El partido Propuesta Republicana, conocido comúnmente como PRO, ha tenido el peor resultado de su historia en las elecciones a jefe de Gobierno en la capital, que disputa desde hace ocho años. Rodríguez Larreta sacó el 51,6 % de los votos frente a Martín Lousteau, que se postulaba por Energía Ciudadana Organizada (ECO) y obtuvo el 48,3 %. En la primera vuelta, el candidato del PRO había conseguido el 45,5 % de los votos, y Lousteau, el 25,5 %.
El partido de Macri había preparado un
escenario que entre música y ovaciones debía recibir a un Larreta
victorioso y a un Macri aún más exultante si cabe, con el propósito
calculado de proyectar su triunfo al resto del país. Aparecieron
contritos, intentando acomodar su gesto de decepción ante las cámaras.
El jefe de Gobierno aprovechó para lanzar un discurso de campaña
presidencial, con promesas de acción y críticas al Ejecutivo nacional, y
luego le dio rienda suelta al baile.
Rodríguez Larreta sumó en esta segunda ronda apenas seis puntos más que en la primera, lejísimos de los porcentajes de adhesión que sí alcanzó Macri las dos veces que disputó la segunda vuelta para ser jefe del Gobierno porteño: 61 % en 2007, 63 % en 2011, es decir, 16 puntos más que los que había alcanzado en la primera vuelta de aquellos comicios.
Rodríguez Larreta sumó en esta segunda ronda apenas seis puntos más que en la primera, lejísimos de los porcentajes de adhesión que sí alcanzó Macri las dos veces que disputó la segunda vuelta para ser jefe del Gobierno porteño: 61 % en 2007, 63 % en 2011, es decir, 16 puntos más que los que había alcanzado en la primera vuelta de aquellos comicios.
Socios y rivales
Entre Lousteau y Rodríguez Larreta se produce un
fenómeno paradójico. A nivel nacional, ECO pertenece al frente
Cambiemos, una alianza nacional que integran PRO, la Unión Cívica
Radical (UCR) y Coalición Cívica para enfrentarse al kirchnerismo
gobernante. Cambiemos dirimirá su candidato presidencial en una interna
que disputarán el 9 de agosto los líderes de esos espacios: Mauricio
Macri, Ernesto Sanz, y Elisa Carrió.
Dos semanas tuvo Lousteau para tratar de contrarrestar los 20 puntos de diferencia que le había sacado Rodríguez Larreta en la primera vuelta.
El candidato de ECO no intentó apoyarse en Sanz o en Carrió, aunque
ambos postulantes presidenciales le manifestaron su apoyo en algún
momento de la campaña, con mayor intrepidez el primero, con más tibieza
la segunda.
Rodríguez Larreta, por su parte, se apegó a Macri. El todavía jefe de Gobierno se vio obligado a postergar su campaña presidencial para asegurar el triunfo de su delfín
en el único distrito del país en el que el PRO ganaba hasta ahora con
holgura sin necesidad de hacer partícipe a otros partidos.
La única victoria que Macri podía capitalizar en solitario era la de la capital, que es la que le permitía postularse como precandidato a presidente en la alianza Cambiemos. En el resto del país tiene que apoyarse en los radicales de la UCR para tener la posibilidad de ganar en otras elecciones locales y salir en la foto. La única provincia en la que el PRO pudo ir en solitario fue Santa Fe. Estuvo a punto de arrebatarle el triunfo al socialismo, pero le faltaron 2.000 votos.
Macri sólo ha podido celebrar una victoria más, y fue compartida. En la provincia de Mendoza salió elegido como gobernador un candidato radical apoyado por el PRO y por otros partidos opositores al Gobierno nacional.
El jefe de Gobierno era consciente de que tenía poco vuelo en solitario, pero con los resultados de esta segunda vuelta, ha perdido parte de su capital político. Su único bastión, el cuarto distrito electoral del país, representativo como lo es la capital de Argentina, se ve debilitado. En el resto del territorio, su alianza con otros opositores diluye su protagonismo.
La única victoria que Macri podía capitalizar en solitario era la de la capital, que es la que le permitía postularse como precandidato a presidente en la alianza Cambiemos. En el resto del país tiene que apoyarse en los radicales de la UCR para tener la posibilidad de ganar en otras elecciones locales y salir en la foto. La única provincia en la que el PRO pudo ir en solitario fue Santa Fe. Estuvo a punto de arrebatarle el triunfo al socialismo, pero le faltaron 2.000 votos.
