Lo primero que habría que preguntarse, ante todo, es qué hacían allí 623

Las misiones españolas en el exterior están al mando de la Alianza Atlántica, de la Unión Europea o bien de la ONU. Pero no se informa con detalle de a qué se debe la participación del Ejército español en ciertas operaciones militares, en qué consisten las labores que realizan, como las llamadas “actividades de vigilancia” en Somalia, o qué implica su participación, por ejemplo, en la Brigada Multinacional Oriental en Líbano.
Son asuntos que se desconocen, y que en todo caso se asoman a un titular cuando hay alguna baja o cuando se produce un cambio de planes. Sirva de ejemplo lo que sucedió hace un mes, cuando militares españoles en Chad fueron condecorados. Aunque ésa era la noticia, alguno que otro quedó desconcertado: “Ah, ¿pero es qué nuestras tropas están en el Chad?”. Porque lo que en ningún caso se aclara es cuál es la intención de tener tropas españolas allí, y a qué se dedican exactamente.
El revuelo

Y para los que celebren el excelente gesto de España, que decide por su cuenta y riesgo sin pedir permiso a Estados Unidos, que no se ilusionen. Barack Obama tiene más interés en fortalecer su misión particular en Afganistán, y el Gobierno español, que hasta ahora ha negado que fuera aumentar los 780 soldados que mantiene en el país islámico, comienza a cambiar de opinión. Bien significativo ha sido que el Ministerio de Defensa anunciara, en diciembre del año pasado, que a partir de 2009 queda eliminado el límite de 3.000 militares que podían ser enviados al extranjero. La nueva cifra que se plantean alcanzar es de 7.700 soldados, más del doble.
¿A qué finalidad responde este propósito? No hay de qué preocuparse. Esa cuestión nunca será planteada.
* Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador)
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