Aunque ya lleva más de una semana en la embajada brasileña de Tegucigalpa, y pese a que el presidente de Brasil, Lula da Silva, lo considera un "huésped de honor", Zelaya teme las consecuencias que se deriven de las agresiones que llegan de fuera. El pasado viernes, los militares lanzaron gases tóxicos dentro del edificio, y ayer un helicóptero se dedicó a sobrevolar la zona en lo que ha sido considerado una actitud intimidante, según denunció a este periódico Rasel Tomé, secretario de la Comisión de Alto Nivel de Diálogo, y refugiado en la sede diplomática junto al presidente.
Censura mediática
Zelaya sabe que está siendo acorralado. Por eso, el presidente depuesto no se entretiene en explicar cómo se encuentra y denuncia el cierre de Radio Globo y Cholusat Sur. "Fueron asaltados, allanados en sus oficinas. Fue amenazado el personal, confiscados los equipos, desmanteladas las instalaciones", comenta.
El asedio al que está sometido Zelaya tiene una intención muy clara que él reconoce: "Están tratando de amedrentarnos. Hay una movilización militar muy grave", indica. "Esto es una barbarie, una tragedia que está viviendo el pueblo hondureño".
Por eso la petición del presidente parece casi una súplica: "Estamos haciendo esta denuncia ante la comunidad internacional. Que hagan lo que tienen que hacer, preservar para los hondureños su libertad, también para los que estamos aquí en la embajada". Hace una pausa y finaliza: "Pedimos la protección de la vida de muchas personas que están aquí, que temen un ataque. Es un golpe de Estado cruento".
Artículo para Público
No hay comentarios:
Publicar un comentario