viernes, 31 de mayo de 2013

Entrevista a Garzón: “La situación judicial en España es muy peligrosa”



Baltasar Garzón.En una entrevista en exclusiva, el juez Baltasar Garzón se refirió a la causa de investigación abierta en Argentina por los crímenes franquistas, y a los retos de la Justicia ante la crisis en España. El exmagistrado de la Audiencia Nacional encaró también aspectos controvertidos de su trayectoria profesional, y además expuso su visión de lo que significa participar en política.


-        ¿Cómo fue su intervención ante el juzgado que instruye la causa sobre los crímenes del franquismo?

-        Comparecí no sólo porque soy funcionario argentino en ejercicio, sino también por el deber de colaboración con la Justicia. Expuse cómo está la situación en España, y afirmé que no hay ninguna investigación sobre los crímenes franquistas, salvo una de la Audiencia de Barcelona en relación a un ataque de la aviación italiana considerado como crimen de guerra. Hay otra causa sobre niños sustraídos en clínicas pero que no incluye a los 30.000 niños que fueron robados a sus familias republicanas y dados en adopción. Por supuesto, tampoco se está indagando sobre los desaparecidos, que constituyeron el núcleo principal de la investigación que yo mismo inicié en España.

-        ¿Qué trascendencia puede tener este proceso abierto en Argentina?

-        Es de una importancia absoluta porque es el último reducto que le queda a las víctimas del franquismo, una vez que el Tribunal Supremo cerró toda posibilidad de investigar esos crímenes en marzo de 2012. La prueba es que las acciones posteriores en los juzgados no han llegado a ningún término. Me han dicho las víctimas que los jueces ni siquiera se personan en las exhumaciones. 

-        ¿No están obligados a presentarse?

-        Según ellos, en algún caso no. Sé lo que me cuentan las víctimas, que ya no se produce ni siquiera esa presencia.

-        ¿Cómo va evolucionando la causa en Argentina?

-        Tienen dificultades porque la documentación española tarda en llegar. También tienen pendiente la declaración de varias víctimas en España, que ya ha sido intentada en dos ocasiones, pero este lunes me comunicaron que la declaración de las víctimas ha quedado por fin desbloqueada. No le podría decir en qué plazo puede haber una resolución, pero sin lugar a dudas tiene que haberla. Sobre todo después de mi comparecencia, se puso de manifiesto que el juzgado de Argentina tiene que tomar una decisión.

-        ¿Ya se han confirmado las videoconferencias de las víctimas que están en España con la jueza María Servini de Cubría, que instruye el caso?

-        Eso se me dijo tras mi intervención: que había luz verde para practicar esas declaraciones en el consulado argentino en España.



-        He tenido la suerte de estar al frente de importantes investigaciones, y eso me ha permitido contribuir en la defensa de las víctimas de forma universal. Los casos de Argentina y de Chile me cambiaron la vida por un contacto con las víctimas que fue intenso y permanente. Haber tenido la oportunidad de investigar el franquismo, o intentar hacerlo, aun cuando me haya traído tantos quebraderos de cabeza, me ha permitido ayudar a las víctimas. También he estado cerca de ellas al contribuir a la lucha contra el terrorismo de España durante 24 años, a la lucha contra ETA y otras organizaciones terroristas.
-      ¿Cree que las autoridades españolas están intentando obstruir la investigación argentina?

-        Está claro que se suspendieron las comparecencias. Se publicó que había alguna obstaculización pero no está claro que haya sido así. En todo caso, la prueba del algodón llegará cuando tengan que contestar una petición de cooperación judicial internacional o cuando se les pida apoyo para realizar esas diligencias. Si no hay incidencia, podremos decir que no están colaborando. No tendrían que tener ningún inconveniente porque las investigaciones en España están cerradas.

-        Dadas las dificultades que usted tuvo para investigar los crímenes franquistas en España, ¿no considera que las autoridades españolas intentarán impedir la de aquí se lleva a cabo?
-        Espero que no. En todo caso, no tienen vía para hacerlo porque el consulado y la embajada son territorio argentino.

-        Pero el embajador argentino de Madrid llegó a pedir a la jueza que suspendiera las videoconferencias.

-        Desconozco cuál fue la razón de esa suspensión. No me consta que fueran autoridades españolas. Sí me consta esa declaración del embajador con la jueza. Y también me consta que él acaba de informar de que ya no hay obstáculo para realizar esas diligencias.

Investigar en España

-        ¿Cree que en España será posible algún día juzgar el franquismo?

-        ¿Penalmente?

-        .

Baltasar Garzón, el pasado lunes 27 de mayo de 2013, durante una rueda de prensa en la sede del Archivo Nacional de la Memoria en Buenos Aires.-        No creo. El Tribunal Supremo ha sido brutalmente claro. La aspiración en este momento debe ser la de formar una comisión de la verdad. Cuanto más pronto mejor, porque las víctimas directas están falleciendo y se nos acaba el tiempo. En el ámbito civil, serían necesarias iniciativas de reclamación, reparación e indemnizaciones, y en el ámbito contencioso administrativo, la aplicación y desarrollo de la Ley de Memoria Histórica, que cita la posibilidad de otro tipo de acciones judiciales. Por tanto, si la opción penal está cerrada en España, tenemos que esperar a lo que suceda en Argentina. En el Tribunal Europeo de Derechos humanos han rechazado algunas iniciativas en ese sentido, pero siempre puede haber una decisión política para que se abra esa posibilidad a través de la ley correspondiente.

-        ¿Es probable esa decisión política?

