La
alianza opositora liderada por el peronista Alberto Fernández, que
lleva de candidata a vice a la expresidenta Cristina Fernández,
arrolló por 15 puntos porcentuales de diferencia a la fuerza del
presidente argentino en las elecciones primarias celebradas este
domingo.
Sin
mayor poder que la confianza que le otorgó hace unos meses la
expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015),
el abogado peronista Alberto Fernández arrasó
con el 47,3 % de los votos, frente al 32,2 por ciento de los
sufragios
que obtuvo el actual presidente, Mauricio Macri, en las elecciones
Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas en
la víspera en todo el país.
Es decir, más de quince puntos porcentuales de diferencia consiguió
la coalición opositora liderada por los Fernández, el Frente de
Todos. La alianza oficialista Juntos por el Cambio sólo ganó en la
provincia de Córdoba y en la capital argentina, respectivamente el
segundo y el cuarto distrito más poblados del país. En los otras 22
jurisdicciones de Argentina, el rechazo al Gobierno fue
incuestionable.
Tras
casi cuatro años en el poder, será
casi imposible que Mauricio Macri pueda revertir los más de 3,4
millones de votos que sacó de ventaja su principal adversario,
quien fue jefe de gabinete en el Ejecutivo del expresidente Néstor
Kirchner (2003-2007), fallecido en 2010, y en los siete meses
iniciales de la gestión de Cristina Fernández, que lo acompaña
como postulante a la vicepresidencia.
A
once semanas de las elecciones generales que tendrán lugar el 27 de
octubre, las aspiraciones de del actual jefe de Estado de lograr un
segundo mandato se han disuelto como si de un espejismo se tratase.
Una vez más, ningún sondeo ni boca de urna anticipó este resultado
traumático e inesperado para el oficialismo en este país de 44,3
millones de habitantes.
Las encuestas menospreciaron el impacto de la recesión económica
que padece Argentina desde hace un año, lo que llevó al Gobierno a
ponerse en las manos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para
pedir un préstamo de 57.000 millones de dólares, el mayor crédito
que ha otorgado el organismo multilateral en toda su historia.
El
presidente Macri, con 60 años, ha recibido un castigo abrumador en
una nación que
tiene en la pobreza a 13,8 millones de personas, equivalentes al 34,1
% de la población, un
porcentaje que un año atrás era del 25,5 por ciento. En paralelo,
la indigencia trepó del 4,9 por ciento al 7,9 por ciento entre el
primer trimestre de 2018 y el de 2019.
Cuando
asumió al frente del Gobierno, Macri pidió ser juzgado por su
capacidad para reducir la pobreza. Durante su gestión, el mandatario
se mostró más preocupado por equilibrar el déficit fiscal y por
realizar un ajuste económico, tal y como sugería el FMI, mientras
una inflación
desbocada llegaba al 55,8 % interanual
y el endeudamiento externo escalaba hasta arañar el 90 % del
Producto Interno Bruto (PIB).
El
mandatario ha sido derrotado hasta en la provincia de Buenos Aires,
la más importante y poblada del país, donde vive casi el 37 por
ciento de los habitantes. En esta jurisdicción, clave en cualquier
proceso electoral, su batacazo fue aún más doloroso, al perder por
20 puntos de diferencia. La joya del Gobierno macrista y actual
gobernadora de este distrito, María Eugenia Vidal, perdió con el
32,6 % de los votos frente al 49,2 % que alcanzó el
candidato del Frente de Todos, Axel
Kicillof.
Peronismo imbatible
La
fórmula Fernández-Fernández ha conseguido así una victoria
estrepitosa. En
un país tan polarizado como lo es Argentina, Cristina Fernández
pensó que una fórmula electoral liderada por un perfil más
moderado podría
espantar menos votos que una encabezada por ella.
Quizás
por eso la actual senadora, que gobernó durante dos legislaturas
consecutivas antes de que Macri la reemplazase en el Poder Ejecutivo,
se escabulló de la primera línea política y designó como
candidato a presidente a Alberto Fernández.
Esa
decisión, anunciada hace sólo tres meses, dejó atónito al país,
pues su exjefe de
gabinete no tenía peso electoral propio.
Durante toda la campaña electoral, de hecho, este abogado de 60 años
fue interpelado hasta el cansancio por el distanciamiento que lo
mantuvo alejado de Cristina Fernández durante los últimos diez años
y por las críticas acérrimas que dedicó a la segunda
administración de su ahora candidata a vicepresidenta.
Las
PASO, instauradas en 2009 durante el Gobierno de la exmandataria,
fueron concebidas en su origen como una instancia electoral previa a
las elecciones generales para que dirigentes dentro de una misma
alianza política dirimieran en internas su liderazgo.
En
la práctica, estos comicios sólo retiraron de la disputa electoral
a cuatro de las diez agrupaciones que no llegaron al 1,5 por ciento
de los votos necesarios para poder presentarse a los comicios de
octubre.
En las próximas elecciones no sólo se elegirán a los
representantes del Poder Ejecutivo, sino que además se renueva la
mitad de los escaños de la Cámara de Diputados y un tercio de las
bancas del Senado.
Con
toda probabilidad, Mauricio Macri será el primer presidente no
peronista en concluir su mandato en el contexto de un proceso
democrático. A raíz de la reforma constitucional de 1994 que
permite la reelección, el jefe de Estado también se convertirá,
con la misma certeza, en el primer mandatario de la historia
argentina en naufragar en su intento de revalidar su gestión.
* Artículo publicado en el diario Público de España el 12 de agosto de 2019.
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