jueves, 30 de julio de 2009

Enrique Reina: “La Constitución de Honduras impide perdonar la violación de derechos humanos”*

A un mes del derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya, Estados Unidos revocó cuatro visados del Gobierno de facto, a lo que se suma la suspensión de la ayuda militar y de desarrollo que la Administración Obama estableciera hace unos días como sanción al régimen de Roberto Micheletti. El embajador de Honduras ante Estados Unidos, Enrique Reina, concedió la siguiente entrevista desde Washington para explicar la situación que atraviesa su país en estos momentos.

—¿Cuál es la posición de la Embajada ante la vuelta de Zelaya a Honduras?

—Recordemos que el presidente Zelaya ha sido sacado de manera ilegal del país. Entendemos que la justicia internacional busca el camino del diálogo. El presidente ha aceptado los puntos presentados por el presidente costarricense Óscar Arias, pero las posiciones intransigentes del Gobierno de facto no han permitido avanzar. Usan un doble discurso: dicen estar dispuestos al diálogo pero al interno dicen que no van a permitir el regreso de Zelaya, a pesar de que la ONU y la OEA exigen su retorno incondicional.

—¿Qué es lo que ocurre ahora en la frontera con Nicaragua?

—Hay una situación preocupante que se agrava por la violación de derechos humanos y por la represión. El presidente Zelaya había viajado a la frontera para ir a recoger a su familia, pero no sólo no les han dejado pasar, sino que han declarado además un toque de queda en esa zona. Han afectado a miles de hondureños que están caminando pacíficamente hacia la frontera.

—¿Cómo valora la última decisión de la Corte Suprema de Justicia hondureña de no impedir el reencuentro de Zelaya con su familia ?

—Es un paso importante, se van dando algunas que otras señales de avance.

—¿Por qué la Secretaria de Estado Hillary Clinton dice que es una temeridad que vuelva Zelaya a Honduras?

—Ellos temen que se produzca un derramamiento de sangre por parte de los golpistas, que son quienes tienen las armas. Pero el presidente Zelaya ha tenido mucha paciencia, ha dialogado, ha esperado. Se ha cumplido ya un mes desde el golpe de Estado. Por eso son necesarias nuevas medidas concretas y fuertes. Entendemos la preocupación de las autoridades estadounidenses porque quieren evitar episodios de violencia, pero también hay que ser firmes ante los golpistas.

—¿Qué disposiciones ha tomado hasta ahora Estados Unidos contra el régimen de Micheletti?

Es importante que se haya decretado la suspensión de visas a los individuos del Gobierno de facto y a sus familias. Está bien que exista el diálogo pero eran necesarias este tipo de medidas. La Unión Europea ha congelado las ayudas a la cooperación y el Mercosur ha advertido que no se reconocerá al Gobierno de facto ni se aceptarán como válidas las elecciones que puedan tener lugar mientras sigan en el poder. Estas son las líneas correctas de presión, que unidas al diálogo pueden hacer surgir otras alternativas. A los golpistas les sirve que sólo se dialogue para así ganar tiempo.

—¿Se prevén sanciones más duras por parte de Estados Unidos?

—El presidente Zelaya dirigió una carta al presidente Obama el viernes pasado, en la que se pide precisamente este tipo de medidas: no sólo la suspensión de visas sino también la congelación de cuentas bancarias de quienes están apoyando el golpe. Ésta debiera ser una medida interesante para seguir presionando por la restitución del Gobierno legítimo.

—¿Cree que Estados Unidos podría implementar esta suspensión de cuentas en los próximos días?

—Yo no lo descartaría. El presidente Zelaya ya lo ha solicitado, y ahora esta resolución podrá entrar como parte del proceso.

—¿Usted cree que Estados Unidos debiera ser árbitro de la crisis?

—No. Éste es un proceso que naturalmente cuenta con el apoyo de toda la comunidad internacional. Honduras ha seguido el camino marcado por la OEA, ha participado en la mediación del presidente Arias. Todos son árbitros. Creo que tanto la presión proveniente de distintos países como la de los organismos internacionales es la que puede ayudar a revertir el golpe.

—¿Se ha equivocado Arias al pedir al régimen de facto una amnistía para Zelaya?

—El presidente ha dejado claro que él está abierto al diálogo. Es una persona que no ha seguido ni a políticos, ni a medios, ni a empresas, ni a nadie. La propuesta de Arias va dirigida a los golpistas. No hay que olvidar que bajo un orden constitucional, quienes incurrieron en el delito fueron quienes usurparon el poder.

—Pero ¿por qué pedir la amnistía si Zelaya no ha cometido ningún delito?

—Porque va dirigida a los golpistas. El presidente Zelaya tenía la intención de tomar espacios de reconciliación siempre y cuando que no se interfiriera con los problemas ligados a los derechos humanos. Recordemos que con la violación de los derechos humanos ni la misma Constitución de Honduras prevé que estos se puedan perdonar. El presidente está abierto al diálogo, por eso no se cierra ninguna puerta.

