jueves, 10 de diciembre de 2015

Macri asume entre incógnitas y expectativas el poder en Argentina

BUENOS AIRES.— El presidente Mauricio Macri se consagra mañana jueves como el nuevo mandatario de Argentina para los próximos cuatro años. Debe zambullirse en un escenario complejo entre las aguas de un contexto regional en el que los Gobiernos de izquierda pierden fuelle y los partidos opositores de la derecha en esos países le dan la bienvenida, pero es muy cuidadoso a la hora de adelantar sus próximos pasos.

Macri, que durante los últimos ocho años fue jefe de Gobierno [alcalde] de la ciudad de Buenos Aires, no dio a conocer quiénes iban a formar parte de su Gobierno hasta que no ganó la segunda vuelta de las elecciones del pasado 22 de noviembre, como tampoco se ha explayado en comunicar cuáles serán sus primeras medidas al frente del Ejecutivo.


El mandatario sí ha esbozado algunas prioridades de su política exterior. La semana pasada fue recibido en un mismo día por la presidenta brasileña Dilma Rousseff y por la mandataria chilena Michelle Bachelet. En su visita al principal socio comercial de Argentina, Macri se reunió con los empresarios de la Federación Industrial de San Pablo (Fiesp) para invitarlos a participar en el "plan de infraestructura más grande de la historia de la Argentina".

Desde el Mercosur (integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay Uruguay y Venezuela), Macri ha manifestado su intención de converger hacia la Alianza del Pacífico (bloque que conforman Chile, Colombia, México y Perú). Pero los “socios naturales” de Argentina, según el nuevo Gobierno, son Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.

El próximo objetivo es que el mandatario estadounidense Barack Obama visite Buenos Aires en 2016. A una década del famoso "No al Alca" del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) en la IV Cumbre de las Américas, la nueva canciller Susana Malcorra postula que el Área Libre de Comercio de las Américas con Estados Unidos "no es una mala palabra” y podría ser una "alternativa" al Mercosur.

El nuevo rumbo de Argentina en sus relaciones internacionales ha quedado en evidencia cuando en una de sus pocas definiciones, Macri apuntó contra Venezuela y afirmó que invocaría la cláusula democrática que prevé el Mercosur para expulsar al país del organismo “porque persigue a los opositores y no respeta la libertad de expresión". Tras la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de este país el pasado domingo, considera que ya no hay ninguna razón para solicitarla.

El presidente también cambiará el discurso que hasta ahora mantuvo su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner, en el litigio que sostiene Argentina desde hace 14 años contra los fondos especulativos que se rehusaron a ingresar en los canjes de deuda de 2005 y 2010, a los que sí accedió el 93% de los acreedores, y que ahora reclaman el pago total de sus títulos. Macri espera llegar a un acuerdo con ellos el año que viene.

Política nacional

El antagonismo entre Mauricio Macri y Cristina Fernández ha tenido su apogeo con los preparativos del traspaso de mando, ya que la exmandataria quería entregarle en el Congreso el bastón de mando y la banda presidencial, símbolos del poder ejecutivo, y el presidente insistió en que ese acto volviera a celebrarse, como era costumbre hasta 2003, en la Casa Rosada, palacio de Gobierno.

Las negociaciones se rompieron después de que Macri presentara un amparo judicial para que su mandato comenzara a las 00h del jueves. La jueza María Servini de Cubría dictaminó que Cristina Fernández terminaba su mandato a la medianoche de este día, y que la presidencia de Macri comenzaba en ese mismo momento, por lo que la expresidenta rehusó asistir a la ceremonia.

Más allá del acto de asunción que lo tiene por protagonista, Macri debe encarar el aumento de la inflación persistente en los últimos años y acentuada en los últimos días, y por ello intenta consensuar con sindicatos y empresarios un acuerdo para retrotraer los precios al último día de noviembre. Además sólo pagarán el llamado impuesto a las ganancias (al sueldo) los salarios superiores a los 30.000 pesos (unos 3.000 dólares al dólar oficial), y la misma escala se aplicará a los aguinaldos de diciembre.

Con un dólar oficial en torno a los 10 pesos argentinos y un paralelo en el mercado que no se aleja de los 15, el presidente dice que eliminará las restricciones vigentes en la compra de divisas extranjeras y unificará el tipo de cambio en lo que se traduce como una devaluación. A cuánto estará el dólar, no se sabe.

Para saber lo que puede suceder en un país agroexportador como Argentina, no hay más que observar los movimientos del sector cerealero y oleaginoso, que está reteniendo la exportación de su cosecha, valorada en 11.300 millones de dólares, a la espera del nuevo Gobierno. El presidente se ha comprometido a eliminar los impuestos a las exportaciones de trigo, girasol y maíz, y a reducir las retenciones de la soja.

Nuevo mapa político

La gobernabilidad de Macri, que es el primer presidente democrático de Argentina que no pertenece al peronismo o al radicalismo —los principales movimientos políticos del país— se pondrá en cuestión en el Congreso, donde la coalición Frente para la Victoria (FpV) del anterior Gobierno retiene la mayoría en ambas Cámaras.

Es de interés del mandatario que no haya problemas en su relación con los gobernadores de las provincias, así sean de otro signo político. Ellos necesitan llevarse bien con el Gobierno nacional para sanear las cuentas regionales, y Macri necesita que sus diputados y senadores lo respalden en las iniciativas parlamentarias.

Como líder de un Gobierno que promete menos confrontación política y más diálogo, más difícil se presenta la disputa que mantiene con tres funcionarios nombrados por el anterior Ejecutivo:Martín Sabbatella, José Sbatella y Alejandra Gils Carbó, que lideran respectivamente la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), la Unidad de Información Financiera y el Ministerio Público Fiscal (jefatura de los fiscales).

Macri buscará la manera de sustituirlos a todos ellos. La jefa de los fiscales, Gils Carbó, sólo puede ser destituida con un juicio político que debe avalar el Congreso. El resto de los funcionarios pueden afrontar distintos procesos de remoción por "mal desempeño de sus funciones”.

Con el fin de calmar el recelo que genera en parte de la población, el Gobierno asegura que Aerolíneas Argentinas y la petrolera YPF seguirán en manos del Estado, y que no eliminará los programas sociales, aunque también ha reconocido que subirán las tarifas del gas y de la electricidad con un subsidio que sólo se mantendrá para los sectores con menos recursos, según ha confirmado el ex presidente de Shell Argentina Juan José Aranguren, nuevo ministro de Energía.

Hay una presencia relevante de directivos de empresas en las carteras del Gobierno, quienes convivirán con otros dirigentes procedentes de la gestión de Macri en la capital argentina y con el único ministro de Cristina Fernández que seguirá en su puesto, Lino Barañao, de Ciencia y Tecnología.

Con esta coyuntura se prepara Macri para ejercer el poder, una vez despida a las autoridades extranjeras que llegaron a Buenos Aires para acompañarlo en su asunción y cierre tras de sí las puertas de la Casa Rosada desde donde gobernará Argentina.

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