La repentina muerte del ex presidente Néstor Kirchner ha dado paso al desconcierto. A pesar de la conmoción de la sociedad argentina, que ayer sólo tuvo ojos y corazón para despedir al dirigente más influyente del país, la política en general suele ser menos compasiva, y ya han comenzado a filtrarse, si bien con discreción, ciertos cálculos e hipótesis de cómo encarar esta nueva etapa en la que el kirchnerismo deberá probar su lealtad al Gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
Kirchner era el máximo exponente del Partido Justicialista, una fuerza política que creó el ex presidente Juan Domingo Perón en 1947. Al ser el apoyo de las masas el principal baluarte de este movimiento, tanto la clase obrera como los sindicatos han gozado de un protagonismo indiscutible. Esto conllevó a un aglutinamiento de las bases populares en torno al líder de entonces, Perón. Hoy ese líder se llamaba Néstor Kirchner. Su ausencia abre un camino de interrogantes sobre si la presidenta logrará reemplazar a su esposo como dirigente natural del justicialismo.
No conviene olvidar la situación por la que ahora pasa Cristina Fernández, que sigue siendo una mujer que ha perdido al hombre con el que compartió su vida pública y privada durante 35 años. Los que ahora comienzan a moverse entre las bambalinas de la política son sus aliados, que tienen más lucidez para intentar no perder posiciones ante un movimiento popular que ha quedado huérfano.
Es esencial, en primer lugar, que el Partido Justicialista no aparezca descabezado sin la figura de Kirchner, y por eso ayer asumió su titularidad el gobernador de la provincia de Buenos Aires y hasta ahora vicepresidente del partido, Daniel Scioli, quien ya confirmó que “en lo personal e institucional” acompañará a la presidenta.
Por si quedaba alguna duda, el apoderado del Partido Justicialista, Jorge Landau, subrayó ayer que si bien Scioli será el nuevo dirigente del partido, “la orientación política va a estar a cargo de Cristina Fernández”.
Otro de los personajes más importantes de los que depende el justicialismo es Hugo Moyano, el principal dirigente sindical del país. Además de ser el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), es presidente del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires, lo que probaba la necesidad que tenía Néstor Kirchner de integrar en sus filas a un gremialista que hubiera podido paralizar el país con tan sólo el sindicato de camioneros, al que él originalmente pertenece.
Moyano era cercano sobre todo a Néstor Kirchner, pero no ha perdido tiempo en mostrar ahora su apoyo a Cristina Fernández. Fue uno de los primeros en acercarse ayer al velatorio en donde la presidenta aguantaba de pie, junto al féretro de su marido, el desfile de personas que se acercaron a dar su último adiós al ex presidente.
“Después de Perón y Evita, nadie le dio tanto a la Argentina como Néstor Kirchner”, admitía ayer Moyano, que sin embargo no dudó en confirmar su respaldo a la presidenta. “Sabemos la capacidad, la experiencia y el coraje que tiene la presidenta y a todo ello le sumamos el apoyo de los trabajadores argentinos para que siga profundizando el modelo económico”.
El sindicalista ha reconocido, no obstante, que será necesario “reestructurar” el Partido Justicialista, y ha sido el único que ha mencionado, a horas de morir Néstor Kirchner, la posibilidad de que Cristina Fernández se presente a las elecciones presidenciales de 2011, con su consecuente respaldo. “Ratificamos nuestra absoluta convicción de acompañar a la Presidenta hasta sus últimos días como presidenta y si ella quiere proseguir”, en alusión a los comicios del año que viene.
Mientras Moyano se entretuvo ayer en movilizar a la gigantesca CGT en la Plaza de Mayo de Buenos Aires para homenajear al ex presidente, el canciller argentino Héctor Timerman trató de sofocar el temor de que el Gobierno de Fernández pueda sufrir una deriva sin la presencia de Kirchner como consejero, si no jefe político, de su esposa. “Cristina está destruida por esta pérdida, pero sé que es una líder política”, aseguró Timerman. “Está preparada para asumir los compromisos que le toquen y va a seguir gobernando por el mismo camino”.
Muy cauto ha sido a su vez el vicepresidente Julio Cobos, que no asistió ayer al velatorio. Si bien transmitió sus condolencias públicamente a la presidenta, Cobos tampoco acudirá al funeral que se celebrará mañana viernes en el palacio de Gobierno como “mejor modo de rendir respeto a la presidente y a su familia”, en palabras de su portavoz.
El vicepresidente está enemistado con el Gobierno desde que en 2008, como presidente del Senado, desempatara una votación a favor de la oposición sobre una ley que preveía aumentar los aranceles en la exportación de granos. Desde entonces se mantiene casi al margen del Gobierno, hasta el punto de que ha comenzado a prepararse ante las elecciones presidenciales de 2011 como candidato de la Unión Cívica Radical, el segundo partido más importante por detrás del Partido Justicialista de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
* Artículo aparecido el 29-10-2010 en el diario español Público
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