—Sin embargo, una cosa es que Arias pida una amnistía para los golpistas, y otra, que la pida para Zelaya.

—Sí, lo entendemos. Pero el presidente Zelaya ha buscado los espacios de diálogo. No ha querido cerrar las puertas, ha querido continuar con las conversaciones. Él lo ha dicho, que estaba mostrando su buena voluntad para llegar a un acuerdo. Sabemos que sentarse y dialogar con golpistas es elevarlos a un nivel que no deben tener porque son un Gobierno de facto, pero Zelaya pretende ser amplio a la hora de generar esos mecanismos de diálogos.

—¿Es posible que el Congreso o la Corte Suprema de Justicia de Honduras admitan esa amnistía para Zelaya?

—Vamos a ver como resulta. En principio los requisitos son otros, que pasan por la vuelta del presidente Zelaya al poder.

—¿Se contempla la posibilidad de que Zelaya viaje de nuevo a Estados Unidos?

—No lo descartamos. El presidente Zelaya viajó ahora a la frontera para ir a recoger a su familia y no la dejaron entrar. Él ha estado muy preocupado no sólo por la situación del pueblo hondureño, sino por la de su familia, que ha estado retenida. Debemos ver el contexto y quiénes están aplicando las medidas de represión y de fuerza.

—¿Se esperan nuevos resultados a través de la OEA o de la Asamblea General de la ONU?

—No se excluyen. El mismo plan de Arias forma parte de esas medidas en el campo diplomático. Cuando ciertas iniciativas no surgen efecto, hay otras instancias que se mantienen viables, tanto al nivel de la OEA como al nivel de la ONU, quienes pueden tomar otras posturas específicas con respecto a este conflicto.

—¿Qué pasos se seguirán ahora?

—Estamos a la espera de que el presidente Zelaya se reencuentre con su familia. Veremos qué posiciones se toman, ya que el respaldo internacional ha sido importante.

*Entrevista publicada en la revista argentina Zoom

jueves, 23 de julio de 2009

"La comunidad internacional debe aislar ya a Micheletti"*

La canciller hondureña, Patricia Rodas, es una de las autoridades del Gobierno de Zelaya que más se ha movilizado contra el golpe de Estado en su país. Desde Managua concede la entrevista a Público por teléfono.


- ¿Se han roto las conversaciones de Costa Rica?

- No. Llegaron a su fin, que es diferente. En ningún momento se rompió el hilo del diálogo con el presidente Arias. Pero con el régimen golpista no se dialoga. Sencillamente se le somete al cumplimiento de las resoluciones emitidas tanto por la Organización de Estados Americanos (OEA) como por la Asamblea General de la ONU.

- ¿Aceptarán un Gobierno de unidad y reconciliación, el único punto de la delegación de Micheletti que coincide con las propuestas de Arias?

- No se trata de encontrar puntos en común. Un régimen golpista no tiene más derecho que el de acatar la orden que le ha impuesto la comunidad internacional y el pueblo hondureño. Pero el Gobierno constitucional está dispuesto a comenzar un proceso de consulta de los temas planteados por Arias con todos los sectores sociales.

- Pero ¿es posible un Gobierno de unidad?

Será una negociación posterior al retorno del orden constitucional y a la restitución del presidente. Ahora es un tema irrelevante, que sólo será discutido por Mel Zelaya en la casa presidencial.

- Si Micheletti lo impide, ¿cómo lograrlo?

En manos de la comunidad internacional está pasar de la proclama a la acción. Y en manos del pueblo hondureño está resistir y tener la fuerza necesaria para reinstaurar el orden constitucional.

- ¿Qué esperan de la comunidad internacional?

- Debe pasar ya a un aislamiento efectivo, no dirigido al pueblo hondureño, a su economía o al régimen social, sino dirigido a los responsables del golpe de Estado. Que no tengan derecho a circular por el mundo, porque son criminales. Y a los criminales se les aísla.

- ¿Qué medidas concretas piden?
- Suspensión de los visados de salida para impedirles circular libremente por el mundo y que bloqueen sus cuentas bancarias. Es algo que esperamos del Gobierno de EEUU.

- ¿Aprueba la suspensión de ayudas a Honduras?

- Por supuesto. Un régimen de criminales no reparte nada. Están esperando a llenar sus caudales para seguir sosteniendo por la fuerza el poder que han asaltado. Hemos pedido la suspensión radical de todo tipo de actividad que tenga que pasar por el conducto gubernamental.

- ¿Cómo afectará a la población?

No le perjudica en nada. Esa ayuda que está destinada al pueblo hondureño jamás será distribuida por un régimen basado en la fuerza. Pero le aseguro que hay otro tipo de ayuda que sigue llegando a los necesitados y que no pasa por la estructura del régimen golpista.