-        No, falta absoluta voluntad. Los responsables y la clase política española no quieren ni oír hablar de eso. El PP no votó a favor de la así llamada Ley de Memoria Histórica. En el ámbito de la comisión de la verdad estamos trabajando para que en su momento esa ley sea posible. Es necesaria. Ahí los ciudadanos pueden conseguir el impulso legislativo a través de la acumulación de 500.000 firmas. Y si no, hay otros mecanismos a través de comisiones en las comunidades autónomas o con fórmulas de justicia transicional y restaurativa, que son las que se están intentando.

-        Pongamos que se reúnen ese medio millón de firmas.

-        La respuesta en este momento del Parlamento sería “no”. Pero como esperamos no sólo 500.000 firmas, sino muchas más, algún partido político tendría que asumir ese compromiso. Y en todo caso, los ciudadanos podemos y tenemos la obligación de que eso se produzca.

-        ¿Cree que en España podría suceder lo que ocurrió aquí en Argentina, en donde se están juzgando los crímenes de su propia dictadura (1976-1983)?

-        Nunca se podría decir que no pueda suceder, pero la situación es diferente. Hay mucho más tiempo de por medio, hay menos fuerzas del movimiento asociativo y de derechos humanos. Pero la voluntad de la Justicia puede ser obtenida como en su momento se obtuvo aquí. Después de que España iniciara esas investigaciones sobre la dictadura argentina, cuando aquí no se podía hacer, es verdad que hubo un impulso político de Néstor Kirchner a través del poder ejecutivo que fue seguido por el legislativo y finalmente por el judicial, declarando la nulidad de las leyes de impunidad. 

-        ¿En España se puede producir esa evolución?

-        Yo espero que sí. Los movimientos de víctimas y organismos de derechos humanos estamos haciendo lo imposible por motivar la voluntad de quienes tienen que tomar esa decisión, y hay fórmulas para conseguirlo, y hay políticos que están comprometidos con eso y tienen que demostrarlo. A partir de ahí, si la opción es proponer una ley, apoyemos a aquellos que desde la política están diciendo que lo van a hacer. 

-        ¿Como quiénes?

-        Hay movimientos sociales, plataformas y algún partidos que están posicionados, como Izquierda Unida, Izquierda Abierta, y Equo. Los grandes partidos, desde luego, no. Pero eso es un problema para todos y sobre todo, un problema de conciencia para ellos, porque el planteamiento sobre la transición se quedó viejo, y se ha demostrado que no ha sido bueno en muchos ámbitos. 

-        ¿En el de la impunidad, por ejemplo?

-        En ese aspecto ha sido nefasta, porque ha demostrado que queda abierta esa herida, un abismo derivado de las acciones delictivas del propio sistema del régimen franquista al que nunca se le ha dado respuesta. Nadie ha pedido perdón en España desde los ámbitos oficiales. Nadie se ha preocupado del amparo de las víctimas hasta la ley de 2006 [de la Memoria Histórica] en la medida en que lo hace. Nadie ha propiciado la acción de la Justicia. La ley de Amnistía ni siquiera se ocupó de este tema. Hay un déficit social e institucional muy importante y las víctimas han tenido máximas dificultades, exceptuando el apoyo de algunas comunidades autónomas y a nivel local. Esto parece inverosímil después de tantos años. Todavía hay gente, más de 70 años después, cuyo comentario más favorable es “están bien muertos, están bien enterrados, y no nos interesa”. Eso es muy duro para las víctimas.

-        ¿Fue buena la Ley de Amnistía de 1977?

-        Fue buena para los casos en los que se pensó. Pero para los crímenes franquistas no se pensó en ningún momento, ni se debatió, ni se discutió.

-        ¿Fue buena como instrumento de engranaje para la transición?

-        La Ley de Amnistía fue para las víctimas, no para los victimarios, salvo para algunos en el ámbito del terrorismo. El resto eran líderes sindicales y políticos que habían sido condenados por el Tribunal de Orden Público. ¿A qué general, político o personaje de una organización paramilitar se le aplicó esa ley? A ninguno. Ni se planteó. No deja de ser un sarcarmo que se diga que hay una Ley de Amnistía en España.

-        ¿Podría llegar a ser declarada insconstitucional?

-        Creo que no. La Ley de Amnistía no obstaculiza la investigación de los crímenes franquistas porque ninguna normativa, y la jurisprudencia nacional e internacional es muy clara al respecto, puede aplicarse a crímenes de lesa humanidad, de genocidio o de crímenes de guerra. Una de las últimas sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos referida a las masacres del Mozote en El Salvador, de diciembre de 2012, es absolutamente clara. Dice: “una ley de amnistía no puede impedir la investigación efectiva de los hechos”. Es un derecho absoluto de las víctimas. Por eso la Ley de Amnistía española no es incompatible, porque además los crímenes se siguieron cometiendo como delitos permanentes. No fue así interpretado por el Tribunal Supremo, habida cuenta de que me abrieron un procedimiento penal, me imputaron, me sometieron a juicio oral y luego me absolvieron, como era evidente. A lo mejor había que preguntarse por qué razón se inició ese procedimiento, se avanzó con toda clase de irregularidades en la instrucción con el juez Luciano Varela, hasta que finalmente llegó la absolución.

-        ¿Valió para algo?

-        Sí, para algo fundamental. Para que por una vez, y ante el Tribunal Supremo, las víctimas tuvieran voz y le dijeran a un tribunal judicial lo que había pasado con sus seres queridos, y así hablaran de la represión y de los crímenes de los que habían sido objeto. El proceso también sirvió para escenificar la impunidad.

-        ¿Esperaba, entonces, su absolución en la causa que le abrieron por investigar el franquismo?

-        Era evidente. No había ningún motivo para la condena, como tampoco la hubo para el caso Gürtel.

-        ¿La condena en esa causa no la esperaba?

