domingo, 9 de agosto de 2015

La izquierda sigue dividida ante las elecciones de Argentina

El país elige este domingo a los candidatos que podrán competir por la presidencia. Las fuerzas de izquierdas intentan figurar como una alternativa de Gobierno más allá de la gravitación electoral que gira en torno a Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa

 
Cristina Fernández de Kirchner vota en Santa Cruz

BUENOS AIRES.- Argentina se despide este año del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El país prepara la transición con una sucesión de elecciones que desde abril sostienen una ininterrumpida campaña electoral. Pero este domingo ya no se trata sólo de comicios locales. Por primera vez en 2015 se celebra una votación nacional para elegir a los candidatos que podrán disputarse la presidencia. 

La agenda mediática se guía por los actos y dichos de los tres postulantes con más posibilidades de alcanzar el poder. Uno es oficialista, los otros dos son de la oposición. Pero en total hay quince precandidatos a la presidencia. De los cinco que se definen de izquierdas, dos compiten entre sí en el mismo frente. Como representantes de fuerzas más pequeñas, la atención a sus líderes es menos incisiva.

Por un lado, está el Frente Popular, un espacio en el que se unieron cuatro formaciones y que parece conformarse con superar el umbral de votos necesario para competir en las elecciones presidenciales. El Movimiento Socialista de los Trabajadores-Nueva Izquierda no tiene aspiraciones mucho más ambiciosas. Lo mismo sucede con la lista Nuevo Más. Todas se presentan por separado.

La fuerza que más adhesión podría conseguir en estas elecciones es el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), una coalición trotskista del que forman parte el Partido Obrero (PO) y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). En 2013, el FIT tuvo un desempeño inesperado. Sacó el 6,4 % de los votos y metió tres diputados en el Congreso.

Uno de ellos es Nicolás del Caño, que desde el PTS espera ganar en la interna al fundador del PO, Jorge Altamira, y aspirar a la presidencia de Argentina. En las elecciones a intendente (alcalde) de la ciudad de Mendoza celebradas en mayo, consiguió desplazar del segundo puesto al propio kirchnerismo con el 16,87 % de los votos. Éste fue el mejor resultado que obtuvo una fuerza de izquierdas para un cargo ejecutivo desde el regreso de la democracia en 1983.

En una entrevista con Público, Del Caño expresa sus diferencias con el Gobierno de Cristina Fernández y sostiene que el actual Ejecutivo ha beneficiado a grandes empresarios durante sus doce años de gestión, más allá del discurso progresista que tiene en algunos terrenos.





"También ha causado una gran desazón que el Ejecutivo sostuviera a un genocida como César Milani (imputado por delitos de lesa humanidad) al frente del Ejército, cuando fue el mismo expresidente Néstor Kirchner el que descolgó el cuadro del exdictador Jorge Videla en el Colegio Militar", recuerda este joven de 35 años.

Con un discurso salpicado de referencias a los trabajadores, añade otro ejemplo. "En las negociaciones de las subidas de los salarios, el Gobierno pone un techo inferior a la inflación actual, pero la rentabilidad de los bancos y las entidades financieras fue en 2015 de un 57 % más", afirma. "Ahí no hay topes, esa ganancia no se discute. Lo reconoce la propia presidenta: 'Ustedes han ganado como nunca, se la han llevado en pala', les dice ella misma".

Sin embargo, hay muchos votantes de izquierdas que aprueban la administración kirchnerista y que se sienten identificados con el peronismo gobernante. "El pueblo en Argentina viene de la crisis de 2001", concede el precandidato. "El crecimiento económico de estos años, junto con la posición del Gobierno en ciertas temáticas como los derechos humanos, generó una expectativa, pero eso ya ha comenzado a resquebrajarse".


Para justificar sus palabras, no sólo menciona el crecimiento vertiginoso que ha experimentado su alianza desde 2011, que pasó de tener medio millón de votos a 1,2 millones en las elecciones legislativas de 2013. Alude además al candidato oficialista, el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, al que se refiere como un político referenciado por políticas de derecha.

