domingo, 16 de diciembre de 2012

Entrevista a Susana Trimarco: "Muchos funcionarios judiciales y políticos son cómplices de la trata de mujeres para la prostitución"

Susana Trimarco, con una foto de su hija. Detrás, imágenes de muchachas argentinas desaparecidas. LA NACIÓNUnas 60.000 mujeres son víctimas de la explotación sexual en Argentina, forzadas a ejercer la prostitución en al menos 8.000 prostíbulos diseminados por todo el territorio. Pero ninguna persona ha sido condenada hasta ahora por el delito de trata.

Con semejante escenario, Argentina aguardaba esta semana el desenlace de uno de los casos más emblemáticos sobre tráfico de personas que recuerde el país gracias a la lucha de una mujer, Susana Trimarco, que lleva más de una década buscando a su hija María de los Ángeles ("Marita") Verón, desaparecida el 3 de abril de 2002 en la provincia norteña de Tucumán cuando tenía 23 años.

La expectación social se transformó en conmoción y rabia cuando se dio a conocer el fallo judicial. El trío de magistrados encargado del caso absolvió por unanimidad a los 13 acusados, algunos ex policías, que habían sido imputados por el secuestro y explotación sexual de Marita Verón. Miles de personas salieron a manifestarse en varias ciudades del país, protestas que se volvieron violentas en Tucumán y en la capital argentina.

"No, no esperaba esa sentencia", reconoce a esta periodista Susana Trimarco, el rostro más visible en Argentina de la guerra contra la trata de personas. "¿Cómo iba a esperar semejante injusticia? Pero por cosas que fueron pasando en los diez meses que duró el juicio, se nota que el tribunal fue demasiado complaciente con los acusados", observa.

La sentencia de la Cámara Penal de Tucumán es el último varapalo de un sistema judicial que despierta toda su desconfianza. "Hace más de 10 años que vengo reclamando por mi hija, por que investiguen". Ahora emprenderá un juicio político contra los tres jueces. "Todavía no he escuchado sus fundamentos, pero para mí hay algo raro. He recibido cartas diciendo que los magistrados habían sido comprados por los acusados. Hay que investigar", sostiene.

Es testigo de esta lucha su nieta de 13 años, Micaela Sol, hija de Marita Verón. "Micaelita se ha criado durmiendo en un banco y en un rincón de la entrada de los tribunales esperando que me dieran una respuesta de cómo iba la investigación de mi hija", indica.

"En la actualidad se están tomando muchas medidas para perseguir el delito de trata de personas, desde el punto de vista de las fuerzas de seguridad y desde organismos judiciales", admite. "Pero todavía falta bastante por hacer, en particular en las investigaciones por parte de los fiscales, para que se desarticulen las redes delictivas y se condene a los tratantes".

Disfrazada de proxeneta


La "complicidad  de muchos funcionarios judiciales y políticos" con la explotación sexual, según sus propias palabras, ha intentado boicotear su búsqueda desde el principio. Trimarco contó durante el juicio cómo los obstáculos comenzaron en el mismo momento de interponer la denuncia en comisaría. Primero le indicaron que la denuncia debía presentarla el marido de Marita. "Después nos dicen que no tenían papel (...)

Después que no había cinta, que estaban las ruedas pinchadas, que no tenían nafta [gasolina]. Mi marido le hizo arreglar la rueda y les dio plata para la nafta, y asi logramos que se mueva la policía", contó por entonces.

Tras recibir una llamada anónima que la puso sobre la pista de las redes de trata, y consciente de que se movía en terreno peligroso, Trimarco decidió investigar por su cuenta. Se infiltró como supuesta proxeneta en cuatro prostíbulos y así conoció de primera mano aquel submundo del que pudo rescatar ,sólo en los primeros cuatro años, a 129 mujeres.

“Buscando a mi hija viajé a España y rescaté a muchas chicas en Burgos. Las redes de trata operan a nivel mundial y ningún país está libre” Mientras Trimarco intentaba dar con el paradero de Marita Verón, su caso empezó a recibir cierta atención pública. En 2007 constituyó una fundación que lleva el nombre de su hija, María de los Ángeles, y que hasta ahora ha salvado a más de 400 mujeres de las bandas de explotación sexual.

"En el camino que llevo andando en estos casi 11 años, descubrí este delito aberrante y no podía quedarme de brazos cruzados viendo cómo las víctimas sufrían la desprotección luego de ser rescatadas. Por eso creé la fundación, para darles asistencia integral. Desde hace cinco años seguimos por ese camino", concluye.

