Llegan
novedades desde Argentina sobre la causa
abierta en este país para juzgar los crímenes de la dictadura
franquista. Carlos Slepoy,
uno de los abogados que impulsa este proceso desde que comenzara el
14 de abril de 2010, viajó desde Madrid a Buenos Aires para reunirse
con la jueza María Servini de Cubría, a cargo del caso.
El abogado argentino pudo explicar cuáles son algunas de las iniciativas judiciales que de concretarse pondrían a España en una situación incómoda, al haberse negado a investigar por sí misma los delitos de lesa humanidad cometidos entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977.
El abogado argentino pudo explicar cuáles son algunas de las iniciativas judiciales que de concretarse pondrían a España en una situación incómoda, al haberse negado a investigar por sí misma los delitos de lesa humanidad cometidos entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977.
Para empezar, la querella argentina
espera que Servini de Cubría promueva el procesamiento, con el
consiguiente pedido de detención internacional, de nueve españoles
(tres ex ministros, dos ex jueces y cuatro ex miembros de seguridad), entre
los que se encuentra José Utrera Molina, el suegro del actual
ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón.
“Son
las primeras imputaciones que realizamos” cuenta Carlos Slepoy.
“Tenemos una expectativa importante de que la jueza lo acuerde
así”. En ese caso, Servini de Cubría daría una orden a Interpol
para que los nueve acusados sean detenidos allá donde se estén. Las
autoridades españolas tendrían entonces que trasladar este
requerimiento a la Audiencia Nacional, que sería la responsable de
autorizar la extradición.
Pero desde
Argentina no se engañan, y saben que es muy improbable que esto
ocurra. “Tenemos la experiencia histórica del juicio que llevó
adelante el juez Baltasar Garzón” reconoce Slepoy. “Él estuvo
durante años pidiendo la detención y extradición de militares
argentinos. Más aún, dictó un decreto planteando que no se iba a
hacer ningún tipo de colaboración en esta materia. Pero con el
tiempo las cosas fueron cambiando”.
Y es aquí
donde la reticencia de las autoridades españolas puede ser cada vez
más difícil de mantener. En su día, y gracias a la intervención
de Garzón, se pudo juzgar al ex militar argentino Adolfo Scilingo,
se detuvo al ex dictador chileno Augusto Pinochet, y se obtuvo la
extradición de México a España del ex represor argentino Ricardo
Cavallo. “Además Garzón lanzó, a lo largo de los años, más de
300 órdenes internacionales de detención, hasta que finalmente un
juez argentino detuvo a más de 40 militares, entre ellos los
principales responsables de los crímenes de la dictadura argentina”,
recuerda el abogado.
La causa contra
los delitos franquistas puede tener la misma trascendencia histórica.
“Esto lo vemos como un proceso”, reflexiona Slepoy. “Si estos
pedidos se producen, va a haber muchos sectores en España que van a
pedir que se hagan efectivos, incluso desde el Parlamento”.
Además del
respaldo de 60 asociaciones de toda España, existe un listado de
mociones realizadas desde diversos ayuntamientos, sobre todo del País
Vasco, que se han pronunciado a favor de la querella. “Nos han
llegado también cartas de alcaldes que hemos remitido a la jueza,
como el de Guernica o el de San Sebastián, que apoyan a la
magistrada y que anuncian su disposición a recibirla”, añade el
letrado argentino.
Acciones
concretas
Esta causa
reúne en torno a sí más de 150 querellas particulares, y el
propósito es que se multipliquen. Según ha comentado la misma
Servini de Cubría, se prevé que a mediados de abril comiencen las
primeras videoconferencias entre ella y unos 20 denunciantes, “que
son los primeros indicados para dar sus testimonios por abarcar un
espectro muy amplio de los sectores de la represión franquista:
niños robados, presos políticos, fusilados, desaparecidos, víctimas
de trabajo esclavo y asesinados en manifestaciones”, detalla
Slepoy.
Estos
testimonios entrarán en consonancia con todo el universo de personas
reprimidas durante la dictadura. Pero las iniciativas no terminan
aquí.
“Planteamos
la necesidad de que por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores
de Argentina se den instrucciones a los cónsules argentinos de
distintos lugares del mundo para que reciban denuncias, y que las
personas que las hagan se beneficien de la exención de tasas
judiciales”, revela el abogado.
Son los mismos
beneficios que tienen ahora las víctimas de la dictadura argentina.
“Los cónsules tienen la directiva de tomarles declaración
gratuitamente, y remiten luego sus testimonios”, cuenta Slepoy.
“Tengamos en cuenta que hay muchas víctimas no sólo en España
sino también en otros países del mundo. Esto universalizaría el
procedimiento”.
Una
vergüenza para España
Pese a estos
avances, la duda vuelve a surgir. ¿Y si España no colabora?
Argentina y Chile también se mostraron reacios a juzgar sus
dictaduras en un comienzo, pero se abrió un canal internacional por
el que las propias víctimas pudieron denunciar los delitos.
“Esto
ejerce una enorme presión dentro de la sociedad al crearse la
sensación de que el único refugio que tienen es el propio país en
el que cometieron el crimen”, observa el letrado. De modo que la
causa que ahora se promueve desde Argentina bajo el principio de
jurisdicción universal “va
a poner aún más en evidencia a las instituciones y a la Justicia
española, que no sólo se niega a juzgarlos en el mismo país, sino
que impide que se lo juzgue desde otro”.
Ya lo
dijo el fiscal
Luis Navajas
cuando Garzón fue querellado
en España por intentar investigar los crímenes del franquismo, y lo
repite ahora el abogado argentino. “Esto es una vergüenza muy
grande para España, como lo fue para Argentina y Chile en su
momento. Lo que está haciendo la Justicia argentina está ajustado
al derecho internacional. Si las extradiciones no se producen, no se
podrá entrar al país por la fuerza, pero sí se podrá ejercer una
gran presión. Por otro lado, si cualquiera de los nueve acusados
sale de España, correría el riesgo de ser detenido por Interpol.
Por eso esta acción es parte de un proceso que será largo, pero no
deja de ser un eslabón muy importante”.
Los nueve
imputados franquistas
- El ex ministro de Relaciones Sindicales Rodolfo Martín Villa, por el asesinato de cinco obreros durante una huelga en Vitoria
- El ex ministro de Trabajo Fernando Suárez González, por firmar la sentencia de muerte de cinco antifranquistas en 1975, que fueron los últimos fusilados del franquismo.
- El ex juez Rafael Gómez Chaparro Aguado, que desestimaba las denuncias y hasta se mofaba de los torturados que acudían a él.
- El ex juez Jesús Cejas Mohedano, que condenó a muerte a tres personas.
- El ex inspector Juan Antonio González Pacheco, conocido como Billy el niño, acusado de torturas.
- El ex escolta de Francisco Franco y de la Casa Real Celso Galván Abascal, acusado de torturas.
- El ex comisario José Ignacio Giralte González, acusado de torturas.
- El ex guardia civil Jesús Muñecas Aguilar, que además participó en el golpe del 23-F, acusado de torturas.
* Artículo aparecido en Público
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