Con la holgada victoria de Javier Milei en las elecciones
presidenciales del domingo en Argentina, irrumpe un vendaval de cambios
políticos, económicos, sociales y culturales que dan el puntapié inicial
del nuevo ciclo histórico que encara el país sudamericano.
Los
14,4 millones de votos (55,6 por ciento de los sufragios) que logró el
líder de la coalición de ultraderecha La Libertad Avanza, frente a los
11,5 millones (44,3 por ciento) que optaron por el excandidato
oficialista y ministro de Economía, Sergio Massa, fueron un golpe sobre
la mesa: un rechazo mayoritario a la política tradicional que encarnaba a
la perfección el titular del Palacio de Hacienda.
Era difícil
entender desde el exterior cómo podía ganar la presidencia quien había
duplicado la inflación durante su gestión como ministro en un país con
una pobreza ascendente que superaba el 40 por ciento. La leyenda de
David y Goliat se resignificó así en Argentina: un recién llegado a la
política, con un partido creado hace apenas dos años, fulminó a quien
hace apenas una semana lo vapuleaba frente a las cámaras con la astucia
de quien tenía todos los resortes del poder.
"Los números no
cierran por ningún lado: empobrecimiento, aceleración de la inflación,
mayor precariedad… la gente no tenía motivos palpables para votar al
oficialismo", señaló a la Agencia Sputnik la escritora e investigadora
Maristella Svampa. "El hartazgo, la necesidad del cambio y la
alternancia, aunque esta sea un salto al abismo, pudo más que la
valorización de nuestra sociedad en sus rasgos democráticos".
La
micromilitancia, que en los últimos días se movilizó para contrarrestar
el avance de la ultraderecha, fue "conmovedora, porque desbordó las
diferencias políticas, pero no alcanzó ni fue suficiente", añadió la
socióloga. "Y no lo fue porque básicamente esa micromilitancia estaba
desconectada de las políticas públicas, de un programa económico
inclusivo: macropolítica mató micromilitancia", expresó.
Por su
contundencia y por su impacto, el triunfo de Milei en la segunda vuelta
no tiene precedentes. El politólogo Santiago Rodríguez Rey, magíster en
Consultoría y Comunicación Política, recordó a esta agencia que "la
única referencia de balotaje en Argentina fue en 2015 y el ganador,
Mauricio Macri (2015-2019), sacó poco más de dos puntos de diferencia".
Hoy
el mapa de Argentina se ha teñido de morado, en una escala cromática
que acentúa este color en las provincias más grandes del país
exceptuando Buenos Aires (este), bastión del peronismo, en el que vive
el 37 por ciento de la población y en donde hubo casi un empate. En las
provincias productivas de Córdoba (centro), Mendoza (centro-oeste) y
Santa Fe (centro-este), la predilección por Milei fue abrumadora. Su
apoyo fue consistente también en el norte y en el sur, y así prevaleció
en 21 de los 24 distritos del país.
"Donde creció la minería o
donde hubo desarrollo económico, ligado por ejemplo a Vaca Muerta
(principal reserva de hidrocarburos no convencionales, en la provincia
de Neuquén, suroeste), los números son fuertes para Milei, al igual que
en donde estuvo el motor de la economía, lo que habla de la relación
entre el Gobierno y los sectores productivos más allá de los que están
asentados en el área metropolitana de Buenos Aires", evaluó Rodríguez
Rey.
PRESIDENCIALISMO A PRUEBA
En el cambio de paradigma que
promoverá como nuevo presidente, Milei ya ratificó tras su victoria que
privatizará empresas estatales como la petrolera YPF, y los medios
estatales de comunicación: la agencia Télam, y la Radio y la Televisión
Pública.
"En Argentina se dice que hay un híperpresidencialismo
que nunca se ratifica como tal, porque el Poder Legislativo está en
manos de la misma fuerza que accede al Ejecutivo", contextualiza el
politólogo. "Salvo en cuestiones impositivas, los presidentes tienen las
manos bastante libres. Vamos a ser testigos de cuál es la capacidad
real de la presidencia en Argentina y de cómo se actúa en soledad",
agregó.
En el Congreso, el mandatario electo tendrá entre la
posibilidad de convocar sesiones extraordinarias para evitar que entre
en recesión hasta marzo, debido al verano austral. Si prefiere que el
Parlamento no sesione, solo trabajará la Comisión Bicameral que aprueba
los decretos de necesidad y urgencia (DNU) en los que se apoyaría Milei
para adoptar sus primeras medidas.
Por más que pase de 3 a 37
escaños en Diputados y de 0 a 7 en el Senado, La Libertad Avanza apenas
tendrá el 14 por ciento de las bancas en la Cámara baja y menos del diez
por ciento en la alta. Necesita del apoyo parlamentario que le brinden
los legisladores del partido PRO que responden al expresidente Mauricio
Macri (2015-2019) y ni aun así le alcanza.
Con 79 apoyos en
Diputados y 16 en el Senado que podría llegar a sumar, Milei está por
debajo del tercio de los escaños que le salvaría en ambas cámaras de un
posible juicio político.
En ese camino incierto que tiene por
delante, Argentina se encuentra además sin proyecto de presupuesto para
2024. "A Milei no le conviene tenerlo, porque podría rectificar el
actual y moverse con libertad", sostuvo el especialista en comunicación
política.
El presidente electo no podrá privatizar el Instituto
Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, pero puede
cambiar su estructura. No tendrá resquicios para modificar el
Ministerio de la Mujer, pero sí para eliminarlo. El líder de la Libertad
Avanza también podría nombrar al presidente de la Corte Suprema por
decreto hasta que sea ratificado.
RESISTENCIAS
Habrá que
ver, por otro lado qué grado de represión ejerce el nuevo Gobierno ante
la rebeldía en las calles que se opondrá al abrupto ajuste estatal, de
alrededor del 15 por ciento de producto interior bruto (PIB), que
plantea Milei, quien ya avisó que "no habrá lugar para gradualismos ni
para la tibieza".
"Sabemos que hay gente que se va resistir, que
quiere mantener privilegios. A ellos les digo: dentro de la ley todo;
fuera de ella, nada", sentenció el economista en su primer discurso tras
la victoria, mientras a sus espaldas un logo muy similar al de la Casa
Blanca lo presentaba como "presidente electo República Argentina".
Para
Svampa, "habrá que remar y duro para empezar a pensar y crear un
espacio de centro-izquierda poskirchnerista, democrático y radical, en
el sentido prístino del término". La socióloga responsabilizó al
kirchnerismo de haber conducido al país hasta la situación actual,
mientras que considera que la izquierda identificada con el trotskismo
"no estuvo a la altura".
"La derecha pactó con la ultraderecha. Se
cerró un ciclo; comienza otro. Seamos conscientes de ello", advirtió.
"Pero no nos den por muertos antes de tiempo. La Argentina tiene
reservas de lucha que son plurales, aguerridas, democráticas que
resistirán y recrearán otros lenguajes de izquierdas", añadió.
Milei asumirá la presidencia el próximo 10 de diciembre, día en que Argentina cumple 40 años desde su regreso a la democracia.
* Artículo publicado en la Agencia Sputnik y replicado en otras páginas.