-        Ésa sí. Por eso se antepusieron los juicios, se cambiaron, se retrasaron. Todo estaba perfectamente adecuado para lo que tenía que suceder. Se creó el delito para la condena. En el caso del franquismo, era demasiado brutal que hubiera una condena para quien había intentado investigarlo.

-        ¿Se utilizó el caso Gürtel de tapadera?

-        No. Hubo tres causas sincronizadas, actuando como una especie de orquesta bien armonizada, con espacios,  silencios, avances, adelantos. Creo que la mejor muestra es lo que aconteció, y ahí está todo dicho. En el momento en el que me condenaron en la causa Gürtel, el 9 de febrero de 2012, se archivó la causa que me abrieron por las conferencias en Estados Unidos, y me absolvieron en la del franquismo. 

-        En el último programa televisivo de Salvados, el juez Javier Gómez Bermúez dijo que consideraba su condena justa, pero que al mismo tiempo lo habría indultado. ¿Cuál es su opinión?

-        Es una afirmación que él sabrá por qué la hace, pero de todo lo que ocurrió en ese caso y a la vista del juicio que se celebró, no se puede hablar de justicia en una condena cuando se prescindió de todo el contenido del juicio oral y cuando se creó un delito inexistente en España. No es que yo quiera que se extienda a otros, pero mis medidas fueron ratificadas por el juez que me sustituyó, y ampliadas. Sin embargo, nadie le abrió un procedimiento. Y los fiscales fueron contestes conmigo y pidieron la continuación del proceso, y tampoco fueron molestados. ¿Por qué a mí? ¿Por qué, cuando se habían adoptado todas las medidas para proteger, y por qué el material que se obtuvo ni siquiera se utilizó? Espero que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pueda decir algo. 

-        ¿Y en cuanto a su comentario sobre el indulto?

-        La organización Medel, que aglutina a 15.000 jueces y fiscales en toda Europa, pidió mi indulto hace ya casi un año, pero el trámite está paralizado en el Ministerio de Justicia. Tampoco me preocupa demasiado, porque mi trabajo lo sigo haciendo en el área de los derechos humanos. Si Gómez Bermúdez opina que se tiene que conceder el indulto, es su opinión. Yo no me siento necesitado de él porque no tengo conciencia de haber cometido un hecho delictivo.

-        ¿Qué opina de este juez?

-        Me merece el máximo respeto. Que tengamos posiciones discrepantes en algún punto no quiere decir que no le reconozca como profesional de la Justicia. La labor que hizo en el juicio de los atentados terroristas del 11-M fue muy meritorio.

-        ¿Y cuál es su parecer sobre Fernando Grande-Marlaska, actual presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional?

-        Lo mismo, es un buen profesional. Mi relación con él es correcta.


Los desafíos de la Justicia española

-        ¿Cree que la judicatura en España es una de las instituciones más limpias del país?

-        Creo que es una institución en la que la independencia está bien arraigada, pero que debe de cambiar en muchas de sus estructuras. Debemos avanzar hacia un sistema en el que el fiscal sea el que dirija la investigación en el ámbito penal. Debe cambiarse el modelo del Consejo del Poder Judicial. Debe haber más participación de los ciudadanos en el mismo y en el control y dirección de la Justicia. Más transparencia, más gestión desde fuera de la gestión judicial, rendición de cuentas, consejos de participación ciudadanos, implicación de estos en la lucha contra la corrupción, y todo ello en un poder judicial cuya independencia e imparcialidad esté garantizada.

-        ¿Cuál es el mayor problema de la Justicia en España en este contexto de crisis?

-        Que no se dispone de los medios necesarios y de la voluntad para combatir la criminalidad económica y la corrupción. Y que algunas formaciones políticas ejercen demasiada presión contra algunos jueces que están investigando la corrupción. Es muy peligrosa la situación en España, porque los jueces tienen que tener garantizada su independencia, y los fiscales, la posibilidad de actuar. Cuando desde el Gobierno o desde una formación política se incide permanentemente en escrachar a los jueces o fiscales que investigan la corrupción, se hace muy difícil. 

-        ¿Su caso es un ejemplo?

-        Cuando se inició la investigación de Gürtel, todo el PP y los círculos mediáticos de su entorno salieron en tromba contra mí. Luego ha habido declaraciones que demuestran que se intentó hacer lo mismo con el juez siguiente, y el fiscal del caso Arena dijo públicamente ante el tribunal que juzgaba ese caso que el PP estaba presionando a los fiscales que investigaban los casos de corrupción. Lo grave es que no se proteja la independencia de los jueces para investigar esos temas, porque ello impide la regeneración del propio sistema democrático, sobre todo cuando se refiere a casos de corrupción política. A eso se suma la investigación en el ámbito económico y financiero que afecta a entidades bancarias, y a temas específicos como las acciones preferentes. La respuesta de los ciudadanos tiene que ser inmediata y eficaz, porque el perjuicio es irreparable.

-        ¿La Justicia tiene ahora más frentes abiertos de los que puede cubrir?

-        Cuando la crisis económica aflora, y se ven actividades que exceden lo que es legal, y productos financieros que son posibles estafas o delitos societarios, la Justicia tiene que responder. Y si no lo hiciera, sería muy grave. Más cuando el mecanismo diseñado ante las hipotecas no establece ningún sistema de protección de los afectados, cuando ves que los desahucios injustos, aunque pueden ser formalmente legales, no reciben ningún tratamiento por parte de la clase política y tiene que haber varios suicidios para que se pongan en marcha esos mecanismos. La gente empieza a preguntarse entonces qué hacen las instituciones que, atentas a la formalidad y a sus propios problemas, no protegen a los ciudadanos. Se presentan muchos recursos ante la Justicia porque están fallando otros ámbitos en ese equilibrio de poderes. Al acudir a los jueces de forma masiva, se pueden bloquear los procedimientos. Si a ello le añades la presión mediática, institucional y de corporaciones que pueden verse afectadas, la situación es bastante peligrosa.

