el orden público".

Este golpe de Estado, y esto es lo peor, ya lo denunció el pasado viernes el presidente Manuel Zelaya, pero la mayor parte de la prensa hizo como si oyera llover. O sea, nada. En un programa de televisión, el presidente hondureño ya había avisado el viernes de lo que hoy a la mayoría pilla por sorpresa: “Ya se ha desencadenado un golpe de Estado en Honduras”.

Tampoco se generó ninguna inquietud cuando esa misma madrugada Zelaya se recluyó en la Casa Presidencial, rodeado apenas de sus ministros más cercanos, y cuando había pedido de urgencia una reunión con la Organización de Estados Americanos (OEA). Salvo El Mundo y algún otro periódico aislado, nadie consideró importante las señales de aviso de Zelaya, con el Ejército, el Congreso y la Corte Suprema en contra.

Ni siquiera la BBC consideró importante las advertencias del presidente hondureño. La denuncia del golpe de Estado que ya estaba en marcha se puede encontrar en el relleno de una noticia que lleva por titular: “Honduras, la consulta sigue adelante”. Que el dirigente de un país alarmara sobre un golpe militar era púramente anecdótico.

Vamos a esperar la evolución de los acontecimientos con los ojos muy abiertos y muy centrados en los medios de comunicación. Tenemos muy recientes los grandes titulares contra Irán de estos últimos días. Veamos si son capaces de mantener la misma presión contra el golpe de Estado en Honduras. Y por supuesto, de no legitimarlo ni con las palabras, ni con los hechos.

jueves, 25 de junio de 2009

Perlas de la televisión argentina

Vagando por los canales televisivos de Argentina, me encuentro en uno de ellos un panel de entrevistados que se disponen a hablar de política nacional. Ante las próximas elecciones legislativas de este domingo 28, se centran en la situación actual del país. Cuatro invitados: dos políticos que se presentan como candidatos a diputados, y los otros dos, opinadores, sin más. Visto que en vez de presentar a otro par de aspirantes que tuvieran que ver con los comicios llevaron a dos que en apariencia nada tenían que ver, atendí con curiosidad a lo que tenían que decir:

Habla Alberto Samid, empresario. Su intervención se puede resumir en su contestación a estas dos cuestiones:

- ¿Cuál es el problema de Argentina, el político o el económico? (Pregunta cerrada y tramposa, por cierto, de los dos periodistas que moderaban el debate. ¿Por qué hay que elegir entre una y otra opción? ¿Por qué encajonan la pregunta de modo que impide una contestación abierta?)

Respuesta de Samid: “A mi forma de ver, el problema de la Argentina no es ni político ni económico. El problema de la Argentina es la humedad”.

Pensaba que estaba bromeando. Pero no. Lo decía en serio. La humedad era el mayor problema de la nación, porque afecta varios aspectos de la vida.

Por si no había quedado claro que aquí no hay de qué preocuparse (salvo de la humedad), el magnate acudió a su experiencia personal: “Los que nos levantamos temprano todos los días vemos que el país funciona, gracias a Dios –aquí levantó la vista y las manos hacia el mencionado–, y podemos ver que hay trabajo”.

- ¿Qué nos hace falta (como país)?

- “El país está saliendo adelante. El país no es ni la hecatombe ni la panacea, yo estoy en medio”.

Ya. La pregunta es qué le hacía falta a Argentina. Pero está bien que entre tanto se sitúe. De hecho, podía haberse explayado un poquito más sobre sí mismo, en un afán por recordar y tener presente aquello que nos enseñaban en el colegio: tú, te, ti, contigo. Es un consuelo, al menos, frente a la falta de propuestas.

Los peor de los periodistas que “dirigían” el debate no es sólo que invitaran a divagar sobre el humo a personas que no tenían nada que decir, sino que admitieran por válida cualquier respuesta, de modo que convirtieron el programa en un espacio abierto para que cualquiera soltara lo que le viniera en gana.


Habla después, a grito pelado, Moisés Ikonikoff, ex funcionario del Gobierno de Menem.

“No tenemos un modelo productivo, sino un capitilismo de amigos. Van a sacar la mitad de TELECOM y se lo van a dar al señor Gutierrez. Éste es un modelo productivo (pero ¿no había dicho que no existía un momento antes?) que ha generado el rechazo de todos los sectores productivos”.

¿Todos? Cómo lo sabe?

“Según la Central de los Trabajadores en Argentina (CTA), el nivel de indigencia con respecto a 1998 se ha mutiplicado 100 veces más”.

Es decir: que si ahora hay 11 millones de pobres –de 41 millones de habitantes– ¿quiere decir que antes había sólo 110.00 personas en la indigencia? ¿Quizás esa cifra gloriosa se dio durante la época del Gobierno para la que trabajó, la que luego hizo estallar la crisis de 2001?.

