El último hijo de desaparecidos encontrado por Abuelas vivía hasta ahora con otro nombre. La supuesta madre de Francisco, Inés Susana Colombo, terminó por confesar que él en realidad había nacido en uno de los regímenes militares más conocidos en Argentina, Campo de Mayo. Los dos se acercaron entonces a la asociación para comenzar la búsqueda.
Colombo contó que su ex marido, Víctor Alejandro Gallo, era oficial de Inteligencia del Ejército Argentino durante la dictadura, y que un día de 1977 le reveló que un niño había sido abandonado en el hospital militar de Campo de Mayo. Ella decidió que lo mejor era adoptarlo. Pero la verdad era otra. Francisco había nacido en cautiverio, y después fue sustraído por Gallo. Su ex mujer reconoció a Abuelas que cuando llegó el bebé a su casa, el 10 de julio de 1977, todavía tenía el cordón umbilical.
Susana Colombo ha sido detenida el pasado jueves después de que Francisco decidiera abrir un proceso judicial contra sus apropiadores, como así llaman los hijos de desaparecidos a sus padres adoptivos. Francisco declaró durante el proceso que Colombo que en realidad siempre había sabido era hijo de una mujer asesinada durante la represión militar. Esta semana ha sido rechazado un pedido de excarcelación a favor de la mujer, que está bajo tratamiento psicológico.
El ex oficial Gallo también ha sido arrestado. Es accionista de una empresa de seguridad y ya ha sido sentenciado a diez años de prisión por robo con armas. También se le ha vinculado en el asesinato de una familia, caso conocido como la “Masacre de Benavidez”. Sobre él pesa además otra condena por haber infligido lesiones a su esposa antes de su separación, hace diez años.
Dudas
Francisco precisamente desconfiaba de aquella familia con la que no había ningún parecido físico, y en donde las agresiones físicas y psicológicas eran algo habitual. “Viví como un fantasma, con un vacío inexplicable, con mucha violencia y maltratos. Era raro sentir que tu propia familia no te dejaba avanzar y no te ayudaba en nada” relató Francisco en una conferencia de prensa esta semana. “Ha sido una historia oscura”.
Por ello decidió presentarse en Abuelas el pasado 3 de febrero. Hoy por fin sabe quiénes son sus verdaderos padres. Ambos fueron militantes de la guerrilla Montoneros durante la dictadura. Su madre, Silvia Quintela, fue secuestrada en una provincia de Buenos Aires el 17 de enero de 1977, cuando tenía 28 años y estaba embarazada de cuatro meses. No se supo más de ella.
Su padre, en cambio, sobrevivió y se exilió primero en Suecia y luego en México. Cuando terminó la represión militar, Abel Madariaga regresó a Argentina y se integró en la organización Abuelas para encontrar a su hijo. Fue coordinador de diversos equipos técnicos, hasta que pasó a ser el secretario de la institución. “Nunca dejé de pensar que lo iba a encontrar” afirma hoy Abel Madariaga, “porque cada nieto que aparece es como un hijo mío”.
“¿Qué se siente al tener un hijo desaparecido?” La pregunta la formula al lado de su hijo, y él mismo se responde. “Es como tener un agujero en el alma. Y el alma está completamente curada, y revienta de alegría”.
Niños apropiados
Son hijos de desaparecidos. Los bebés eran sustraídos por los militares después de que sus madres dieran a luz en los centros clandestinos de detención.
Abuelas de Plaza de Mayo
Es una organización que trata de localizar a todos los niños secuestrados con el apoyo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI).
Búsqueda
Las indagaciones pasan por tres fases: una investigativa (examen de la documentación existente), otra jurídica (asesoramiento) y otra genética (se realizan análisis de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos).
Encontrados
Hasta ahora han sido localizados 101 hijos de desaparecidos. Se calcula que existen otros 400 que todavía no saben cuál es su verdadera identidad.
* Artículo aparecido el 25-02-2010 en el diario español Público.
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