-        ¿Cómo se ejerce esa presión?

-        Habría que preguntarle a ellos. Otra cosa es que tú te dejes presionar. Pero no es algo difícil de comprobar: sistemáticos ataques sin ningún fundamento a jueces y fiscales que están investigando; permanentes acusaciones contra los mismos. Las descalificaciones de las investigaciones hace que los jueces y fiscales se sientan presionados como personas humanas que son. Hay una obligación proteger esa esfera, y las instituciones tienen la obligación de respetar y de propiciar esas investigaciones. No pueden partir de decir: “esto no tiene nada que ver con nosotros, esto es muy liviano” o “estos papeles no valen porque son fotocopias”. Tiene que haber una actitud proactiva. Si hay una acusación muy fuerte, como es en el caso Gürtel, lo que hay que hacer es colaborar al máximo.

-        ¿Debemos esperar la ayuda de la UE?
 
-        El Tribunal de Justicia de Luxemburgo emitió una resolución en la que hacía referencia, tras un recurso interpuesto por un juez de Barcelona, a que no estaba garantizado el derecho de defensa ante los desahucios, y exigía que fuera así. También ayuda la posición de los jueces de El País Vasco y de otros lugares. Esa actitud más abierta y masiva de los jueces ha conseguido que se defienda lo que es un clarísimo atropello a las personas y a la dignidad humana mediante unas escrituras de hipotecas que son leoninas y unos interesas abusivos que se concretan en la pérdida del bien y en la persecución de la persona incluso después de la pérdida de ese bien. Ahí la Justicia ha intervenido, como también en las preferentes. Son muchos miles de millones de euros los que se han volatilizado.


Intervención política


-        Una de las soluciones que ha mencionado es la de incidir en la política.

-        Los partidos políticos tienen que tener claro que aunque les afecte, como estructura tienen que estar a favor de las investigaciones y no de su obstaculización. Son personas jurídicas especiales que tienen un plus de transmisión ética hacia los ciudadanos porque los representan. No pueden ser oscuros, tienen que ser abiertos aunque alguno de sus representantes pueda estar implicado. Si eso no se hace así, todo se desnaturaliza.

-        ¿Hay algún partido político con el que se sienta más afín?

-        No, yo siempre he sido independiente. Mi ideología se enmarca en el marco de la izquierda progresista que aboga por un Estado de bienestar, por un nuevo enfoque en la distribución de la riqueza, por la desaparición de tantas diferencias sociales, por una mayor participación directa de los ciudadanos en la política, por el control de las instituciones, por su transparencia, por un contrato electoral claro de los políticos con los ciudadanos, y por una verticalidad mucho más directa del ciudadano con los partidos.

-        ¿Qué partido se acercaría más a eso?

-        Hay más iniciativas en el área de la plataforma de la izquierda que en el centro derecha. Se puede conseguir una posición muy abierta en la que se integren ideologías progresistas. Hay que prestar mucha atención a la propia estructuración social de los movimientos que se están produciendo, sobre todo después del 15-M, en España y en el mundo. Hay formas diferentes de hacer política pero es necesario que se produzcan y que la gente se comprometa.

-        ¿Usted se presentaría en la lista de algún partido?

-        No, la participación política no implica ir las listas. Ése es uno de los paradigmas que hay que quebrantar. En España se dice “participo en política” y la pregunta a continuación es: “¿y con qué partido vas, en qué posición, en qué lista?” No voy en ninguna, sólo quiero que las cosas cambien. Hay mucha gente que como yo piensa que ya es el momento, y que ya está bien.

-        Así que no se metería en una lista.

-        No. Puedo apoyar algunas opciones. Quien haga ese contrato electoral con los ciudadanos, tenga un decálogo y unas posiciones establecidas, y se comprometa de forma activa firmándolo con los ciudadanos, sí, contará con mi ayuda y con la de muchos otros. Se sorprendería de cuánta gente hay.

-        ¿Por qué llegó a incorporarse al PSOE entre 1993 y 1994?

-        Me incorporé como independiente a las listas del PSOE. Nunca tuve el carnet de ningún partido, ni lo voy a tener. Mi compromiso fue claro con el ex presidente Felipe González y con los ciudadanos. Yo me creo los programas electorales y las promesas que se hacen durante la campaña electoral. Eso es lo que procuré cumplir cuando estuve. Cuando no fue posible, presenté mi dimisión expresando por qué razón no podía continuar. Se me pidió seguir porque ya mejoraría la situación, pero dije que no, porque si no se puede o no se quiere cumplir con los ciudadanos hay que reconocerlo, y que sea otro el que tome el testigo y siga adelante. Ya sabe que después se contaron muchas historias, pero la prueba es que hoy no estoy en ningún partido ni tengo aspiración a ningún cargo. Lo que hay que defender son las ideas y transmitir a quienes quieran seguirlas esa posición. Además, las luchas internas y cuchilladas que se pegan unos a otros no me interesan. Eso no es política, aunque sea la que muchos practican porque creen que es la única que se puede practicar.

-        Al respecto, el ex vicepresidente Alfonso Guerra acaba de publicar el tercer tomo de sus memorias y le ha acusado de pedir en aquella época su sueldo en negro.

