Este extracto es el comienzo de un artículo publicado por uno de los medios de comunicación más importantes en Argentina, Perfil, que refleja cuánto las islas Malvinas son todavía un asunto de gran susceptibilidad en el país, y cuánta es la irritación que provoca Reino Unido, como ocupante del archipiélago cuya soberanía reclama el Gobierno argentino.
El reciente anuncio de Reino Unido sobre la exploración petrolera que comenzará al norte de las Islas Malvinas ha sido para Argentina la última provocación de un usurpador que no puede quedar sin réplica. Poco importa que ayer se cumplieran 20 años de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre ambos países después de que libraran en 1982 una guerra por el archipiélago que terminó con la derrota argentina.
Tras convocar a la embajadora británica para expresarle "su enérgica protesta", el Gobierno argentino ha movilizado al senador que en el Parlamento de Italia representa a todos los italianos residentes en América Latina, Esteban Juan Caselli, para que presente una "propuesta de condena" a Londres por haber autorizado a empresas petroleras de capital británico para empezar la perforación.
La semana pasada el Ejecutivo prohibió el embarque de tubos petroleros en un buque de bandera extranjera atracado en un puerto de Buenos Aires que provenía de las islas.
Pero hay quienes piensan que el Gobierno argentino no actúa con la suficiente contundencia. El ex diputado Mario Cafiero ha denunciado al Ministerio de Economía por contratar al banco inglés Barclays en el proceso de reestructuración de la deuda externa cuando es el principal accionista de una de las empresas encargadas de la explotación petrolera.
"En marzo de 2009, el Reino Unido elevó una propuesta al Parlamento Europeo proponiendo transformar la base militar inglesa en Malvinas en europea", alega en su informe Cafiero. Meses después, "en una actitud abiertamente belicista", Londres envió cuatro aviones "de máxima tecnología de combate" a la base Mont Pleasant en las islas, sin olvidar que el Tratado de Lisboa, en vigor desde diciembre, incluye a las Malvinas como territorio de ultramar europeo.
Por su parte, el Gobierno argentino protestará ante la ONU, que reconoce la existencia de una "disputa sobre la soberanía de las islas", por la decisión británica de iniciar la exploración petrolera en las aguas que rodean el archipiélago.
* Artículo aparecido el 16-02-2010 en el diario español Público
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