Pocas estampas como las que se
observan este jueves en la ciudad de Buenos Aires reflejan la realidad
de lo que hoy sucede en Argentina.
La estación de la ciudad de Buenos Aires Constitución, durante el día de la huelga (agencia Télam) |
Por un lado, la capital del país acoge por primera
vez el Foro Económico Mundial para América Latina, que reúne a 1.100
representantes de Gobiernos y empresas con el presidente Mauricio Macri
como virtual anfitrión. "Qué bueno que hoy estemos acá, trabajando",
afirmó con sarcasmo el jefe de Estado en la inauguración del evento.
Frente a este escenario de trajes y corbatas
ante el que el mandatario reivindicó un "diálogo interno y con el mundo
para encontrar las mejores vías de desarrollo", el país parece vivir en
otro eje de coordenadas.
Las ciudades se muestran vacías. Los comercios
están cerrados, y el transporte está paralizado por completo, incluidos
los aeropuertos, los trenes y los autobuses urbanos, de media y larga
distancia.
El paro ha tenido una adhesión de más del 90%, han
asegurado las dos ramas de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA)
en una de las primeras evaluaciones de la jornada.
La huelga general responde a "un modelo económico de exclusión y pobreza que lleva a priorizar la especulación financiera
por sobre la producción, que endeuda al país sistemáticamente (40.000
millones de dólares sólo en 2016), y que pretende bajar la inflación a
base de despidos, de suspensiones y de bajar los salarios de los
trabajadores", indicó el secretario general de la CTA Pablo Micheli.
"Eso es precisamente", añadió el sindicalista, "lo
que está discutiendo el presidente en este momento en el único lugar en
esta ciudad en donde el paro tiene cero acatamiento, que es el mini
Davos que ha convocado".
El Gobierno ha hecho gala de entender la situación al
enviar a Gendarmería a las autopistas de acceso a la ciudad de Buenos
Aires, que habían sido bloqueadas con piquetes por organizaciones
sociales y por fuerzas de izquierda para impedir el ingreso a la
capital.
Un grupo de maestras fue recibida con gases
lacrimógenos en una de las autovías del Sur, según denunció Myriam
Bregman, dirigente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).
Algunos manifestantes también fueron reprimidos con gas pimienta y
camiones de agua por cortar la autopista Panamericana, que enlaza el
Norte con la capital argentina. Otros fueron acusados de tirar piedras a
los gendarmes. Al menos seis personas han sido detenidas.
Éste ha sido el despliegue del conocido protocolo
antipiquetes, un manual de actuación lanzado por el Gobierno en febrero
del año pasado que permite desalojar una movilización sin necesidad de
una orden judicial que lo avale.
Con una inflación que en 2016 rondó el 40%,
el nivel de conflictividad ha ido en aumento en las últimas semanas,
espoleado desde los sindicatos de los maestros de la administración
pública, que reclaman un aumento salarial del 35% para compensar la
pérdida del poder adquisitivo, y que esta semana celebran su octavo paro
nacional de 48 horas.
Un segundo varapalo ha recibido el Gobierno este jueves,
mientras se recluye en el hotel de lujo que alberga el Foro Económico
Mundial. Una jueza del ámbito laboral, Dora Temis, acaba de ordenar al
Ejecutivo que convoque una discusión nacional sobre las subidas de
sueldo que reclaman los sindicatos docentes.
Dado que las competencias de educación están
transferidas a las provincias, el Gobierno se escudaba en que cada
jurisdicción negociara con los gremios. Pero el Poder Ejecutivo está
obligado por ley, desde 2006, a convocar a nivel nacional las
denominadas paritarias (negociaciones) salariales.
El Gobierno, que pide paciencia, considera injustificable la huelga general. El índice de pobreza supera el 30%, sí, pero la economía ha subido por primera vez en nueve meses un 1,1% tras arrastrar una contracción del 2,3% durante 2016.
Una amnistía fiscal impulsada por Macri ha conseguido regularizar
116.800 millones de dólares, todo un hito que reafirma la senda de
recuperación.
Son los "brotes verdes" que ve el Gobierno argentino, aunque las calles opinen otra cosa.
* Artículo publicado el jueves 6 en el diario español Público.
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