lunes, 12 de septiembre de 2011

Órganos detenidos en el tiempo


"La imagen de un órgano enfermo detenido en el tiempo tiene inevitablemente un pasado y un futuro”. Esta es la razón de ser del Museo de Patología de Argentina, perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Sólo apto para no impresionables, dicen. Sin afán de querer ser sorprendente, este museo es uno de los tesoros más recónditos de la medicina argentina. Un par de salas, revestidas de lo que en su día fueron simples aulas de clase, albergan más de 2.000 órganos exhibidos en frascos colmados de formol. Lo que antaño fueron miembros deformes, entrañas enfermas o fetos que no llegaron a ser vida, hoy son muestras anatómicas fundamentales que sirven para proyectar en el futuro los conocimientos obtenidos de su estudio.

“Se recolectaron órganos hasta las décadas de 1960 y 1970”, cuenta el doctor José Napoli, director del museo. “La iconografía de los libros era muy cara por aquel entonces, así que la única manera de ver los órganos enfermos era guardándolos”.


Las piezas que aquí se muestran fueron rescatadas en autopsias realizadas en su mayoría a inmigrantes. En la época en la que se constituyó el museo, a finales del siglo XIX, eran sobre todo ellos los que morían sin un reclamo que los despidiera, sin nadie que se presentara para reivindicar sus cuerpos. Les esperaba el destino de servir a la ciencia a través de la cátedra de Patología, creada por quien también fuera el fundador del museo, Telémaco Sussini.

Además de ser el primer becario de la UBA, Sussini fue también el inventor de la primera ambulancia en Argentina. “Él tenía la idea de que el hospital tenía que ir a la casa de la gente”, explica Napoli. “Y creó la ambulancia tirada por caballos. Era un instrumento de asistencia, de medicina pública, para socorrer a los pacientes”.

Pese a ser el padre de la cátedra de Patología, en cierto momento Sussini renunció a ella tras considerar que ya había hecho todo lo que creía indispensable. “Se dedicó entonces a estudiar la economía en la medicina, porque decía que muchos de los problemas médicos eran en realidad problemas económicos”, añade Napoli. “Es decir, que entendió que muchas de las enfermedades son de los pobres”.

Si se tiene en cuenta que la única enfermedad erradicada por el hombre es la viruela, el museo hoy es testimonio de muchas enfermedades que están lejos de ser sólo muestra de vitrinas. Sirven al presente y por eso un texto a la entrada del museo se encarga de recordarlo: “La materia orgánica ha sido conservada no con la falsa ilusión de eternidad, sino con la intención de poder detener y mostrar visualmente la enfermedad (…). Este es un lugar para la reflexión, la comprensión y el sentido de la vida desde nuestras posibilidades humanas, apoyados o no en una creencia superior de cualquier índole”.



Museo de Patología
c/ José Evaristo Uriburu 950, 4º. Buenos Aires
Teléfono: (011) 4508 3604
Horario: Lunes a Viernes de 14:30 a 18:30. Entrada gratuita.
Página web: http://www.fmed.uba.ar/museo

* Artículo publicado el 29-08-2011 en el diario español Público

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