Vaya. Tuvo el fallo de nombrar el informe al que se refería. Ni por asomo aparece eso de que la pobreza se multiplicó por 100.

A todo esto, los periodistas encargados del programa seguían sin abrir la boca. Ninguno fue capaz de pedir aclaraciones de lo que decían sus entrevistados.

“Estoy aterrado de lo que van a hacer con [el canal] Telefé", continuaba Ikonikoff, "de cómo se están apropiando personalmente de las empresas, estoy aterrado de este capitalismo de amigos que va a ser como el de Rusia”.

Lástima que no explicó como era el de aquel país. En ésas nos daba hasta una lección de historia.

martes, 23 de junio de 2009

Hambre en el mundo (23-06-2009 )

La humanidad alcanza por primera vez una cifra récord en hambruna: más de mil millones de personas están desnutridas en todo el mundo, lo que equivaldría a dos veces la población de toda América Latina.

sábado, 20 de junio de 2009

Pasión en crisis*

Este 15 de junio tuvo lugar en Sevilla una manifestación de ésas grandiosas, en donde se ve el centro de la ciudad española abarrotado con decenas de miles de personas. Entre 40.000 y 60.000 participaron en la concentración, según la prensa. Es inevitable detenerse y observar las fotografías en donde todas las vías están colmadas no ya de gente sino de un mismo deseo, una misma exhortación, un mismo reclamo. Tras los miles de puntitos de cada instantánea se adivina la presencia de innumerables sujetos que dejan su individualidad y forman juntos una muchedumbre que demuestra orgullosa su capacidad humana para unirse, identificarse, congregarse cuando algo les atañe.

Provoca incluso cierta emoción ver la fuerza inherente de una marcha semejante, y si uno llega a dejarse llevar por la ternura, hasta vienen al recuerdo las dulces palabras del escritor argentino Ernesto Sábato, que en una ocasión dijo: “Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil”.

Hasta aquí llega la admiración. La manifestación tenía el siguiente siguiente lema: “Por tu dignidad y tu futuro... Betis”. Su hinchada ha decidido mostrar su clamoroso rechazo contra el máximo accionista de este equipo de fútbol y no han necesitado muchos ánimos a la hora de lanzarse a las calles.

Algunos medios de comunicación se han referido a este glorioso día como el 15-J, que deberá ser recordado a la altura de otras fechas como el 11-S o el 11-M. Ahí estamos, en la vanguardia del progreso, que eleva una pasión futbolera a los más altos designios y la convierte un excelso testimonio del poder de las masas.

Quién iba a decir que el 15-J no iba a ser recordado por la encuesta que publicaba ese mismo día la Eurostat (la Oficina de Estadísticas de la UE). En ella se certifica la destrucción imparable de empleo en sus 27 países miembros revelando que 1.900.000 personas han perdido su puesto sólo en los tres primeros meses de este año. Así hemos llegado a la magnífica cantidad de casi 21 millones de desocupados en toda la Unión, y en donde España tiene un lugar privilegiado en lo que a pérdida de trabajo se refiere, sólo superado por Lituania.

Pero estos lituanos no deben confiarse. Estamos haciendo todos nuestros esfuerzos por llegar al primer puesto. El Betis habrá bajado a Segunda División, pero al menos en esto llevamos las de ganar. Ya hemos cogido carrerilla, visto que entre enero y marzo han pasado al paro 800.000 españoles. Muchos en Andalucía, una de las comunidades autónomas más castigadas. Allí ya han alcanzado el millón de desempleados. Todo es cuestión de tiempo.

Entre tanto las autoridades deben de sonreírse con semejante esperpento. Tenemos en Europa una crisis desbocada que en España da sus propios saltos incontrolados, y la gente se inventa su propio 15-J cargado de significado y de justicia social. Faltaba más.

He aquí la España de charanga y pandereta de Antonio Machado, hoy viva como nunca. Nos gustará muchísimo el fútbol, pero aquí nos están metiendo goles por todos los lados, y todavía no nos hemos dado cuenta.

*Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador)

lunes, 15 de junio de 2009

Radio

Desde hoy formo parte de un programa de actualidad informativa en Radio América (Argentina). Desde las 6:00 de la mañana hora porteña (08:00h GTM, 11:00h en España) y durante dos horas y media, la periodista Rosario Lufrano dirige este espacio que cuenta con diversos columnistas: de política nacional, de economía, de deportes, de espectáculos...
Y de internacional, a partir de ahora.

domingo, 14 de junio de 2009

Medicamentos sin control*

Los réditos que pueden alcanzar las industrias farmacéuticas han quedado de nuevo en evidencia ante la agitación inicial que causó el virus AH1N1 y el rápido protagonismo que adquirieron los dos medicamentos recomendados por la OMS: el Tamiflu (del laboratorio estadounidense Roche) y el Relenza (del británico GlaxoSmithKline). Pero éste es sólo uno de los casos más mediatizados. En Estados Unidos las multinacionales han aprovechado la permisividad de las autoridades para inundar el mercado con fármacos que además de innecesarios, son a veces peligrosos.
Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Sociología (ASA, por sus siglas en inglés), los estadounidenses están expuestos a los efectos secundarios de medicamentos que actualmente se comercializan y que han pasado inspecciones de dudosa fiabilidad. El sociólogo Donald Light, autor del informe, advierte de que los cambios en el sistema sanitario no han hecho otra cosa que aumentar la proporción de fármacos susceptibles de provocar riesgos de importancia.

