lunes, 9 de marzo de 2015

Las contradicciones del caso Nisman y una hipótesis en el aire

La investigación sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, hallado sin vida cuatro días después de denunciar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y un día antes de exponer su acusación ante el Congreso, prometía desde su comienzo ser objeto de controversias y de hipótesis a elección. A mes y medio de su deceso, el país asiste todavía a un ida y vuelta de peritajes confirmados y luego contradichos, de testimonios que afirman y después rectifican para más tarde matizar todo lo anterior.

Protesta para exigir justicia tras la muerte de Nisman. / EFE

Los peritajes no son ya una prueba irrefutable que anule las divagaciones. Las conclusiones oficiales del Cuerpo Médico Forense, dependiente de la Corte Suprema, difieren de las deducciones a las que llegaron los expertos citados por la querella que representa la exmujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado.

El equipo escogido es liderado por el médico forense Osvaldo Raffo, una de las máximas autoridades en medicina forense. Con más de 20.000 autopsias a sus espaldas, ha dado vuelta causas judiciales de notoria repercusión pública. Lo acompañan el ex director de la Policía Científica y ex jefe de policía bonaerense, Daniel Salcedo, y el médico legista Julio Ravioli.

Los especialistas entregaron a la ex mujer de Nisman un informe de un centenar de páginas en el que descartan la posibilidad de suicidio o accidente. Sus resoluciones se basaron en fotos y vídeos de la autopsia y en imágenes obtenidas del baño en el que fue hallado el fiscal con un tiro en la cabeza. Este jueves, Arroyo Salgado concluyó en una conferencia de prensa sin preguntas: “Lo mataron”.

Los peritos oficiales situaron el fallecimiento del fiscal en la mañana del domingo 18. Los expertos de la querella consideran que el deceso de Nisman se produjo entre 32 y 40 horas antes de su autopsia, lo que adelanta su muerte a la tarde/noche del sábado. Diego Lagomarsino, el informático que trabajaba para Nisman en su Fiscalía y al que prestó el arma que le causó la muerte, admitió que su segunda visita al departamento del fiscal finalizó al anochecer de ese día.

Pero los expertos oficiales comenzaron a investigar en la semana el ordenador de Nisman, y descubrieron que la máquina se había conectado a Internet a las 8 am del domingo, varias horas después de la data de la muerte fijada por la pericia querellante. Arroyo Salgado frenó entonces posteriores investigaciones con un escrito advirtiendo que se debía preservar “la privacidad del contenido que no tuviera relación con la investigación”.

Los expertos de la familia de Nisman alegan también que el fiscal agonizó antes de morir, lo que explicaría el abundante charco de sangre en el que fue encontrado el cadáver (de haber muerto instantáneamente, el corazón habría dejado de bombear sangre). La agonía, argumentaron, descarta los indicios de espasmo cadavérico en la mano derecha de Nisman, rigidez que certificaron en cambio los peritos oficiales para confirmar que había accionado el gatillo.

Por último, los forenses de la familia determinaron que la posición en la que fue encontrado el cuerpo de Nisman “no fue la final” porque “el cuerpo había sido movido”. La fiscal que investiga la muerte del fiscal, Viviana Fein, afirmó que todavía no puede afirmar o desmentir nada al respecto.

La funcionaria, en todo caso, sostuvo que no está sorprendida por las revelaciones del informe que dio a conocer la ex mujer de Nisman, y anunció que confrontará el expediente de los peritos de la querella con las conclusiones de los expertos de la Corte.


Elucubraciones y errores


La prensa, una de las protagonistas en donde son pocos los que reconocen no saber, ha levantado vuelo en su intento de adelantarse a los acontecimientos. Los hay quienes caen. El prestigioso portal Infojus, dependiente del Ministerio de Justicia, se disculpó por haber anunciado erróneamente que el fiscal tenía un “estado de embriaguez elevado” al momento de fallecer. El coordinador del portal, Cristian Alarcón, fue despedido automáticamente.

No ha sido ésta la única versión resbaladiza que ha terminado por ser desmentida. El diario Clarín afirmaba a finales de enero que “el arma se habría disparado a más de 15 cm”, teoría desmentida a continuación por la fiscal Fein.

La propia funcionaria admitió un “error involuntario” cuando reconoció que sí se había hallado en la papelera un borrador de la denuncia de Nisman en el que el fiscal solicitaba la detención de Cristina Fernández, como afirmaba Clarín y habían negado funcionarios del Gobierno.

Algunos análisis se han precipitado en aventurar una sucesión de supuestos que fuerzan novedades y que luego se autoalimentan con las controversias que ocasionan a golpe de impacto fuentes de caso anónimas y comunicados oficiales.

Lo curioso es que el informe de los peritos consultados por la familia confirman la teoría por la que se decantó la presidenta Cristina Fernández, quien terminó por declarar su convencimiento de que Nisman no se había suicidado.


Hipótesis en el aire



Planteados tantos interrogantes, varias hipótesis se han ido tejiendo a lo largo del tiempo. El secretario de seguridad Sergio Berni fue el primero en especular con la teoría del suicidio, alentada ante la idea de que Nisman se habría sentido amedrentado por la exposición que debía hacer ante el Congreso de una denuncia sin bases jurídicas sostenibles.

Otra sospecha coquetea con la posibilidad de un suicidio inducido.posibilidad de un suicidio inducido. Es aquí donde es sugerido el nombre del ex agente de Inteligencia Jaime Stiuso/Stiusso. El espía, conectado con la CIA y el Mossad, alimentó la investigación de Nisman sobre el atentado de 1994 a la mutual judía AMIA, tal y como había reconocido el propio fiscal. Desplazado en diciembre por el Gobierno, Stiuso habría intentado vengarse del Ejecutivo. “Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto”, deslizó la presidenta en uno de sus discursos.

Abierta la hipótesis del asesinato, las conjeturas se desbocan. Desde la existencia de una supuesta relación íntima entre Nisman y Lagomarsino, otras hipótesis se detienen en el jefe del Ejército César Milani, acusado de delitos de lesa humanidad, que además tiene bajo su control los servicios de Inteligencia militar.

Hay quienes siguen viendo en los iraníes o en los sirios los culpables de toda esta trama, y otros no se olvidan del origen del caso Nisman: el atentado a la AMIA y la explosión de la embajada israelí en 1992, investigaciones torpedeadas desde un principio por Israel, y con una clara injerencia de los servicios de Inteligencia de ese país y de Estados Unidos.

Por algo el ministro de Exteriores, Héctor Timerman, les advertía en una carta enviada a ambos a mediados de febrero que su obligación era respetar “la no interferencia en los asuntos internos en las jurisdicciones donde prestan servicios”.



* Artículo publicado el 07 de marzo de 2015 en el diario español Público.

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