- ¿Qué ocurriría si Zelaya es detenido al entrar en Honduras?
- Si esto ocurre, tendrá al pueblo para liberarlo inmediatamente. Ni Micheletti ni ninguno de sus secuaces tienen absolutamente ninguna autoridad para hacer justicia en Honduras. Han cometido un crimen de lesa patria y, por lo tanto, han perdido todos sus derechos.

- ¿Por qué no forzaron una remodelación de las fuerzas militares, dado que muchos mandos proceden de la Escuela de las Américas o de regímenes dictatoriales?
- Porque el pasado golpista es muy reciente en nuestro país y no se completaron los procesos de castigo. La impunidad en la que quedaron esos hechos criminales ha hecho resurgir esas intenciones golpistas. La Escuela de las Américas sólo ha cambiado de nombre, porque continúa con la misma doctrina que la vio nacer. Sin la Escuela, no existirían las fuerzas golpistas que tenemos hoy en América Latina.

- ¿Y por qué no lo neutralizaron durante su mandato?

- Poco puede hacer un solo Gobierno para aminorar poderes o fortalecer contrapoderes. Es algo que requiere de muchos gobiernos continuados. Lo que no conseguimos es limitar el poder de los grupos económicos y fácticos que instrumentalizan todo factor de fuerza a favor de sus intereses particulares.
- Pero ¿no podían haber procesado a militares por violaciones de derechos humanos?

Es una tarea que queda para la comunidad internacional. Queda claro que el pasado vuelve en cualquier momento y en cualquier lugar, no importa el país del que se trate. A España puede volver un franquismo renovado. Y a cualquier país de América Latina pueden volver los gorilas que en el pasado los aplastó.

- ¿Es inconstitucional la base de Soto Cano en Honduras?
- La base militar de Soto Cano es legal porque es hondureña. La de Palmerola es la que tenemos que someter a revisión, porque ya no estamos en la Guerra Fría. No es un problema de legalidad, es un problema de anacronismo.

- ¿Y por qué no se ha hecho nada hasta ahora?

- Todo proceso tiene un comienzo, un transcurso y una conclusión. Y los golpes de Estado se producen para evitar esa conclusión.

- ¿Cuándo empezó este proceso?

- Este proceso comenzó hace 30 años. No hablo sólo de un problema militar, sino de grupos de poder que instrumentalizan lo que sea. Si no hay Fuerzas Armadas, las inventan. Si no tienen noticias, las inventan, y para eso crean sus periódicos y sus medios de comunicación. Esta es la fuerza letal del siglo XXI.

- ¿Cómo se puede gobernar un país con el Congreso, el poder judicial y el Ejército en contra?

- Esas instituciones no van a existir con un golpe de Estado. No hay golpe de Estado que haga sobrevivir la institucionalidad de un país. Es fundamental un Gobierno de reconstrucción nacional.

- ¿Quién es el verdadero responsable del golpe de Estado?
- Es responsabilidad de las cúpulas políticas, eclesiásticas, militares, económicas y mediáticas. El contenido de todas estas fuerzas está hoy en la resistencia.

* Entrevista para el diario español Público.

sábado, 18 de julio de 2009

Zelaya: "Los políticos de Bush apoyaron el golpe"*

ENTREVISTA

El presidente legítimo de Honduras no esperará más tiempo para regresar a su país. Desde que fue expulsado, Manuel Zelaya ha tratado de reunir en torno a sí el apoyo suficiente para hacer frente al Gobierno de facto que dirige Roberto Micheletti. En estos últimos días ha viajado a la República Dominicana y a Guatemala, en donde fue acogido por sus dirigentes Leonel Fernández y Álvaro Colom con honores de Jefe de Estado. También acudió a Washington (Estados Unidos) para reunirse con varios diplomáticos del Gobierno de Barack Obama, pero nada hasta ahora le ha permitido recuperar su cargo. Ni las negociaciones que ha mantenido con el presidente costarricense Óscar Arias han brindado los resultados esperados, ni la presión internacional ha sido suficiente.
Zelaya sabe que el tiempo corre en su contra. Precisamente cuando se cumplen tres semanas del golpe de Estado en Honduras, Zelaya accedió a una entrevista telefónica desde Managua:

- ¿Cuánto tiempo se da para volver a Honduras?

- El tiempo es indeterminado, depende de los acontecimientos que se están desarrollando por la vía diplomática.

- ¿Con qué garantías cuenta para regresar?

- La garantías son las que el pueblo me dio. El pueblo me eligió y fue un golpe militar el que me derrocó. Estamos evaluando todas estas situaciones para regresar. Porque vamos a hacerlo, por vía marítima, terrestre o aérea. En cualquier lugar o por cualquier frontera.

- ¿Se da algún tiempo máximo para volver?

- No hay un tiempo determinado, pero lógicamente tiene que ser pronto.

- ¿Tiene pensado viajar a Honduras con alguna autoridad o presidente extranjero a fin de que no atenten contra su vida?

- No. La seguridad la da el pueblo, nada más. No hay garantías de seguridad con un régimen golpista.