Trimarco ha sido víctima de dos intentos de asesinato y de varias amenazas de muerte. No han sido suficientes para detenerla. "Buscando a mi hija he viajado a España y he rescatado a muchas chicas en Burgos. Las redes de trata operan a nivel mundial y ningún país está libre de ella", advierte.

Redes sobre las víctimas


Según la Oficina de Rescate y Acompañamiento, organismo dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, más de 3500 víctimas han sido rescatadas en unos 1700 procedimientos judiciales desde la sanción de la Ley de Trata de Personas en 2008.

Luján Araujo, responsable de comunicación de la fundación que dirige Trimarco, destaca a Público que están a la espera de juicio más de 1.200 supuestos integrantes de redes de trata. "Argentina es un país federal, por lo que no están centralizadas las leyes y la Justicia. Al no estar capacitados todos los juzgados en los casos de trata, no se los juzga bajo ese delito", indica.

Entre los funcionarios judiciales y las fuerzas de seguridad hay además mucha resistencia para investigar,  "al margen de los esfuerzos del Ministerio de Seguridad y del Gobierno a capacitarse, a sensibilizarse, y a intervenir en el delito de trata de la manera correcta".

Araujo explica que existe un procedimiento sobre cómo asistir a las víctimas.  "Las fuerzas intervinientes a veces tratan a las víctimas como prostitutas en caso de explotación sexual, cuando hay un protocolo de cómo acercarse a las víctimas, que son amenazadas y entrenadas sobre lo que tienen que decir a la hora de ser interrogadas por las autoridades".
Las mujeres son secuestradas en las regiones norteñas más pobres y llevadas a las ricas del centro y el oesteLas provincias del norte de Argentina --Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Salta, Jujuy--, más vulnerables económicamente, son las llamadas "regiones de origen", de donde provienen la mayoría de las mujeres sometidas a las redes de trata.

Las provincias de destino, en cambio, son las más desarrolladas económicamente: Buenos Aires, Córdoba y Mendoza  (centro y oeste del país), "y el cordón petrolero en la Patagonia [en el sur] donde están los trabajadores de petróleo con alto poder adquisitivo", aclara la portavoz de la fundación, que se financia con fondos públicos y privados. 

La organización Casa del Encuentro estima que todavía existen en Argentina más de 700 mujeres y niñas desaparecidas víctimas de las mafias de trata.

Despertar político


El caso de Marita Verón ha levantado un revuelo de tal magnitud que sobre el caso se pronunció hasta la presidenta Cristina Fernández, cuando la Justicia acaba de decretar la constitucionalidad de la Ley de Medios impulsada por su Gobierno pese a la oposición de Clarín, el mayor grupo mediático del país.

La mandataria salió a rechazar "el divorcio entre la sociedad y la Justicia" y a pedir la "democratización" de esta última. Luego ordenó agilizar en la Cámara de Diputados una modificación a la Ley de Trata de 2008 que ha estado frenada un año y medio, cuando en el Senado había sido aprobada en 2011.

Este miércoles se prevé la sanción definitiva de un proyecto que entre otros aspectos, castiga con penas de cuatro a seis años de cárcel al proxeneta o al que "promueva o facilite la prostitución de una persona". En caso de víctimas menores de edad, los castigos serán de 10 a 15 años de prisión. 


sábado, 1 de diciembre de 2012

Las cinco frases del hombre "más importante" de Medio Oriente

 La revista estadounidense Time seleccionó a Mohamed Mursi como el personaje más influyente del mundo árabe, el presidente egipcio que afronta la mayor crisis de legitimidad desde que asumiera su cargo el pasado junio.



"No me gusta que la gente diga en mi país: 'Estados Unidos está contra nosotros'"

"...porque sé que los estadounidenses son distintos respecto a esas posiciones que se han mantenido durante largo tiempo –los dobles estándares”.

En la entrevista que ha concedido en exclusiva a Time, el presidente de Egipto Mohamed Mursi habló en buenos términos del país que gobierna Barack Obama. El hombre más importante de Medio Oriente -según la revista estadounidense- recordó el dicho estadounidense “Somos una nación de naciones” y sostuvo que el gigante norteamericano ha conseguido llegar a eso de alguna manera, “aunque en lo internacional haya otras cosas”:

Mursi dice que comienza una nueva era, “basada en relaciones equilibradas y de beneficios mutuos que deben ser respetados desde todos los lados”. El mundo árabe, el islámico, la Unión Europea, África, Rusia y China son actores que ahora confluyen en “una competición muy muy difícil”.


“Socialmente no podemos ser iguales. Culturalmente tampoco”

Lo que no significa que sea imposible la cooperación y la integración, en palabras del presidente egipcio. Pero Mohamed Mursi muestra mayor énfasis a la hora de hablar de la economía, que “no es equilibrada en el mundo”.