-        Recuerdo que cuando nos incorporarnos el juez Ventura Pérez Mariño y yo por fuera de las estructuras del PSOE, el partido nos facilitó una oficina electoral que estaba cerca de la calle Ávila en Madrid, y nos dio una cantidad para gastos electorales que creo recordar eran unas 300.000-400.000 pesetas. Con eso estuvimos trabajando en la campaña electoral. En 1995 salió alguna información contra mí, al hilo de la investigación de los GAL, sobre que se habían cobrado fondos reservados. Lo que hice en ese momento fue denunciar esos hechos ante el Fiscal General del Estado para que los investigara, por si eran hechos delictivos, para que procediera contra quienes hubieran usado esos fondos o cualesquiera otros. Me temo que esa parte no va a aparecer en el libro del señor Guerra, lo que deja mucho que desear. Yo hablo con documentos y no con diarrea mental, como algunos hacen.


Retrospectiva de una trayectoria

-        ¿De qué aspecto de su carrera se siente más orgulloso?

Baltasar Garzón posa después de la entrevista.-        De haber sido coherente con mis posiciones y mis convicciones. Siempre he entendido la profesión judicial como una entrega y de servicio público a los ciudadanos, y también como una defensa clara a las víctimas. He procurado aplicar la Justicia por y para el pueblo. Puede parecer una afirmación muy elemental, pero a veces lo más elemental es lo real. Yo me he creído que el juez tiene la obligación de proteger a los ciudadanos y dar todo lo que tiene de sí. Por tanto, sí me considero satisfecho de mi profesión en todos los ámbitos.

-        ¿En alguno en particular?


-        Sobre las críticas que recibió desde algunos ámbitos vascos por su actuación en ese sentido, ¿cómo lo juzga ahora?

-        Lo tengo muy claro y lo dejé expresado en mis resoluciones, las cuales pueden ser acertadas o no. En todo caso, están los tribunales para confirmarlas o revocarlas. Siempre busqué la investigación de un delito, no de un entorno que no tuviera nada que ver ni con una ideología ni con una tendencia. 

-        ¿Por qué ordenó el cierre del diario Egin?

-        Fue con base a unos indicios sólidos desde mi punto de vista, como después se comprobó. La extensión que se dice al ataque de la cultura vasca yo no la veo, porque se investigó el entorno en tanto formaba parte integrante de la misma estructura de ETA. No se me ocurrió indagar a Bildu o a otras estructuras que después el Tribunal Constitucional dijo que no tenían nada que ver. Cuando tuve que investigar a Batasuna, lo hice porque había elementos claramente establecidos que la vinculaban como parte integrante de ETA, y lo mismo con Acción Nacionalista Vasca (ANV). Así ha sido reconocido por el Tribunal Superior y por el Tribunal de Estrasburgo. Hubo prudencia, aunque si lo sometes a consideración de los afectados, muchos de ellos discreparán.

-        ¿Hay algún aspecto de su trayectoria del que se sienta menos orgulloso?

-        De las veces que me haya podido equivocar, produciendo perjuicio a las personas. 

-        ¿Algo en concreto?

-        No, lo digo en carácter general, porque las medidas que he tomado siempre he procurado que fueran prudentes y racionalmente defendibles y condenadas. Ha habido ocasiones en que después mi decisión no ha sido confirmada por un tribunal superior y ese perjuicio que se ha podido producir a mí me afecta, porque es un tiempo y son unas condiciones que han podido causar daños. De eso no me puedo sentir contento.

-        ¿Querría volver a ejercer como juez en España tras los 11 años de inhabilitación a los que fue condenado?

-        Yo sigo siendo juez, siempre he querido serlo. Cuando llegue ese momento, tomaré posesión. Otra cosa es que siga ejerciendo.


* Entrevista publicada el 30 de mayo en tres partes en el diario español Público.

martes, 28 de mayo de 2013

Garzón defiende en Argentina la causa del franquismo


Garzón, este lunes en Buenos Aires. EFE/ David FernándezBaltasar Garzón se presentó este lunes ante la jueza María Servini de Cubría para apoyar como testigo la causa abierta en Buenos Aires para juzgar los crímenes del franquismo. Durante dos horas y media, el magistrado explicó cuáles habían sido los obstáculos con los que se encontró para abordar esa misma investigación desde España, y por qué había sido apartado, tal y como figura en el acta en la que se volcó la declaración testimonional de Garzón y a la que ha tenido acceso Público.


El que fuera juez instructor de la única causa que se abrió en España para investigar los crímenes franquistas explicó ante la jueza que ese proceso que luego se vio abortado comenzó en diciembre de 2006, cuando comenzó incorporar al sumario las querellas de distintas víctimas, organizaciones de víctimas y organismos de derechos humanos. "Los hechos denunciados se referían a la represión iniciada y desarrollada por el régimen franquista y las autoridades civiles y militares que lo representaban", señaló Garzón.
El magistrado precisó que desde la fecha de incoación (cuando comenzó el proceso judicial) y hasta octubre de 2008 se ratificaron las denuncias "que se referían a la ejecución sistemática de crímenes contra la vida, desaparición forzada de personas, ejecuciones extrajudiciales, ataques contra bienes [y] sustracciones de menores de edad, entre otros".

Garzón constató que existía prueba documental que confirmaba lo anterior y que hasta ese momento no se había abierto ninguna otra causa en España que investigara los crímenes de la dictadura franquista. "La existencia del plan sistemático de eliminación, secuestro, desaparición, ejecuciones extrajudiciales, robo de niños, entre otros, tiene constancia documental en diversos documentos del General Franco, Queipo de Llano, Mola y otros (...). Desde luego no son los únicos, pudiendo accederse a archivos históricos como el museo del Quai D'Orsay en el que consta un documento en el que el General Franco en 1935, entonces jefe del Alto Estado Mayor, le reconoce al embajador francés que era necesario eliminar a todo aquel que se opusiera a la dictadura".

