Con total impunidad, el PSOE decidió descabezarse a sí mismo en un
golpe de mano para que luego una gestora, partidaria de la abstención a
Rajoy, boicoteara cualquier posibilidad de que sus militantes volvieran a
pronunciarse en un congreso. Hecho lo más difícil, sólo le quedaba
convocar a ese comité federal que acaba de acordar, por 139 votos a
favor y 96 en contra, su abstención en bloque e incondicional, es decir,
sin pedir nada a cambio, a fin de que Rajoy siga en la Moncloa.
De los tres partidos principales del Parlamento, sin contar el PP, dos se tragaron sus palabras, y después de cacarear durante meses, durante sus campañas electorales, que lo peor que le podía pasar a España era continuar con un Gobierno con Rajoy al frente, optaron por apoyarlo para que continúe cuatro años más, eufemismos aparte.
Uno de ellos lo hizo, además, desobedeciendo lo que habían exigido sus bases, y cargándose al primer líder de su historia que fuera elegido por sus militantes.
Seguirán con su NO a Rajoy los socialistas catalanes, y algún que otro díscolo. La crisis en el PSOE sólo acaba de comenzar.
Sus militantes y los demás no deberíamos olvidar, nunca, la mayor traición que ha pergeñado el PSOE a sus siglas y al resto de España.
De los tres partidos principales del Parlamento, sin contar el PP, dos se tragaron sus palabras, y después de cacarear durante meses, durante sus campañas electorales, que lo peor que le podía pasar a España era continuar con un Gobierno con Rajoy al frente, optaron por apoyarlo para que continúe cuatro años más, eufemismos aparte.
Uno de ellos lo hizo, además, desobedeciendo lo que habían exigido sus bases, y cargándose al primer líder de su historia que fuera elegido por sus militantes.
Seguirán con su NO a Rajoy los socialistas catalanes, y algún que otro díscolo. La crisis en el PSOE sólo acaba de comenzar.
Sus militantes y los demás no deberíamos olvidar, nunca, la mayor traición que ha pergeñado el PSOE a sus siglas y al resto de España.