Di Salvo viajó a España el pasado 12 de octubre para visitar por tres meses a su hija, que está embarazada de siete meses y vive en Gran Canaria. Cuando entregó su pasaporte en Migraciones, un policía quiso saber cuál era su profesión. La mujer explicó que trabajaba desde hace 18 años como empleada doméstica en el Sanatorio de Niños de la provincia de Rosario (centro del país), pero el funcionario replicó: “No le pueden haber dado tres meses de vacaciones. En ningún país del mundo le dan tres meses a una empleada”.
Ella insistió en que se comunicaran con el Sanatorio, donde podrían comprobar que le habían otorgado ese tiempo de permiso sin goce de sueldo. Tenía toda la documentación en regla, según contó, pero la enviaron a un cuarto de donde no saldría hasta 43 horas después, cuando la embarcaron en otro vuelo rumbo a Argentina.
“Me gasté mis ahorros de lo que yo pude ahorrar en los últimos diez años”, se lamentó Victoria, que esperaba asistir al casamiento de su hija la próxima semana para después acompañarla en el parto. “Con el sueldo de mi marido y el mío yo no puedo hacer este viaje. Si lo hice fue a costa de sacrificios y de pedir plata para llegar porque no me alcanzaba lo que me pedían... y ahora veo todo tirado y ni siquiera vi a mi hija”.
Recibió pocas explicaciones mientras estuvo retenida, pero algún funcionario se atrevió a decirle que ella intentaba ingresar en España para trabajar. “Cumplo 59 años en diciembre, y me jubilo dentro de un año”, explicó Di Salvo a Público. “Yo no tengo necesidad de trabajar en España, iba a ver a mi hija que espera dar a luz el próximo 30 de noviembre”.
Su caso vuelve a ser titular en los medios nacionales a pocos días de que una profesora también de Rosario, María Cecilia Tonón, fuera retenida e incomunicada durante cuatro horas en Barajas antes de ser repatriada de nuevo hacia Buenos Aires. Estaba embarazada de tres meses, y a su regreso sufrió un aborto.
Tras darse a conocer la situación de esta docente argentina, el embajador español en Argentina, Rafael Estrella, reconocía que su expulsión había sido un “error” porque “habían fallado algunos mecanismos de flexibilidad”, pero que había descendido “a casi la tercera parte, en un año, los argentinos no admitidos en España”.
También por Tonón se movilizaron el vicecanciller argentino, Alberto D’Alotto, y el secretario de Estado español para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia. Se reunieron hace dos días con vistas a organizar una nuevo encuentro con autoridades consulares, a fin de establecer “la mayor flexibilidad posible”, en palabras de D'Alotto, para los argentinos que quieran viajar a España.
Con esta noticia parecían tranquilizarse los ánimos, pero ayer Argentina se despertaba con el anuncio de una nueva expulsión. Di Salvo ha sido hoy convocada en el consulado español de Rosario, pero Carlos Comi, diputado de la fuerza opositora Coalición Cívica, pedía ayer que se adoptara una política de reciprocidad con España. “Si nos piden carta de recomendación, hay que pedir lo mismo”, sostuvo. “Hagamos que diez españoles vuelvan a Madrid y la cosa va a cambiar. Hay un maltrato permanente a los argentinos y para colmo el consulado funciona muy mal”.
* Artículo aparecido el 20-10-2010 en el diario español Público.
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