Podrán acogerse a esta medida todos aquellos inmigrantes que se encuentren sin trabajo y con cuyos países España haya establecido un convenio bilateral en materia de Seguridad Social. Entre ellos, y con especial protagonismo, Ecuador. Junto con los marroquíes, los ecuatorianos son uno de los grupos más afectados ante la escalada de las cifras del desempleo, que ya afecta a más de tres millones de personas (unas 380.000 personas son extranjeras).El decreto ley, en vigencia desde hace un mes, dictamina que aquel migrante que se acoja al Plan podrá recibir la prestación de desempleo si previamente renuncia a sus permisos de residencia y trabajo y si se compromete a no volver a España en el plazo de tres años. Pasado ese tiempo, podrá solicitar su reingreso. Que el gobierno español se lo conceda o no, es otra cosa.
A ello se le une el anteproyecto de reforma a la Ley de Extranjería que ha aprobado el Consejo

Las agrupaciones familiares, por otro lado, se dificultan. Antes, los inmigrantes podían traer a su familia si llevaban dos años de residencia legal en España. Ahora deberán ser cinco. En cualquier caso, no podrán acceder a esto los padres que tengan menos de 65 años.No se escapan tampoco los empresarios que empleen sin contrato a inmigrantes que carezcan de papeles. Las infracciones se elevan a multas de hasta 100.000 euros, y los contratos simulados de trabajo o los matrimonios de conveniencia también serán sancionados con dureza.
Eso sí, se reconocen algunos derechos. Derechos que ya recoge la Constitución Española a cualquier persona por el hecho de serlo, y que además están garantizados por el Tribunal Constitucional. Pero ahí están: derecho a la sindicación, asociación, reunión y huelga. Y es que, aunque no se añadiera nada, había que incluir algo amable en un proyecto tan severo y que tan mal encaja en esta época navideña. Es la felicitación especial que ofrece el gobierno socialista de España en estas fiestas, tan especiales para todos.
* Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador).
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