"Scioli se reivindicó hace dos semanas como hijo político del expresidente Carlos Menem, cuando es uno de los principales responsables de las políticas neoliberales de privatización", sentencia Del Caño. "Su propio asesor admite que en el próximo Gobierno tendrían que devaluar".

El FIT propone un plan de emergencia que empiece por la nacionalización de la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales. Plantean elevar el salario mínimo al costo de la canasta básica familiar y un plan de obras públicas en un país con un déficit habitacional que afecta a más de tres millones de personas. También reclaman el cese del pago de la deuda externa, y el establecimiento de un impuesto extraordinario para las grandes mineras, petroleras, aceiteras y sobre todo, para el sector financiero.

A la espera del alcance real que tengan las alianzas de izquierda en estas elecciones, hay siete listas más que contienen al resto de los precandidatos. Tras las internas de este domingo, al menos cuatro de ellos quedarán eliminados.


Los tres nombres más repetidos


Daniel Scioli es el único candidato del Frente para la Victoria (FpV) que presenta el kirchnerismo para continuar en el Gobierno.

En la alianza Cambiemos, disputan ese lugar el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri (líder del PRO), Ernesto Sanz (representante de la Unión Cívica Radical) y Elisa Carrió (dirigente de Coalición Cívica). Sólo uno de ellos, el que más sufragios consiga, continuará en la carrera presidencial.

El frente UNA será a su vez representado por el diputado Sergio Massa (del Frente Renovador) o por Manuel de la Sota, gobernador de la provincia de Córdoba.


En promedio, las encuestas le otorgan a Scioli un 36 % de intención de voto, seguido por Macri con un 24 % de apoyo. En tercer lugar ubican a Massa, anclado con un 13 % de respaldo.

Un sistema electoral complejo


Argentina es un país que establece un inusual modelo para elegir a sus autoridades. Conjuga dos mecanismos que por separado están presentes en los sistemas electorales de varias naciones, pero que en conjunto establecen un paradigma más raro de encontrar: elecciones primarias obligatorias, y tras los comicios generales, una eventual segunda vuelta que disputan los dos candidatos más votados si el ganador no logra determinada ventaja porcentual.

Más de 32 millones de votantes están convocados a participar en las denominadas PASO de este domingo, llamadas así por ser elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. El lunes se conocerá quiénes son los posibles sucesores de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Las PASO también sirven de filtro para apartar de la carrera electoral a aquellos que no alcancen, al menos, el 1,5 % de los votos. Por otro lado, seis provincias celebran además elecciones locales para elegir a sus gobernadores, con la respectiva tanda de cargos provinciales.

La atención estará puesta sobre todo en la de Buenos Aires, el distrito más importante del país con el 37 % del padrón electoral. Allí, el kirchnerismo tiene a dos precandidatos que aspiran a ser el próximo gobernador: el jefe del Gabinete de ministros, Aníbal Fernández, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

Como novedad, en estos comicios se elige también a los 43 parlamentarios que representarán a Argentina en el Mercosur, uno por cada una de las provincias del país más la ciudad de Buenos Aires, y otros 19 elegidos por distrito único.

De cara a las presidenciales

Pero no será hasta el 25 de octubre cuando se celebren las elecciones generales para elegir al presidente y al vicepresidente. Además se renovarán la mitad de los escaños de Diputados, y un tercio de las bancas del Senado.

Hasta entonces, las elecciones primarias son el mejor pronóstico de lo que puede suceder en las presidenciales, sobre todo desde el desconcierto que se vivió hace tres semanas en la segunda vuelta de las elecciones a jefe de Gobierno en la ciudad de Buenos Aires, cuando ninguna encuesta previó que los dos contrincantes que disputaban el cargo iban a quedar a sólo tres puntos de diferencia.

Las PASO exhiben, en definitiva, un corolario de simpatías y desafecciones, una muestra del tablero político y de las fuerzas reales que tiene cada aspirante a menos de tres meses de los comicios generales.



* Artículo aparecido el 9 de agosto de 2015 en el diario español Público.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTREVISTA - Ministra de Seguridad de Argentina sostiene que el país necesita un cambio de fondo

La designada ministra de Seguridad y excandidata presidencial argentina Patricia Bullrich aseguró el domingo en esta entrevista que el paí...