- Si se acepta su vuelta al poder, ¿a qué sería capaz de renunciar?

Los principios no son negociables. Sólo serían cuestiones técnicas de la forma de la salida de los golpistas. Pero los principios de la democracia no se negocian.

- Si se admite su restitución en el cargo, ¿accedería a convocar elecciones antes de la fecha establecida?

- Por mi parte no hay ninguna objeción a las elecciones anticipadas. Es una facultad del Congreso Nacional cambiar las fechas para que se adelanten. No tengo ninguna objeción a eso.

- ¿Admitiría la posibilidad de dar una amnistía a los miembros del Gobierno de facto?

- Las amnistías en Honduras no las da el presidente, sino que las concede el Congreso Nacional. Ellos tendrán la facultad o no para eso. Nosotros creemos que frente al delito no debe haber impunidad, pero eso no depende de nosotros.

- Pero dado que el Congreso se ha posicionado en contra de usted, si al final el Congreso admite su vuelta al poder es probable que Micheletti pueda obtener la amnistía de la institución que presidió.

- Bueno, el Congreso le podrá disculpar. Como cristiano que soy puedo disculpar y perdonar. Pero el pueblo, la Historia y los países en el ámbito internacional no le van a perdonar.

- ¿Porqué las conversaciones con Micheletti están siendo a través de Costa rica y no por medio de la Organización de Estados Americanos (OEA)?

- No, se hace con la OEA, pero a través de Costa Rica.

- Pero ¿Estados unidos no aconsejó que se negociara a través de Costa Rica?

- Sí, pero con el apoyo de la OEA. Todo está controlado por ella.

- Algunas fuentes dicen que la OEA ha sido desplazada, que ya que no tiene el mismo protagonismo de antes.

- Eso no es cierto, es falso totalmente.

- ¿Por qué negociar con golpistas? ¿No es una manera de legitimarlos?

No estamos negociando. Estamos queriendo que se sometan a la OEA. No hay ninguna negociación.

- ¿Cree que el Gobierno de Estados Unidos es ambiguo en la ayuda que le ofrece para que usted pueda retornar al poder?

- No, el Gobierno está en una sola posición, pero los grupos que se oponen a Obama sí tienen diferentes posiciones.

- ¿Y por qué no han retirado la ayuda a Honduras?

- Estados Unidos ya restringió la ayuda al país de manera bastante significativa, entre ellas la militar.

- Pero los diplomáticos estadounidenses siguen allí.

- Sí, pero están ayudando a resolver el problema.

- ¿Cree que el Pentágono sabía del golpe de Estado, como ha dicho Chávez?

- Sí, todos sabían que estaba creándose una conspiración para el golpe de Estado, pero el mismo embajador de EEUU en Honduras estuvo tratando de impedirlo. El conocimiento de la asonada era general porque ellos venían anunciándolo al menos diez días antes de perpetrarlo.

- ¿Cree que pudo haber instancias dentro del Gobierno que pudieran apoyar el golpe?

- Allí hay sectores de extrema derecha, que son los conocidos halcones de Bush, que sí están apoyando el golpe. Ya sacaron la cara varios congresistas apoyando la asonada y también varios senadores de doble moral. Apoyan la democracia en EEUU y apoyan las dictaduras fuera.

- Según su ex canciller Enrique Ortez, el presidente Óscar Arias estaba al tanto del golpe antes de que sucediera porque había dado su consentimiento para recibirlo a usted en Costa Rica una vez que lo expulsaran. ¿Es verdad?

- No conozco la información. Enrique Ortez es un mentiroso desde hace años.

* Entrevista publicada en el diario español Público

martes, 14 de julio de 2009

Golpe financiado

Si el documento que aquí se muestra es verídico, podría confirmarse que la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa solicitó apoyo económico a todos sus miembros para "llevar a cabo una estrategia comunicacional y cívica". Cómo debería desarrollarse este llamado, no acaba de explicarse. Pero sí se explican sus motivaciones.

De acuerdo con el folleto, "éste es el momento de defender nuestro país y el resultado del esfuerzo personal de cada uno de nosotros que genera empleo para sus colaboradores, por lo que acudimos al más alto ideal patriótico: su amor por Honduras".

Además de estar rematadamente mal escrito, el texto establece tres tipos de donaciones. Los empresarios están invitados a pagar 1.000, 2.000 ó 3.000 dólares dependiendo de si uno es patriótico, muy patriótico o bien se le desborda su amor por Honduras. El documento, fechado el 26 de junio --dos días antes del golpe de Estado-- facilita la persona a contactar, teléfonos, direcciones, y además el número de una cuenta bancaria.

Como bien me señalaba un amigo, los hay quienes han interpretado esta circular como un pedido de ayuda de los empresarios para salvar al presidente electo Zelaya. Un periódico mexicano entendió que la Cámara de Comercio lo que hacía era organizarse contra el Gobierno de facto, y que las empresas privadas recolectaban dinero para "respaldar la defensa de la democracia y de las libertades sociales". Enternecidos con la decisión de las compañías, el diario El Sol de San Luis no dudaba en patrocinarles con un esplendoroso título --"Iniciativa Privada hondureña se organiza contra golpistas"--, y en hacerles además publicidad gratuita de los modos de pago que se señalan en la misiva de la alta instancia empresarial.