El 16 de octubre de 2008, "y luego de que las propias víctimas a mi requerimiento fijaran una cifra provisional de las mismas en 114.000 personas", Garzón dictó un auto en el que fijaba la competencia de los tribunales españoles en general y en concreto del Juzgado Central de Instrucción nº 5, del que él formaba parte, para que investigara los delitos desde 1936 hasta diciembre de 1951, "fecha en la que fueron eliminados los últimos opositores franquistas que estaban en actividad armada contra el régimen".

En una segunda resolución, el 18 de noviembre de 2008, el exjuez de la Audiencia Nacional estableció que la causa debía ampliarse en los juzgados que resultaran territorialmente competentes. "La investigación se extendía al caso de los 'niños robados del franquismo' y que se concreta en la cifra de 30.000 menores de edad, que a partir de 1936 fueron sustraídos a sus familias de origen por el mero hecho de ser republicanos, y por considerar que las mismas no eran adecuadas para educar a estos niños en el nuevo régimen iniciado por el franquismo", .

Garzón detalló a la jueza argentina cómo después, en marzo de 2012, el Tribunal Supremo resolvió que no podían investigarse los crímenes franquistas como delitos de lesa humanidad, "dejando a las víctimas sin ningún amparo judicial de la vista penal" con la excepción de un caso de la Audiencia Provincial de Barcelona sobre un bombardeo de las fuerzas italianas en aquella ciudad, y que se definió como "delito de guerra".

El exjuez de la Audiencia Nacional también comentó que sí existía una investigación sobre el robo de niños que se produjeron entre 1960 y 1970, pero que eran ajenos a la causa. "La investigación del robo de niños que obviamente, tiene el carácter de delito permanente acontecido hasta 1951, pero proyectados sus efectos durante esos primeros años y posteriormente hasta el día de hoy, siguen sin ser investigados".

Garzón contradijo las conclusiones del informe del 6 de mayo de 2011, "aparentemente de la de la Fiscalía General del Estado de España, ya que no aparece firmado por nadie", en las que se aseguraba que se estaban investigando los hechos delictivos cometidos durante la guerra civil y la dictadura franquista. "La desaparición de menores a la que se refiere en ningún caso es la que fue objeto de mención y estudio en mi auto de fecha 18 de noviembre de 2008", indicó.

El magistrado aclaró que la catalogación de los crímenes franquistas en su investigación como delitos de lesa humanidad se basaba en una resolución del propio Tribunal Supremo español por el que se condenaba a 1048 años de prisión al ex militar argentino Adolfo Scilingo en base a los crímenes que había perpetrado en el centro clandestino de detención de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires durante la dictadura argentina (1976-1983).

Garzón también citó resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que confirmaban que la desaparición forzada de personas constituían crímenes de lesa humanidad. Como ya expuso en otras ocasiones cuando fue apartado de la causa, el magistrado denunció que se había aplicado de manera implícita la Ley de Amnistía de 1977 para cerrar la investigación de su juzgado, "quebrantando con ello los propios términos de la ley que nunca se pensó para aplicarla a este tipo de crímenes y principios internacionales a través de normas de derecho convencional de las que España es parte y del principio de ius congens que obliga a todo juez a investigar tales hechos".
"Lo anterior implica que (...) la única instancia judicial en el mundo que está investigando estos crímenes de naturaleza internacional es este juzgado,y por tanto el único y último reducto de las víctimas para que puedan ejercer su derecho fundamental ante la Justicia", expuso Garzón ante Servini de Cubría.

"Vino a confirmar lo que denunciamos" celebró en declaraciones a Público uno de los abogados argentinos que promueve la causa contra el franquismo, Máximo Castex. "Se le mostró a Garzón el informe de la Fiscalía General en respuesta al primer exhorto que mandamos nosotros y lo fue desmintiendo punto por punto". Y lo más importante: "confirmó la imposibilidad de investigar los crímenes del franquismo en España", lo que permite a Argentina tomar parte activa en la investigación de los delitos del franquismo en base a los principios de justicia universal.

Las comparecencia de Garzón ante Servini de Cubría es uno de los mejores apoyos que podía recibir ahora el proceso, precisamente cuando desde España las autoridades están intentando impedir por todos los medios que doce víctimas del franquismo declaren por videocoferencia ante la magistrada. "Queda de manifiesto que [la causa abierta en Argentina] es la única posibilidad que tienen las víctimas para alcanzar y tratar de averiguar la responsabilidad penal de los autores por los cuales se querellan, y alcanzar así la verdad y la justicia", concluye el abogado.


* Artículo publicado el 27 de mayo de 2013 en el diario español Público

Argentina: diez años entre kirchnerismo y peronismo



Celebraciones en Argentina por la revolución de 1810 y los 10 años de Kirchnerismo. EFE
Argentina celebró este sábado la revolución de 1810 que dio origen a  la independencia del país. Precisamente otro 25 de mayo, pero de hace diez años, llegaba al poder el ex presidente Néstor Kirchner. En esta década de kirchnerismo, que hoy representa al frente del Gobierno la que fuera su esposa, Cristina Fernández, se ha consolidado un modelo político que se autodefine como peronista, el movimiento que surgió entre 1943 y 1946 y que encabezó una de las figuras más trascendentes de la historia argentina, el general Juan Domingo Perón.

Leonardo Grosso, diputado nacional del oficialista Frente para la Victoria (FPV), es uno de los que afirma que kirchnerismo y peronismo son en esencia lo mismo: movimientos populares que encaran grandes transformaciones en Argentina.

"El peronismo significó el momento de mayor avance de los sectores humildes y trabajadores en cuanto a derechos y conquistas sociales", expone a Público. "Después del peronismo hubo dictaduras y falsos peronismos que eran en realidad Gobiernos neoliberales. Con el kirchnerismo se ha vuelto a construir el espíritu del peronismo, es decir, un movimiento que devuelve la dignidad a las mayorías populares."

