Argentina y Estados Unidos están hoy inmersos en el conflicto diplomático más grave que han tenido desde que el presidente Barack Obama llegara al poder. Tras haber incautado “material sensitivo” no declarado en un avión militar estadounidense que llegó al país el pasado jueves, el Ejecutivo de la presidenta Cristina Fernández presentó esta semana una nota de protesta formal ante el Gobierno estadounidense, a lo que se suman las declaraciones de varios ministros argentinos que parecen decididas a echarle un pulso al gigante norteamericano.
La aeronave de la Fuerza Aérea estadounidense había aterrizado en el aeropuerto bonaerense de Ezeiza con un cargamento especial que iba a ser utilizado en un curso de seguridad para miembros de la Policía Federal argentina. Funcionarios del país descubrieron entonces que el avión contenía carga camuflada que no figuraba en el listado oficial presentado por Estados Unidos.
“Entre el material incautado, al que no hace referencia el Departamento de Estado, hay desde armas hasta diferentes drogas, entre otras, varias dosis de morfina”, señaló la Cancillería en un comunicado oficial la semana pasada. “Además se ha intentado ingresar al país material para interceptar comunicaciones, varios GPS de una sofisticación reveladora de su potencia, elementos tecnológicos conteniendo códigos caratulados como secretos, así como un baúl completo con drogas medicinales vencidas”.
Estados Unidos reaccionó de inmediato. Primero convocó al embajador argentino en Washington, y después el subsecretario de Estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, llamó al canciller argentino Héctor Timerman para pedirle explicaciones. El Departamento de Estado señaló además este lunes que se sentían “perplejos y preocupados por las acciones de las autoridades argentinas”.
La respuesta de Estados Unidos fue casi una provocación para Argentina. Timerman ha exigido que Estados Unidos pida disculpas, mientras que el jefe de Gabinete de ministros, Aníbal Fernández, formulaba ayer una pregunta muy retórica durante unas declaraciones radiales: “¿Usted se imagina la situación dada vuelta, que Argentina llevara lo mismo a los Estados Unidos? Primero, estarían en Guantánamo, con un overol [mono] anaranjado en situaciones que no quiero explicar”.
Aunque sea el más grave, no es éste el primer incidente que surge entre ambos países. Según la Cancillería, en agosto de 2010 Estados Unidos ya había intentado introducir en el país un cargamento de armas “eludiendo el control aduanero”.
Pero si de conflictos se trata, Argentina tiene más asuntos que recordar. A finales de enero, el presidente estadounidense Barack Obama anunció una gira por América Latina en la que Argentina no estaba incluida. El canciller argentino trató de restarle importancia, aunque pareció acusar el golpe. “Estados Unidos, más que amistades, tiene intereses”, señaló Timerman en aquella ocasión.
Ya en febrero, se supo que Mauricio Macri, el alcalde de Buenos Aires que está enemistado con el Gobierno, iba a enviar a miembros de su policía Metropolitana a un curso en la International Law Enforcement Academy (ILEA) en El Salvador, una institución que es “la sucesora de la Escuela de las Américas, y que está financiada por Estados Unidos”, en palabras de Timerman.
La polémica amenaza ahora con recrudecerse, pero ya dentro de Argentina, después de que la oposición advirtiera que también miembros de la Policía Federal, que dependen del Gobierno, han sido adiestrados en la ILEA
* Artículo aparecido en el diar.io Público el 17-02-2010
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