Ésta no sería la única campaña en la que está apasionadamente involucrada la Cámara de Comercio e Industria hondureña. Tanto en su página web como en su perfil de Facebook puede leerse cómo animan a sus afiliados a participar en las manifestaciones contra Zelaya, aunque en realidad procuran no indicarlo de manera tan burda. Es mejor quedar elegantes y decir: "Convocatoria a plantón por la defensa de la democracia". Eso sí. No deja de sugerirse la participación de las empresas "con todo su personal".

No hay más que ver qué les mueve, cuál es la consigna que les inspira: "Más de un siglo impulsando la libre empresa". De ser comprobado la autenticidad de este impreso filtrado en Internet, quedaría muy claro el patrón que utilizan para promover tan altos y patrióticos fines.

jueves, 9 de julio de 2009

"El acuerdo pasa por el regreso del presidente"*

Es una de las personas más cercanas al presidente Manuel Zelaya. Hasta el 28 de junio era su secretario privado. Desde Honduras habla del temor que rodea a quienes se oponen al golpe de Estado y también de las posibles vías para solucionar el conflicto.

¿Zelaya ha admitido el adelanto de las elecciones como posible solución?

No lo ha dicho todavía. Ha aceptado la mediación que ha ofrecido el presidente costarricense Óscar Arias. Eso ha generado mucha expectativa y se verá si hay posibilidades de llegar a algún tipo de acuerdo.

¿Por qué a través de Costa Rica?

Se busca un punto neutro. El régimen de Micheletti, que tiene un pavor tremendo a las ideas progresistas, nos ha hecho volver a época de la Guerra Fría. Arias es alguien respetado y es un ciudadano centroamericano que está dentro del sistema de integración regional.

¿Es posible que la clave esté en el adelanto de los comicios?

La Constitución fija la fecha de las elecciones en el último domingo de noviembre. Tendría que revisar si han hecho alguna reforma al respecto. Se puede encontrar una ruta siempre que el presidente vuelva al poder y siempre que se pueda conciliar al país.

¿Contemplan una amnistía al Gobierno de facto?

No sé si el presidente podría proponer un indulto. Habría que ver. No me atrevo a avanzar ninguna propuesta porque esto surgirá dentro del proceso de negociación.

¿Cómo está la situación en Honduras?

Es bastante insegura porque no se ha establecido ningún tipo de garantías. El golpe lo apoyó hasta el Comisionado de Derechos Humanos a través de su defensor del pueblo, Ramón Custodio, que fue reelegido por Micheletti en 2008 a través del Congreso.

Como miembro del Gobierno de Zelaya, ¿se siente en peligro?

No nos movemos con libertad ni en público, pero el mayor miedo lo tiene la población civil por las dos personas que mataron el pasado domingo.

¿Siguen cerrados los medios de comunicación contrarios al golpe?

Algunos vuelven a funcionar, pero se percibe el miedo. Periodistas que normalmente han sido críticos de cualquier situación anómala en el país están siendo ahora muy comedidos. Casi nadie habla de un golpe de Estado. Se respira una manipulación típica del estalinismo o del nazismo que yo, que tengo 40 años, no esperaba vivir.


* Entrevista publicada en el diario español Público

miércoles, 8 de julio de 2009

Fantasmas del pasado*

A pesar de que la presión internacional ha sido unánime en su condena contra el golpe de Estado en Honduras, el gobierno de facto de Roberto Micheletti se ha mostrado desafiante atrincherándose aún más en el poder que detenta. Lejos de conciliar posturas, se acompañó de declaraciones provocadoras y de disposiciones agresivas en un tosco intento por ser legitimado ante la opinión pública que lo observa día a día.

El gobierno de facto ha mostrado una gélida indiferencia ante el rechazo que ha suscitado el golpe fuera de sus fronteras. La suspensión de Honduras como miembro de la OEA o la exigencia de la ONU de restituir en su cargo al presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, no ha generado el menor aspaviento dentro del Ejecutivo golpista. Aún más: con una orden de captura todavía vigente contra su mandatario electo, Micheletti consideró que era mejor evitar el regreso de Zelaya y por tanto impedir el aterrizaje del avión con el que pretendía regresar al país.

Esta última decisión no ha sido gratuita: miles de televidentes quedaron impactados con las imágenes de aquellos instantes, en las que se veía cómo el avión en el que viajaban Zelaya y el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, sobrevolaba el aeropuerto internacional de Tegucigalpa ante la imposibilidad de aterrizar en la pista que había sido tomada por tanques militares.