Macri sólo ha podido celebrar una victoria más, y fue compartida. En la provincia de Mendoza salió elegido como gobernador un candidato radical apoyado por el PRO y por otros partidos opositores al Gobierno nacional.
El jefe de Gobierno era consciente de que tenía poco vuelo en solitario, pero con los resultados de esta segunda vuelta, ha perdido parte de su capital político. Su único bastión, el cuarto distrito electoral del país, representativo como lo es la capital de Argentina, se ve debilitado. En el resto del territorio, su alianza con otros opositores diluye su protagonismo.
El empuje de Lousteau
El candidato por el Frente para la Victoria (FpV)
Mariano Recalde, que quedó tercero en la primera vuelta de los comicios
porteños, no quiso respaldar a Lousteau en esta segunda ronda, aunque
reconoció que no era dueño del 21,9 % de los votos que lo habían
elegido. Como portavoz de la posición del Gobierno de Cristina Fernández
de Kirchner frente a estos comicios, resaltó la contradicción de que
los dos candidatos a jefe de Gobierno en Buenos Aires pertenecieran al
mismo espacio electoral que aspira a ganar las elecciones
presidenciales.
Los dos candidatos de izquierda que se presentaron por separado en la primera vuelta y obtuvieron en total el 7,1 % de los sufragios coincidieron en esta ocasión en hacer un llamado por el voto en blanco, con la intención de ilustrar que, en el fondo, daba igual decantarse por Rodríguez Larreta o por Lousteau.
Los dos candidatos de izquierda que se presentaron por separado en la primera vuelta y obtuvieron en total el 7,1 % de los sufragios coincidieron en esta ocasión en hacer un llamado por el voto en blanco, con la intención de ilustrar que, en el fondo, daba igual decantarse por Rodríguez Larreta o por Lousteau.
Pero el voto en blanco sacó el 5 % de los votos.
Los ciudadanos opinaron distinto, y Lousteau consiguió casi el doble de
sufragios que en la primera vuelta. El candidato por ECO tenía
esperanzas de seducir a ese 29 % del electorado, en su mayoría
kirchnerista, que en la primera ronda no había votado ni por él ni por
Rodríguez Larreta. Y consiguió convencer a casi el 23 %, ganando en 9 de
las 15 comunas en las que se divide la ciudad.
En el arco de votos que fueron a Lousteau, quizás fue más decisiva la papeleta antimacri que la realmente convencida por él. Pero con todos esos sufragios, a punto estuvo de despojarle al PRO su hegemonía en la capital.
Sin el apoyo explícito de los movimientos de izquierda o del FpV, Lousteau logró en estas elecciones desprenderse de las críticas que le recordaban su paso por el Gobierno de Cristina Fernández, cuando fue ministro de Economía y diseñó un proyecto para cobrarle más retenciones a los agroexportadores, lo que provocó su dimisión al desatarse la mayor crisis que tuvo que afrontar el Ejecutivo de la presidenta.
En el arco de votos que fueron a Lousteau, quizás fue más decisiva la papeleta antimacri que la realmente convencida por él. Pero con todos esos sufragios, a punto estuvo de despojarle al PRO su hegemonía en la capital.
Sin el apoyo explícito de los movimientos de izquierda o del FpV, Lousteau logró en estas elecciones desprenderse de las críticas que le recordaban su paso por el Gobierno de Cristina Fernández, cuando fue ministro de Economía y diseñó un proyecto para cobrarle más retenciones a los agroexportadores, lo que provocó su dimisión al desatarse la mayor crisis que tuvo que afrontar el Ejecutivo de la presidenta.
Lo que está por venir
Desde que se constituyera como un distrito autónomo en 1996, la ciudad de Buenos Aires siempre ha tenido que celebrar elecciones en segunda vuelta para definir a su jefe de Gobierno, pero era la primera vez que un candidato kirchnerista quedaba fuera de la competencia.El FpV suele ser querido en la provincia de Buenos Aires, la más importante del país al concentrarse allí el 37 % del padrón electoral, pero las provincias que la siguen en relevancia por población, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, no son tan afectas al Gobierno nacional.
A diferencia del arco opositor, el oficialismo sólo lleva un candidato para las primarias presidenciales que se celebrarán en tres semanas: el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli. Él es quien más motivos tendría para celebrar este domingo los resultados en la ciudad de Buenos Aires. Macri estaba en el imaginario de encuestas y análisis como el rival que le disputaría la presidencia en una eventual segunda vuelta. Desde anoche, Scioli duerme más tranquilo.
* Artículo aparecido el 20 de julio de 2015 en el diario español Público.