La señal de alarma ya la daba hace años el Instituto de Medicina, que alertaba de que las Reacciones Adversas a las Drogas (conocidas como las ADR) constituyen la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos. El rechazo del organismo humano a determinadas sustancias puede ser provocado por motivos tan diversos como una dosificación errónea o la interacción de distintos medicamentos prescritos simultáneamente. Por eso las dos millones de reacciones adversas serias que se registran cada año en el país no son cosa para tomárselo a broma.
De este descontrol es en gran parte responsable la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA), que ha sido acusada de someterse a los criterios de las farmacéuticas para pagar a su propio personal. Este organismo autoriza los ensayos clínicos de los laboratorios que son cuanto menos sospechosos, dado que en su muestreo escogen a grupos de población diversos de aquellos a los que realmente va dirigido el medicamento. Además procuran dejar fuera del examen a personas mayores, a las de pocos recursos económicos, y por supuesto, a las que tienen problemas de salud.

La FDA no ha tomado medidas al respecto, como exigir a las farmacéuticas que incorporen advertencias de peligro en determinadas cajas o, sin más, que retiren ciertos productos. De este modo ha proliferado la venta de medicinas perniciosas sobre las que nada se previene. Sólo uno de cada siete nuevos medicamentos que se introducen en el mercado es mejor que los que ya existen, y lo que es aún más preocupante, dos de esos mismos siete fármacos provocan reacciones adversas de gravedad al paciente.

Resulta extraño, por ello, que uno de los mayores críticos de la FDA esté entre sus filas. Se llama David Graham y es responsable de la Oficina de Seguridad de Medicamentos. En 2004 muchos vieron peligrar su puesto de trabajo cuando testificó ante el Senado que su Agencia era incapaz de proteger a los consumidores de medicamentos peligrosos. Puso como ejemplo el Vioxx, del que había conseguido suspender su venta, pero que hasta aquel momento había causado casi 28.000 infartos mortales sólo en Estados Unidos.

Graham pidió la retirada de otros cinco fármacos: uno contra el colesterol que está prohibido en varios países europeos (Crestor), un adelgazante vedado en Italia (Meridia), uno contra el asma (Serevent), otro contra el acné (Accutane) y un analgésico (Bextra). Baste decir que desde entonces sólo este último ha sido suprimido.

Poca tranquilidad puede causar, entonces, el hecho de que los medicamentos nuevos que salen a la venta en Estados Unidos tengan dos veces más posibilidades de hacer daño que de brindar una mejora superior a la de los fármacos que ya están en circulación. Pero quizá estas denuncias hacen más visible el descontento. Más de 5.000 médicos firmaban recientemente una carta abierta en la que acusaban al Gobierno y a sus instituciones afines de someterse a los intereses de las multinacionales farmacéuticas. Consideran que el sistema de salud ha pasado a ser un negocio especulativo, y ellos no están dispuestos a entrar en el juego.

* Artículo escrito para el diario argentino Miradas al Sur


viernes, 5 de junio de 2009

Cábalas en el aire*

Con el desconcertante suceso de un avión desaparecido en su trayecto Rio de Janeiro-París, algunos canales de informativos no saben bien cómo abordar la noticia, pero mantienen la novedad en sus pantallas. No es fácil hablar de un asunto delicado cuando la noticia es que no hay noticia.

Es verdad que los pronósticos son de lo más desalentadores, así que los canales se entretienen, por ejemplo, en querer saber cómo están las víctimas –no hace falta echarle mucha imaginación–, en hacer elucubraciones basadas en nada, en agarrarse a la última novedad que habla de un fuego divisado desde las costas de Senegal, o en declaraciones que advierten que un avión de TAM, que hacía la ruta contraria, vio puntos anaranjados en el océano (¿y por qué se da a conocer esto 20 horas después de la desaparición de la aeronave? Y también dan cuenta de las nacionalidades de los pasajeros, que son nada menos que 24 diferentes –mientras que en España es importante la presencia de dos españoles en el avión, aquí se destaca la noticia de que en el vuelo había un argentino, que para más señas, era hijo de un conocido publicista.

