"Repudiamos la decisión de la Audiencia Nacional de no conceder la
extradición de los torturadores Jesús Muñecas y Juan Antonio González
Pacheco (
Billy el Niño)". Los tres querellantes que dieron
origen a la causa en Argentina contra los crímenes franquistas están
sentados juntos en una cafetería de Avenida de Mayo, en Buenos Aires.
Han comenzado a diseñar algunas estrategias con las que darle un nuevo
impulso al proceso, pero algo dejan traslucir durante la conversación:
cierto desánimo, quizás, que admiten a regañadientes.
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Los querellantes originales de la causa en Buenos Aires (A.D.P) |
Ellos aventuran que algún juez de la Audiencia Nacional podría atreverse a conceder
nuevos pedidos extradición procedentes de Argentina.
Pero son conscientes de que ese mismo tribunal es el que toma los
crímenes de lesa humanidad del franquismo como delitos aislados, y por
tanto, prescritos.
Los tres desafían, a quien cuestione la
naturaleza de los crímenes franquistas, a que acuda a la querella que la
jueza María Servini de Cubría investiga en Buenos Aires. "
El plan sistemático de genocidio está demostrado en la querella que presentamos. Están reflejados en los dichos de generales como Emilio Mola, o en la existencia de fosas comunes", sostienen Inés y Adriana.
El más implacable en su discurso es Darío Rivas,
el hombre que inició en los juzgados argentinos la única causa que se tramita en el mundo por los delitos del franquismo.
"Franco vive en España. La Justicia española está llena de
descendientes de jerarcas del régimen. Los capitalistas españoles son
herederos del capital extraído tras la guerra civil", acomete con 93
años quien fue hijo de Severino Rivas, ex alcalde de Castro de Rei
(Lugo) fusilado en 1936 por los falangistas. "
En España no existe la Justicia, desde el momento en el que vamos contra una dictadura latente.
Franco dijo que dejaba todo atado y bien atado, porque puso las leyes y el Gobierno".
Es
frecuente oírle hablar de la monarquía, sobre todo "del nieto del
traidor Alfonso XIII, que tenía que haber abdicado antes de huir de
España, de acuerdo a la ley, pero que sin embargo se llevó el título y
dejó que el pueblo se peleara en una guerra civil". El nonagenario
acusa, desde su traje impoluto y su mirada acuosa y recóndita, siempre
inquieta: "En España, el Quijote se murió, y quedaron sólo los Sancho
Panza. La gente se sigue inclinando hacoa el rey, que es un degenerado y
un inmoral, un mal ejemplo para el país", añade.
Darío Rivas juntó en 2013
cinco mil firmas de apoyo a la causa
y fue a presentarlas en la embajada de España en Buenos Aires, junto
con la fundadora de Madres Línea Fundadora, Nora Cortiñas. Lo dejaron a
las puertas del edificio, sin dejarlo pasar. En una frase, el anciano
resume una de las paradojas del país que lo vio nacer. "Franco fue el
criminal más grande del siglo XX, y todavía lo seguimos discutiendo".
Una generación callada por el terror
"Siempre
tendremos el ejemplo de los procesos que se dieron aquí por la
dictadura argentina" concede Adriana. "Pero en España el proceso es más
costoso porque es una dictadura más larga. Lo malo es que se nos están
muriendo los querellantes, las víctimas y los victimarios, y quizás no
podamos ver en España un Videla que termine falleciendo en una cárcel
común. Estamos ante un genocidio encubierto".
"En España no existe la Justicia, desde que vamos contra una dictadura latenteEsta mujer hizo descubrir a su propio padre, en 2011, que su abuelo Antonio Fernández González había sido asesinado
y sepultado en una fosa común. "Mi padre contaba que su padre estaba
enterrado en la montaña de manera natural porque creía que era la manera
en que se inhumaban los restos de algunos campesinos. Él mismo araba
esas tierras, y decía: ‘donde el pasto crece más verde y más alto, ahí
está'".
Así viajaron a España para exhumar su cadáver, y cerca
del suyo, descubrieron tres cuerpos más. El padre de Adriana murió al
poco tiempo de un cáncer repentino. "Su enfermedad fue el último
coletazo que yo recibí del franquismo", admite. "Él cerró su historia
solo, no pudo exteriorizarla".
Hay documentadas 114.000 fosas comunes en todo el territorio español.
"Las víctimas van a estar sepultadas en el olvido, así que es
someterlas a una doble muerte. La generación de los hijos, con todo el
terror, ha quedado callada completamente", finaliza la querellante.
"Pero los nietos somos los que queremos saber qué sucedió con nuestros
abuelos, al revés que en Argentina, que son las abuelas quienes buscan a
los nietos. El Estado español no se hace cargo ni de sus crímenes ni de
sus muertos".
Escrache público
"Como
la Ley de Memoria Histórica está tan lavada, el Congreso podría tomar
medidas como la de anular los sumarios, que están en los archivos
militares", intercede Inés, que se incorporó a la causa para pedir
justicia por su tío y dos tíos abuelos. "En este momento, personas como
el padre de Darío o mis tíos están procesados por traición a la patria o
por auxilio a la rebelión. Podrían declarar nulas esas mentiras, pero
tienen miedo de que se venga un periodo de indemnizaciones".
Hay documentadas 114.000 fosas comunes en todo el territorio español
Los tres querellantes admiten la posibilidad de acudir a alguna
instancia internacional para apelar por las extradiciones que ha
rechazado la Audiencia Nacional, aunque no anima el antecedente que
dejó marcado el tribunal Europeo de DDHH en Estrasburgo en 2012,
cuando rechazó una demanda contra el Estado español, al estar
presentada "fuera de plazo", por la desaparición durante la Guerra civil
de un diputado socialista.
Sí se están moviendo, en cambio,
para recibir el apoyo del Corte Suprema de Argentina e incluso del poder
Ejecutivo que encabeza la presidenta Cristina Fernández. "Vamos a
proponer, además, que se recolecten en España los datos de las personas
que firmaron sentencias", remata Inés. "Así que mandaremos un proyecto
para que todos aquellos que las tengan remitan los nombres de los que
las firmaron y los lugares de los que vienen, a modo de escrache
público".
* Artículo aparecido el 12 de mayo de 2014 en el diario español
Público