Escaso favor les ha hecho esta afrenta que ha generado un gran interés mediático: en directo, Zelaya informó del peligro de que su avión fuera derribado por francotiradores, y en directo se informó de la muerte de dos personas como consecuencia de la represión contra los manifestantes que habían acudido a recibir al dirigente electo.

Pero el Gobierno de facto está lejos de abochornarse por los escándalos que se suceden. Poco pueden importarle a Micheletti las formas cuando ha designado como canciller a Enrique Ortez, que en un alarde de diplomacia se refirió a Barack Obama como un “negrito que no sabe nada de nada”, que aludió al presidente español con el comentario de “Zapatero a tus zapatos”, y que se negó a hablar de El Salvador por ser “un país tan pequeño que ni se puede jugar al fútbol porque se sale la pelota”.

Reciclaje político

Pero Micheletti se ha rodeado de algunos colaboradores que despiertan no menos inquietud que su representante de relaciones exteriores, y que se entroncan con uno de los períodos más siniestros del pasado de Honduras. Su ministro consejero, es decir, su más cercano colaborador, se llama Joya Améndola y además de haber sido integrante del Batallón de Inteligencia 3-16, fue fundador de otros escuadrones de la muerte como el Lince y el Cobra, con los que coordinó y ejecutó asesinatos y torturas durante la década de los ‘80.

El presidente de facto cuenta a su vez con el apoyo de la Conferencia Episcopal hondureña, cuyo dirigente es el cardenal de Tegucigalpa Oscar Rodríguez Maradiaga. El purpurado, quien habló en nombre de la Iglesia Católica para responsabilizar a Zelaya de la crisis política y para pedirle que no volviera, viene de una familia que formó parte de la dictadura de Tiburcio Carías Andino. Este general, que llegó al mando en 1932 gracias al respaldo de la United Fruit Company, ejerció una dictadura muy severa durante 16 años que contribuyó a que Honduras se convirtiera en lo que acabó siendo el sobrenombre del país centroamericano: una república bananera.

Del mismo modo que Micheletti ha hecho revivir a toda América Latina los golpes de Estado que se creían enterrados en el siglo XX, la fuerza de los militares que ahora se descubre en Honduras hace recordar una época que sufrieron no hace tanto tiempo varios países del continente americano y que tuvo como importante base de operaciones la Escuela de las Américas.

Uno de los generales que se ha graduado en este centro de adoctrinamiento es Romeo Vásquez, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas que se negó a celebrar la consulta popular impulsada por Zelaya y que posteriormente desencadenó el golpe de Estado. De entre los más de 60.000 soldados que ha entrenado la Escuela de las Américas a lo largo de sus 63 años de existencia destacan otros dos militares: el general Juan Melgar Castro, que gobernó Honduras a finales de los ‘70, y su sucesor Policarpo Paz García, a quien se le atribuye el comienzo del asedio hondureño contra el Gobierno sandinista de Nicaragua.

Supervivencia del pasado

Y así se devela parte de la historia de Honduras, cuyos gobiernos siempre confiaron en el Ejército como uno de los principales sostenes en el ejercicio de su autoridad. Si la década de los ‘80 fue una de las épocas más sangrientas que vivió Centroamérica, Honduras ocupa un protagonismo esencial no sólo como el enclave que Estados Unidos tenía en la región para preparar y lanzar a la Contra nicaragüense, sino también como el principal bastión con el que hizo frente a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador.

Aquellos años engendraron dos mecanismos que por sí solos garantizaban el entramado de intereses que tenía en sus manos la oligarquía hondureña. Uno fue la creación de la Asociación para el Progreso de Honduras (APROH), un movimiento anticomunista que aglutinaba a la élite política, económica y militar del país y que estaba presidida nada menos que por el jefe de las Fuerzas Armadas. El otro engranaje que acabó de encorsetar la evolución política de Honduras fue la Constitución de 1982, pactada bajo la dictadura saliente de Policarpo Paz García y que pretendía ser el referente jurídico de la democracia que por entonces comenzaba. Ésta es la misma Carta Magna que sirvió de excusa para destituir al presidente Zelaya el 28 de junio y que hoy ya no parece tan importante en las manos de Micheletti, quien ha suspendido las garantías individuales que avalaban cinco artículos de la Constitución.

Mientras que el presidente electo de Honduras ha decidido mantener en secreto su fecha de regreso al país, su clase dirigente trata ahora por todos los medios de sostener un sistema de privilegios que, precisamente porque se ha ido consolidando a lo largo del tiempo, no está dispuesta a dejar de lado. Ya ha demostrado que no le importa ni quedar aislada ni instaurar un verdadero golpe de Estado, así sea a base de hacer saltar los mínimos derechos fundamentales. Es difícil creer que, dado que ya han llegado tan lejos, vayan a retroceder ahora en su aspiración por mantener alejados los alardes progresistas de Manuel Zelaya.