Como no hay imágenes, y de eso vive la televisión, determinados programas se han dedicado a hacer reproducciones informáticas de qué habría podido pasar. De nuevo viviendo en la especulación. Y tienen la osadía de sacar un pequeño avión volando por un cielo nebuloso, que de repente es alcanzado por un rayo que lo atraviesa en dos. Toda una tranquilidad.

Por otra parte, para cubrir el tiempo sin dejar caer la noticia, ha sido muy recurrido consultar a especialistas que no tenían mucho que decir. Uno directamente comentaba: “No tengo ninguna respuesta para saber qué podría haber pasado”. Visto que no daba pie, se recurrió a la negativa: qué era probable que no hubiera ocurrido. Y curiosamente, este entendido de aviones descartó lo que más se comenta en los circuitos informativos, esto es, que el avión hubiera sido alcanzado por un rayo. El piloto descartaba esta hipótesis basándose en su experiencia: más de 12.000 horas de vuelo, en una carrera profesional que duraba ya 30 años, le habían convencido de que un rayo difícilmente puede tirar un avión abajo, sobre todo aquellos de última generación como es el caso del Airbus 330. Si no tiene un contacto a tierra, explicaba, el rayo se queda en la superficie, pudiendo dañar por lo general la estructura metálica, pero difícilmente nada más.

Y mientras uno atendía a la explicación de este experto, apareció en la parte inferior de la pantalla un letrero de aclaración que pudiera guiar al espectador sobre otras posibilidades del destino del vuelo AF447, ahora que la hipótesis del rayo parecía menos plausible: “¿Un atentado?”.

Convengamos en que cuando el periodista, en vez de limitarse a dar la información que tiene a mano, decide interpretarla, adornarla, darle maquillaje, modificarla hasta desvirtuar su esencia, está abusando del poder de la palabra que le ha sido concedido. Y si no, aquí van algunas perlas:


Preguntas y comentarios de periodistas en televisión

- “Suponiendo que el avión ha caído por donde señalan, ¿cuántos metros de profundidad puede haber?”
Claro, es la pregunta inteligente por excelencia. En pleno océano, ¿cuál debe ser la profundidad? ¿Existe acaso la ínfima posibilidad de que el avión hubiera podido aterrizar suavemente en la superficie líquida del Atlántico de modo que los pasajeros hubieran podido salir de la aeronave, y quién sabe, hacer pie?

- “Todos tenemos las imágenes de la serie estadounidense Lost, –que trata sobre un avión que aterriza de emergencia en una isla y sobre cómo los pasajeros hacen por sobrevivir en ella”. Una comparación muy a cuento para que la audiencia fantasee sobre la posibilidad de que el avión haya acabado en una isla desierta y ahora los supervivientes estén esperando a que los encuentren.

-“¿Qué le dirías a alguien que tendría miedo a subir en un avión? A mí no me gusta, lo reconozco” –dice el perioLista, como si sus apetencias nos tuvieran que servir de referencia.

- “Las personas que iban en el avión. ¿Sabrían que iban a morir?”

- “¿Es una zona complicada ésa donde desapareció el avión?” “No hay zonas complicadas –respondía a esta genialidad un competente en aviones – Cuando los pasajeros se asustan es cuando por lo general no pasa nada.
Comentario del periodista: “Ah, o sea que es la Ley de Murphy”.

- “Sin tener ni idea de lo que pasó, no puedo contestar las preguntas”, seguía diciendo con cierto malestar Enrique Piñeyro, piloto y cineasta argentino. “Hay que tener cierta conciencia sobre esto”.

Sin embargo el joven periodista encargado de la entrevista, además de interrumpir este razonamiento, seguía elucubraciones: “¿Pero es posible, quizá, una falla eléctrica?”.
Daba igual que Piñeyro se lo hubiera dicho mil veces. No era momento para mantener esta conversación.

El experto, por cierto, insistió en una de las cosas más inteligentes que he podido oír en este día: que no entiende por qué los medios se dedican a hacer divagaciones gratuitas cuando lo suyo sería dar un informe fáctico –de hechos– y esperar a resultados, que, dice, es lo se hacía antes. No se pueden elaborar hipótesis sobre un avión que todavía no se encontró. Según Piñeyro, los resultados preliminares pueden tardar un mes, y los definitivos no estarán hasta un año.

Demasiado tiempo para que ciertos medios de comunicación puedan esperar. Es ahora cuando se puede conmocionar a la audiencia, no importa cómo, ni sobre qué haya que pasar.

* Versión acortada en el diario público El Telégrafo (Ecuador)

Despidos indiscriminados y a voleo: la nueva política que impulsa el Gobierno de Argentina*

 No hubo una evaluación de su desempeño, ni un aviso de advertencia. Carolina Salvatore, una empleada de la Secretaría de Educación de Arge...