Giulani justificaba su alarma dado el aumento de gas randon que había observado en áreas sísmicamente activas. El randon es un gas radioactivo que se libera del subsuelo cuando se activan las fallas, de modo que el gas encuentra una vía de fuga para salir. El 31 de marzo, cuando el aviso de Giuliani no se había cumplido, el jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, lo denunció por provocar el pánico, y se refirió a él como “aquel imbécil que se divierte difundiendo noticias falsas”.
Ahora, después de haberse desencadenado una tragedia que había intentado prevenir, Giuliani ha concedido varias entrevistas a algunos medios de comunicación italianos, pero sin ningún aire de triunfo. “Existe el riesgo de que mañana me metan en la cárcel”, dice, “pero lo confirmo: no es verdad, es falso, que los terremotos no se puedan prever”. Porque lo que él defiende es que el suyo no ha sido un vaticinio alegre sin evidencias, sino una predicción científica.
Él, a fin de cuentas, también ha sido evacuado de su casa tras el terremoto. “Esta noche”, señalaba el mismo 6 de abril, “mi sismógrafo denunció una fuerte sacudida (…) No sabía a quién dirigirme, veía que se estaba precipitando la situación y no podía hacer nada, porque había recibido una notificación sobre un proceso judicial en mi contra al haber dicho que iba a tener lugar un terremoto”. No se olvida por eso de los que le insultaron: “Estos científicos canónicos... ellos saben que los terremotos pueden ser previstos”.
Como si las inquietudes del investigador italiano todavía no se hubieran materializado en una catástrofe que tendrá convulsionada a Italia por largas semanas, el jefe de Protección Civil repetía después del seísmo, junto al primer ministro Berlusconi, que no existe ninguna posibilidad de hacer previsiones. “Esto está avalado por la comunidad científica”.
A todo ello se añade el hecho de que en la región venían repitiéndose algunos temblores desde mitad de febrero. Al parecer, las autoridades locales estaban sobre aviso, pero aún así decidieron tomar por disparates las declaraciones de Giulani. Por eso este científico italiano, que vive en la región del Aquila, vive hoy con especial rabia toda la destrucción que ha provocado el terremoto. “Hay personas que me tienen que pedir perdón y que tendrán en la conciencia el peso de lo que ha sucedido”.
No muchos compañeros de profesión se han puesto de su lado. Basta como ejemplo lo que ha dicho el director del Instituto Nacional de Física Nuclear en Italia, que, lejos de considerarle un investigador, ha definido a Giuliani como un técnico que peca de ingenuidad. Como respuesta, surge el dicho popular: “Más vale un ‘por si acaso”, que un “quién lo diría”.
*Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador).
seria divertido que la prensa española descubriera algo más sobre el señor guido bertolaso, hombre agradecido a la izquierda como a la derecha, hombre de poder en cualquier etapa de crisis y gasto público.
ResponderEliminarun abrazo
mario
Tienes razón.
ResponderEliminarOtro abrazo.