Como ejemplo de esa reconstrucción, Grosso menciona alguna de las políticas que Kirchner y Fernández han implementado a lo largo de estos años: "la reconstrucción del empleo con cinco millones de puestos de trabajo; las paritarias, que obligan al Estado a intervenir entre empresarios y trabajadores para que suban los salarios mes a mes; la asignación universal por hijo, la cobertura social argentina, donde todos los niños argentinos hoy tienen el mismo derecho gracias al Estado; la política de jubilaciones, la decisión de abrazarse a América Latina y decir no al ALCA y apostar por la UNASUR; la política del matrimonio igualitario, y la ley de identidad de género".


Todas ellas son iniciativas que tienen que ver con el espíritu del peronismo de incorporar a los sectores sociales excluidos, según el diputado. "El peronismo es un movimiento histórico, no un partido, que cambió la Argentina", aduce. "Y eso se está haciendo ahora. Los protagonistas hoy son  los que hace diez años no tenían ni siquiera para comer; los famosos piqueteros, como por ejemplo yo, que nos incorporamos a la política gracias a la voluntad de Néstor y de Cristina".

 Peronismo versus kirchnerismo


Pero no todos los que se identifican con el peronismo se identifican con los Kirchner. Grosso, hijo de un militante montonero que además es el máximo referente de la rama juvenil del Movimiento Evita, explica que ello se debe a una estrategia de sectores poderosos para utilizar a los movimientos populares a su favor. "Así pasó en Argentina con el Gobierno de Carlos Ménem, que se decía peronista pero llevó adelante reformas neoliberales que excluyeron a millones de personas", alega el político. "Lo mismo pasó en Bolivia con el Movimiento Nacional Reformista (MNR) de Gonzalo Sánchez de Lozada, que apenas hablaba casi en inglés y defendía a las corporaciones transnacionales, y así se vivió también en Perú con la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Alan García".

El diputado insiste en que no debe confundirse al peronismo con un partido o con una ficha de afiliación. "Uno de los que estuvo con Perón fue su ministro José López Rega, que armó los comandos civiles para asesinar trabajadores", recuerda.

Grosso admite, no obstante, que el peronismo incorpora muchas de las contradicciones que existen en Argentina. "El peronismo tiene también distintas etapas, porque no es lo mismo empezar de cero con la industrialización o que recuperarla, o que ir a una etapa donde necesitamos bienes de capital", indica. "Pero en suma, viene a construir un proyecto industrial. Nosotros nos debatimos toda nuestra historia con esta disyuntiva de si construimos un modelo agroexportador, que le sirva a los europeos y norteamericanos, o uno que nos sirva a los latinoamericanos. Esto es lo que el kirchnerismo también decidió enfrentar a favor de los argentinos".

A juicio de Eduardo Murúa, dirigente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, el kirchnerismo ha desvirtuado la razón de ser del peronismo. "A partir de 1989 [cuando Ménem fue elegido presidente], el peronismo dejó de ser expresión de un movimiento revolucionario y se integró totalmente al sistema en sus prácticas y formas como un partido burgués", precisa. "El kirchnerismo es la continuidad de ese peronismo. No hay un cambio sustancial en estos diez años".

Como representante de la cooperativa IMPA, una empresa metalúrgica que fue recuperada por sus trabajadores en 1998, Murúa denuncia que la estructura de Argentina sigue sostenida a base de la sojización de la economía, de la extracción minerales y de la energía, y que no hay ningún desarrollo en tecnología, ni en plantas industriales ni en industria pesada. "Si caminás por la provincia de Buenos Aires podés comprobar cómo vive la gente", observa. "El 40% del empleo es precario, y el promedio del salario es de 4.500 pesos [645 euros al cambio oficial], que no alcanza para nada".

"Después del peronismo hubo dictaduras y falsos peronismos" Para este referente social, lo único que queda de peronismo "está en la memoria de que el pueblo vivió feliz de 1946 a 1955 [durante el primer Gobierno de Perón] y en la lucha de las organizaciones peronistas que fueron las que resistieron, aunque luego perdieran ante la estructura neoliberal que se desarrolló a partir de los años 70". Desde entonces se ha consolidado una sociedad dual "por más planes sociales que haga el Gobierno, que son focalizados y no sacan de la miseria al 50% de la población".

Murúa entiende el kichnerismo como un peronismo adaptado al sistema y que va generando los cuadros para administrar los recursos del Estado sin poner en discusión el modelo capitalista, "ahora con un planteo de desarrollismo, en algún otro momento con neoliberalismo, pero siempre dentro de la lógica de la división internacional del trabajo y del dominio mundial".

Peronismo vaciado de significado


 La prueba de que kirchnerismo no es peronista, según el dirigente, es que el peronismo expresaba alternativas al poder mundial, se declaraba anticapitalista, y ponía al ser humano en el corazón de su proyecto, mientras que los sectores que el Gobierno dice haber integrado siguen tratando de sobrevivir de manera precaria.

Murúa pone de ejemplo a los jubilados, cuya pensión mínima apenas supera los 2.000 pesos [menos de 300 euros al cambio oficial]. "En diez años sí se pueden cambiar cosas, el peronismo fue ejemplo de ello. Y un país normal con una década de crecimiento económico extraordinario podría haberse transformado", reflexiona. "Pero en este tiempo se han fugado casi 400.000 millones de dólares entre las transnacionales y las grandes empresas. Imagina lo que podrían haber hecho con ese dinero en vez de dejar que haya una manguera para afuera de trabajo argentino que se va en fuga de capitales".


