Los mandatarios de los países miembros de la Unasur ya tenían decidido a media tarde del jueves viajar a Buenos Aires, ante la dificultad de poder encontrarse en Ecuador. La condena del bloque regional se impuso de inmediato, y ayer por la mañana, los cancilleres de los países miembros de Unasur viajaban a Quito para manifestar su respaldo a Rafael Correa.
En su declaración final, los Jefes de Estado exigieron que los “responsables de la sonada golpista sean juzgados y condenados”, y advirtieron que no iban a tolerar “cualquier nuevo desafío a la autoridad institucional ni intento de golpe al poder civil”, bajo pena de cerrar fronteras, suspender el comercio, el tráfico aéreo, y la provisión de energía entre otros servicios.
El encargado de leer el comunicado, pasadas las tres de la madrugada en Argentina, fue el ministro de relaciones exteriores argentino, Héctor Timerman, que alertaba ayer en los medios locales de que había “varios países, a los que no voy a nombrar, que están en la mira de una conspiración para derrocarlos”.
Según el canciller, lo que se vivió el pasado jueves no fue “un golpe policial, como lo quieren disfrazar los golpistas”, sino una situación “bien preparada”, en la que “el ex presidente [ecuatoriano Lucio] Gutiérrez (2003-2005) estaba involucrado”.
Chávez también compareció ante la prensa antes de abandonar Buenos Aires para exigirle a Estados Unidos que “no siga metiendo sus viejas manos imperiales en este continente”. Según el presidente venezolano, Estados Unidos financia “con millones y millones de dólares a movimientos de la extrema derecha para desestabilizar a los gobiernos de los países de la alianza bolivariana (ALBA)”.
* Artículo aparecido el 1-09-2010 en el diario español Público.
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