Por eso, y una vez más, todo depende de la capacidad de maniobra de la comunidad internacional, que se ve obligada a responder de nuevo ante el órdago que ha lanzado la pequeña nación centroamericana. Resignarse a la instauración de un gobierno de facto a partir de un golpe de Estado podría servir de ejemplo para las clases dirigentes de otros países, que podrían extraer conclusiones de la lección hondureña y coincidir en que, para sobrevivir a toda costa en el presente, es preciso a veces resucitar los fantasmas del pasado.

*Artículo publicado en portada en la revista argentina Zoom.

Entrevista a Eduardo Enrique Reina

Próximamente será publicada una entrevista inédita realizada a Eduardo Enrique Reina, secretario privado del presidente legítimo de Honduras Manuel Zelaya.

Contacto telefónico realizado el 8 de julio de 2009.



El secretario privado del
presidente Zelaya, a la izquierda.

martes, 7 de julio de 2009

“El WaterGate fue un juego de niños frente a lo que sucede hoy en Colombia”*

Hollman Morris es uno de los periodistas más premiados del mundo, aunque el Gobierno de su país, Colombia, no le tiene tanto aprecio. El presidente Álvaro Uribe le ha acusado de connivencia con el terrorismo, ha sufrido además persecuciones y amenazas, pero aún así Morris no ha cejado en su empeño de retratar el conflicto colombiano viajando a las zonas más recónditas de su país. Estos días ha estado en Argentina para explicar cómo un periodista, bajo la mira de un Estado intimidante, es capaz de seguir adelante con su profesión y su vida.

Han comenzado a emitir en The History Channel una serie de documentales bajo el título A tiempo Real. ¿En qué consisten?

Hemos iniciado este proyecto con cinco programas con el fin de descubrir los fenómenos políticos y sociales que atraviesan la vida de millones de latinoamericanos. El primero trata sobre la Colombia de las FARC; otro tiene que ver con Perú, otro con el drama de los desaparecidos, uno más con el movimiento zapatista, y el último es sobre narcotráfico, porque América Latina tiene que cambiar el paradigma y el tratamiento del tema de las drogas. Se trata un poco de ver América Latina con ojos latinoamericanos.

Alguna vez ha comentado que la realidad tiene tres tiempos. ¿Qué significa eso?
Que la realidad tiene un tiempo que es pluritemporal, es decir: que tiene un pasado, un presente y un futuro. En este caso Tiempo Real apuesta por analizar los hechos que ahora están transformando la sociedad sumergiéndose en el pasado –en la historia–, contemplando el presente, y viendo sus repercusiones en el futuro.

¿Cómo trabaja con las comunidades que visita?

Nosotros hacemos un periodismo que insiste en ir a las regiones, en convivir con las comunidades donde transcurre la guerra, la vida, con esperanzas o tristezas. Nosotros nos acercamos a esas comunidades ante todo con mucho respeto, convencidos de que estas personas, que son víctimas en algunos casos, también son sujetos de derechos, de dignidad, de sueños y de esperanza.

¿Cuáles son los problemas estructurales que sufre Colombia?

Son muchos, pero en el momento de esta entrevista yo quiero hacer énfasis en denunciar un caso. Nosotros estamos llamando la atención de la comunidad internacional para denunciar que la policía secreta colombiana, conocida como el DAS –Departamento Administrativo de Seguridad–, interceptó desde el año 2004 e hizo seguimientos de manera ilegal a magistrados, jueces, defensores de derechos humanos, periodistas, líderes de la oposición y sindicalistas. Lo que vemos hoy es que el WaterGate, que llegó a tumbar a Nixon, es un juego de niños frente a lo que estamos descubriendo en Colombia. No tenemos cómo confirmarlo, pero tampoco tenemos cómo no sospechar de que llegaron incluso a amenazar y a cometer homicidios.

¿Qué indicios tienen de que así haya sucedido?
La Fiscalía General de Colombia lo ha denunciado. Hizo un allanamiento a las instalaciones de la policía secreta y se dio cuenta de este tipo de interceptaciones ilegales. El mismo Fiscal General, Mario Iguarán, denunció la situación y dijo que esto olía muy mal. Que el escándalo era terrible por el tamaño y la dimensión de los seguimientos y las interceptaciones ilegales.

¿Qué capacidad de respuesta tiene ante esto el sistema judicial colombiano?
La Fiscalía General está investigando. Sectores de la sociedad colombiana están pidiendo que se diga quién desde el Estado, desde el Gobierno de Álvaro Uribe, ordenó este tipo de interceptaciones ilegales que han puesto en peligro nuestra vida, la vida de muchas personas en Colombia.

¿Cómo se explica la alta popularidad del presidente Uribe?

Es verdad que es así. Pero nos llama la atención cómo diferentes medios de comunicación no le han dado trascendencia a esta práctica de las interceptaciones ilegales. No se trata, por ejemplo, el tema de que haya cuarenta congresistas de la coalición de Gobierno en la cárcel por sus vínculos con los grupos paramilitares. Pero yo también creo que, concretamente en España, sólo quieren ver los negocios que pueden hacer con Colombia, y obviamente eso hace que no presenten este tipo de actuaciones del Gobierno colombiano.