¿Dónde está, entonces, la esencia peronista del actual proyecto político? "El kirchnerismo no representa un cambio real si en diez años no se ha transformado la estructura establecida desde los años 70", sentencia Murúa. "Seguramente no sea fácil. Hay que enfrentarse al poder mundial y tener una decisión política clara. Y no la tienen".

* Reportaje aparecido en Público el 26 de mayo de 2013

domingo, 19 de mayo de 2013

Entrevista a Nora Cortiñas: "No fue sólo Videla. Fue una dictadura cívico-militar-religiosa"




Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, conversó con esta periodista sobre el fallecimiento del ex dictador Jorge Videla cuando cumplía cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).


¿Cómo ha tomado la muerte del ex dictador Videla?

No me genera ninguna alegría. Yo no festejo la muerte de nadie. Se murió en una cárcel, y ésta es la parte de satisfacción dado que no se murió en la cama de su casa, sino condenado. Todavía hay muchos impunes, pero en este caso, Videla es el responsable de infinidad de muertes, torturas, apropiación de bebés y es el que además intentó destruir los lazos de solidaridad de nuestro pueblo. Ésta es una muerte más de uno de los represores que tuvo la Argentina. Tenemos que seguir con nuestra lucha por la verdad y la justicia día por día.

¿Qué se lleva Videla consigo?

Se lleva el peso de su proceder genocida y de asesino, pero queda para la memoria nuestra lo que fue el terrorismo de Estado aquellos años de la dictadura cívico-militar-religiosa que tuvimos. Hay que incluir a la Iglesia católica. Queda la imagen de un país que han querido destrozar, pero gracias a la generosidad y valentía de los testigos siguen los juicios. Hay muy pocos procesos en otros países de América Latina, y nosotros, empujando, hemos conseguido juicios en todas las provincias. Cuesta mucho todavía, pero con nuestra movilización esperamos que la Argentina llegue a ser un país sin impunidad.

¿Cree que la muerte del ex dictador va a ser un obstáculo para acceder a más información sobre los desaparecidos?

No, de ninguna manera. Los represores tienen archivos en todas partes, sólo hay que buscarlos. El Gobierno [de Cristina Fernández] tiene que tener la fuerza de voluntad para abrir esos archivos y saber qué pasó con cada uno de los detenidos-desaparecidos, hombres y mujeres. También para que los jueces abran sus gavetas y digan prontamente a quién entregaron en falsa adopción esos bebés que nacieron cuando sus madres estaban en cautiverio y que fueron apropiados. Hay material para mostrar al mundo y para que nosotros logremos la verdad y la justicia.

¿Por qué cree que falta voluntad política?

Porque hay archivos. Ni Videla ni los que murieron se los llevaron en el cajón. No es que no quieran, es que falta decisión.

¿De quién depende que se muestren?

Del Gobierno, y del actual Papa Francisco, que tiene las llaves de los archivos. La Iglesia Católica argentina fue cómplice de este horror. Entraban a los campos de concentración, palmeaban a las víctimas para que siguieran hablando. Nunca salieron de un centro clandestino de detención para denunciar públicamente lo que presenciaban. Algunos intentaron liberar a alguno con el que tenían mucha amistad, pero ¿por qué no a todos?

De los miembros de la Junta Militar que dieron el golpe de Estado en 1976 (Videla-Eduardo Massera-Orlando Agosti), ¿qué papel le atribuye al ex dictador en los casos de asesinatos y secuestros?

Creo que la responsabilidad es de los tres. La figura de Videla fue la más prominente, fue mostrado como el mayor asesino, pero no fue sólo él. Esto se hizo alrededor de una mesa, planificando día por día, buscando y pidiendo nombres a todos los que fueron cómplices. Empezó en 1974 con la Triple A y la presidenta constitucional Isabel Martínez de Perón, y la Triple A comenzó a practicar esa metodología infame que es la desaparición forzada de personas, que es el crimen de los crímenes. Es cuando a una persona se le priva todos los derechos de manera absoluta. Y ellos son responsables de este delito de lesa humanidad que ofende a la humanidad misma. La de Videla es una historia más, de horror, pero una historia más.

¿Se hizo justicia contra los crímenes del ex dictador?

Fue tardía, pero va habiendo Justicia. En cada juicio el testimonio de las víctimas muestra que lo que vivimos no tiene perdón, ni olvido, ni reconciliación con ellos. No están arrepentidos, volverían a hacerlo. Así que no hay ningún atenuante, salvo la Justicia. Videla se murió condenado por muchos crímenes. Nosotros tenemos el compromiso con todos los hijos que quedaron en el camino de seguir la lucha para saber qué pasó con cada uno de ellos. Y nadie podrá pararnos, sólo nuestra propia muerte. No admitiremos que alguien quiera por decreto o por decisión poner fin a los juicios. Seguiremos peleando hasta que no quede nadie impune. No queremos venganza, sino justicia: la que ellos le negaron a nuestros hijos.

¿Está bien considerar a Videla el símbolo de la dictadura argentina?

No, no es el símbolo él sólo. Es uno de los máximos responsables, pero no el único. Acá hubo una planificación, todo fue fríamente calculado. Hay muchos todavía libres, pero no vamos a parar. Ese compromiso lo llevamos en las vísceras.

¿Qué va a pasar con las causas que seguían en curso y en las que estaba imputado?

Vamos a tener que hablar con los jueces. No creo que causas mueran. En los procesos judiciales en los que él estaba involucrado hay otros que acompañaron.

¿Qué cree que va a significar para Argentina la muerte de Videla?

Nada más que una muerte más. Las madres ya tenemos muchos años, y muchos padres ya no están, pero ahora están el grupo de hermanos y de hijos. En la historia siempre habrá algún descendiente, así que seguiremos buscando la justicia y la verdad total.


Entrevista aparecida en Público el 18 de mayo de 2013

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