jueves, 27 de octubre de 2011

Cadena perpetua en Argentina para el 'ángel de la muerte'


La Justicia argentina condenó ayer a cadena perpetua al excapitán de marina Alfredo Astiz, también conocido como el “ángel de la muerte, y a 12 de los otros 17 represores procesados en uno de los juicios que más expectativa ha despertado en los últimos meses. La razón es que por primera vez se emitió sentencia en torno a los crímenes cometidos en uno de los centros clandestinos de exterminio más cruentos del país, conocido como la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).

Han sido casi dos años de audiencias que han contado con el testimonio de 160 testigos, 79 de ellos sobrevivientes del centro de represión. Este proceso, dividido en tres tramos para investigar 86 crímenes, incluía los casos del escritor argentino Rodolfo Walsh, desaparecido en 1977, de las fundadoras de la asociación Madres de Plaza de Mayo y de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, secuestradas ese mismo año.

Se calcula que apenas sobrevivió un centenar de los 5.000 prisioneros que pasaron por la ESMA, el centro de represión más grande del país. De los 18 acusados en este juicio, 17 militares y un médico, sólo dos fueron absueltos en lo que ha sido la primera etapa de esta megacausa, la cual tiene todavía en trámite otras ocho causas judiciales.

Funcionamiento

Los grupos de tareas encargados de la represión que trabajaron en el entorno de la ESMA secuestraban a sus víctimas tanto en la capital de Buenos Aires como en  provincia. El objetivo, según el Centro de Información Judicial (CIJ), era “interrogarlas mediante la aplicación de tormentos para obtener nombres, direcciones y otros datos generales tendientes a desarticular agrupaciones políticas y sociales”. Después eran asesinadas con una “metodología de eliminación”: o se quemaban los cuerpos, o se arrojaban al río de la Plata en los llamados “vuelos de la muerte”.

Astiz, uno de los condenados a cadena perpetua en este juicio, se hizo conocido por la alevosía con la que se aprovechó de su aspecto angelical para infiltrarse en grupos activistas de derechos humanos y así señalar a los que serían después secuestrados. “Las falsas querellas no nos perdonan que hayamos combatido con éxito a la subversión”, señaló el “ángel de la muerte” antes de recibir sentencia.

Otro de los sentenciados a la pena máxima fue el ex capitán de fraga Jorge “El Tigre” Acosta, sobre el que pesaba la decisión final en la ESMA de quién sería torturado y quién asesinado, y que hasta el día de hoy se considera un combatiente de guerra.

Los únicos imputados que se bajaron del proceso durante su transcurso fueron un penitenciario por problemas de salud y el exprefecto Héctor Febres, envenenado en 2007 con cianuro mientras cumplía prisión preventiva.

Patricia Walsh, hija de Rodolfo Walsh, indicó no obstante que la jornada de ayer fue “histórica”, y destacó que la labor de la Justicia argentina "es la lucha más digna de la historia reciente de los argentinos".


* Artículo aparecido el 27-10-2011 en el diario español Público.

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