“Por un lado están los productos primarios y por el otro, la tecnología y los productos elaborados gracias, en parte, a la aplicación de la ciencia". Mursi subraya que hay una gran diferencia de precio entre los bienes primarios y lo que luego se obtiene de su producción y su venta, “haciendo que los pobres sean más pobres y los ricos, más ricos”.

Por eso él quiere hacer una diferencia en la economía, no sólo en la política. Y cree que los líderes políticos tienen, al respecto, una gran responsabilidad para hacer que los seres humanos puedan vivir juntos. Conseguir, en suma, “cierto balance”. Aunque luego “socialmente no podemos ser iguales, nunca. Y culturalmente tampoco”.

“El precio del desarrollo es mucho, mucho más barato que la guerra”

Mursi admite que tiene por delante un gran desafío en Egipto y que hay fuerzas que tratan de “ir hacia atrás, sin duda”.  Se ha visto en Túnez, en Libia, y ahora en Siria. “Esta región debería tener la oportunidad de desarrollarse. Y el precio a pagar es mucho más barato que la guerra”, asegura Mursi. “La gente está buscando mejorar su situación y tener mejores vidas para sus hijos y nietos. (…) La gente se ha dado cuenta de que la libertad es mejor que la dictadura”.

Lo cual lleva tiempo. Mursi confía en la democracia como forma de organización social y considera que los egipcios están preparados para vivir en ella. “Tenemos recursos. Tenemos potencial. Tenemos una población única. Estamos en camino, aunque no sea fácil”.


“Los hermanos Musulmanes son una organización democrática”

 



Ésta fue la respuesta directa de Mursi a una de las pocas preguntas que le realizó Time sobre el movimiento islamista del que él procede. El presidente egipcio defiende esta estructura política, que goza de un gran apoyo social, que es la más antigua e importante de Egipto y del mundo árabe. “Las creencias islámicas respetan la libertad de cada uno, la libertad de creencia, la libertad de expresión, la igualdad, la estabilidad, los derechos humanos”, afirma. “Esto sucede no sólo en Estados Unidos”.

Al reflexionar sobre la antigüedad de un país como el suyo, el presidente sostiene que la Constitución del país (la única que se estableció) es arcaica -de 1923- y que es consciente de que ahora se dirigen hacia una estabilidad, pero que ésta no llegará a no ser que tengan “libertad, democracia y derechos para todos –para mujeres y para hombres, y para musulmanes y cristianos”.


“Veo más cosas de las que ven mis compatriotas”


Es una de las últimas frases de la entrevista. Por primera vez, el presidente se refiere a las multitudinarias manifestaciones que han sacudido su Gobierno desde que asumiera su cargo en junio de este año, y al decreto que aprobó para blindar sus poderes ante el Poder Judicial, cuando ya tiene en sí el Poder Ejecutivo y el Legislativo -dado que la Junta Militar que gobernó en la transición desde la caída de Hosni Mubarak suprimió la Asamblea dos días antes de las elecciones presidenciales.


Mursi dice que están aprendiendo. “Estamos aprendiendo a debatir, a diferir, a ser mayoría y minoría –cuando lo que ahora hay, según él, es mayoría y oposición-”. El presidente sostiene que es muy malo no tener actualmente ni Parlamento ni Constitución, y que él quiere terminar ya con el proceso que los conduzca a eso.

Pero mientras tanto, a falta de una Carta Magna, él es el responsable “de emitir leyes, lo que es una gran responsabilidad”. Sobre el decreto, asegura que no lo quiere usar “a no ser que tenga que hacerlo”.

Y con relación a las últimas manifestaciones que han colapsado la plaza Tahrir en El Cairo, dice que son algo positivo, “pero que la violencia no”, una violencia que él relaciona con el remanente del antiguo régimen que representaba Mubarak.

Mursi dice que sólo lleva cinco meses en el poder, y no 30 años, como su antecesor. Y subraya una vez más que la gente tiene derecho a manifestarse, pero que no dará marcha atrás. “Es mi responsabilidad. Veo más cosas que ellos”, dice. “Y creo que el 80% o 90% de la población egipcia está de acuerdo con lo que he hecho".


* Artículo publicado el 29 de noviembre de 2012 en Infobae América

Despidos indiscriminados y a voleo: la nueva política que impulsa el Gobierno de Argentina*

 No hubo una evaluación de su desempeño, ni un aviso de advertencia. Carolina Salvatore, una empleada de la Secretaría de Educación de Arge...