lunes, 2 de mayo de 2011

"A todo lo que aspiro es a que me recuerden como un buen tipo"

"Gracias, maestro, por tanta genialidad". Un cartel con esta frase colgaba de una de las vallas de la residencia del escritor argentino Ernesto Sábato, en la localidad bonaerense de Santos Lugares. Es una de las muestras de cariño que han podido observarse durante toda la jornada de hoy, en la que vecinos, familiares y amigos fueron a saludarlo por última vez al velatorio antes de que sus restos fueran incinerados en un cementerio privado de la capital argentina.

Hace casi una década, el escritor vivo más prestigioso del país afirmaba en una entrevista: "Pienso que voy a vivir hasta los 100 años. Tengo buena salud. Pero cumplir años más allá de los 100 no tiene mucho sentido". Ernesto Sábato se fue un poco antes. A menos de dos meses de la celebración de su centenario, el sábado el escritor falleció tras una bronquitis que terminó con la poca energía que le mantenía con vida.

El mismo día de su muerte, su hijo Mario anunció cuál era el anhelo de su progenitor. "Lo vamos a despedir como él lo deseó: en el club Defensores de Santos Lugares [en donde el literato vivía desde 1945]". Sábato, que nunca tuvo ínfulas de gran intelectual o escritor, solía tomar café con sus amigos y jugar al dominó en ese espacio.

El vecino cascarrabias

Mario Sábato, autor del documental Ernesto Sábato, mi padre, recordó las reflexiones del célebre escritor sobre el que sería su velorio. "Dijo él: cuando me muera quiero que me velen acá para que la gente del barrio pueda acompañarme en este viaje final", expresó su hijo con un quiebro en la voz. "Y quiero que me recuerden como un vecino, a veces cascarrabias, pero en el fondo un buen tipo. Es a todo lo que aspiro".

El director de cine fue cálido al referirse a su padre, pero intentó ser breve. "Él no nos pertenecía sólo a nosotros", indicó Mario Sábato. "Con orgullo y alegría, sabemos que lo compartimos con mucha gente que lo quiso y lo necesitó tanto como nosotros".

El célebre autor de Sobre héroes y tumbas había pedido un funeral austero, que no le enviaran flores y que los gastos de las exequias fueran donados a la beneficencia. Sin embargo, al velatorio llegaron este domingo las coronas de la presidenta argentina, Cristina Fernández, y de algunas embajadas como la española.

Garzón despide a su amigo

También el juez español Baltasar Garzón se pronunció sobre el fallecimiento del que consideraba un amigo: "Siento un grandísimo dolor por varias razones, la primera porque Ernesto Sábato es como uno de los padres de la patria en Argentina, no sólo en el ámbito de la literatura sino por su inmenso compromiso en los derechos humanos", indicó.

Si bien no se veían desde hacía tres años, el magistrado sostuvo que su muerte, aunque "se suele decir esto siempre", fue "realmente una pérdida irreparable". Garzón también quiso dar su pésame "a todos los ciudadanos argentinos".

Muy destacadas han sido también las palabras de Julio César Strassera, fiscal del juicio a las juntas militares de la dictadura argentina (1976-1983) que se celebró tras la llegada de la democracia. "Era un personaje excepcional, de una generosidad fuera de lo común", subrayó sobre el novelista. "Es una pérdida lamentable. Ya hacía años que no producía, estaba muy enfermo, muy aislado".

La muerte del escritor, que recibió el Premio Cervantes en 1984, se anticipó un día al homenaje que estaba previsto para hoy en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, ahora de luto por su desaparición. El evento se celebró, no obstante, para rendir tributo a "uno de los hijos predilectos del territorio bonaerense".


* Artículo aparecido el 2 de mayo de 2011 en el diario español Público

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