¿En qué consiste la desmovilización de los paramilitares?

Se ha llevado a cabo un proceso supuestamente de paz con los grupos paramilitares, pero hoy nos estamos dando cuenta de que parece más un proceso de impunidad hacia las personas que financiaron y promovieron el proyecto paramilitar en Colombia.
Hay algunos paramilitares detenidos. La cabezas de los grupos paramilitares, como el señor Salvatore Mancuso o el señor ‘Jorge 40’, fueron los instrumentos, las cabezas visibles de una máquina de muerte que es el paramilitarismo. Pero lo que ahora quiere conocer la sociedad colombiana es quiénes fueron los empresarios que financiaron a los grupos paramilitares. Queremos saber también quiénes son los políticos que hicieron alianzas con ellos. Ése es el llamado que estamos haciendo.

Las FARC es una de las guerrillas más antiguas de América Latina. ¿Cuál es hoy su legitimidad?

Los actores armados irregulares de Colombia pierden cada día más legitimidad. En el caso concreto de las FARC, creo que han hecho todo lo posible para que ciertos sectores de la sociedad no los quieran, para que los detesten. La práctica del secuestro ha llevado a que buena parte de la sociedad colombiana no quiera a las FARC. Lo mismo sucede con las extorsiones.
Hoy la sociedad colombiana está pidiendo la negociación del conflicto, está pidiendo la paz. Estamos diciendo que la guerra le ha dañado el corazón a todos los actores armados en Colombia, inclusive a las mismas fuerzas armadas.

¿Qué son los falsos positivos?

Los falsos positivos son una práctica horrorosa y abominable que ha llevado a cabo el Ejército colombiano en los últimos años. Se cuentan hasta este momento alrededor de unos mil asesinatos de jóvenes indefensos, campesinos, humildes en su mayoría, que eran sacados de sus casas, o eran engañados y terminaban siendo asesinados. Luego se les presentaban a los medios de comunicación como si fueran guerrilleros caídos en combate. A cambio de eso, oficiales del Ejército recibían condecoraciones y premios en dinero.

Todo esto viene motivado por una política de seguridad que le exigía y le exige resultados a las fuerzas militares colombianas a como dé lugar. No importa cómo, ni cuándo, ni si se violan o no derechos humanos. Por eso estamos diciendo que la Política de Seguridad Democrática ni es segura ni es democrática. Está acabando con las bases de la democracia en Colombia.

¿Qué protagonismo tienen los movimientos sociales como fuerza de presión y de protesta?

En Colombia estamos viendo que hoy surge el movimiento indígena con una voz propia en el panorama nacional, con autenticidad, con dignidad, con mucha moral. Los indígenas le han dado lecciones de movilización a la sociedad colombiana. Están pidiendo respeto para su gente, respeto para la tierra, pero también están haciendo exigencias que le competen a cualquier ciudadano, indígena o no. Por ejemplo, están pidiendo la paz, la negociación del conflicto, están reclamando una Colombia mucho más incluyente que la que tenemos hoy.

Colombia recibe mucha ayuda de Estados Unidos para combatir el narcotráfico. ¿Qué tanto de efectiva es esa política?

La Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, acaba de reconocer que la guerra contra las drogas es un fracaso tal y como la planteó su país, es decir, como un combate exclusivamente militar que dejaba de lado el tema social.
Ahora se está considerando una salida mucho más social –el mismo Gobierno de Obama lo ha dicho– , una inversión social en las zonas donde se lleva a cabo el cultivo de la hoja de coca. Pero también diferentes ex presidentes latinoamericanos, como el colombiano César Gaviria, el brasileño Fernando Cardoso o el mexicano Ernesto Cedillo, están diciendo que llegó la hora de cambiar el paradigma en el asunto de las drogas. Y esto tiene que ver con que exploremos, con que tengamos una discusión pausada y tranquila de cara a la comunidad internacional sobre las ventajas o no de la legalización de las drogas.

¿Qué soluciones reales hay al conflicto colombiano?

Yo soy un hombre que siempre ha creído en la negociación de los conflictos. Creo que el conflicto armado en Colombia pasa por una mesa de negociación en donde tienen que estar no solamente la guerrilla y el Gobierno, sino también las fuerzas vivas de la sociedad. Si nosotros dejamos que una negociación sea exclusivamente entre un Gobierno y un grupo armado, al día siguiente tendremos una nueva guerrilla. Porque de lo que se trata es de atacar y acabar con los problemas estructurales de fondo que pueden dar origen a cualquier delincuencia o a cualquier actor armado ilegal.

* Entrevista realizada en Buenos Aires y publicada en la revista española El Siglo
Fotos tomadas durante una conferencia que dio en la capital argentina.

lunes, 6 de julio de 2009

Entre la apatía y la crisis*

Las recientes elecciones al Parlamento europeo celebradas a principios de junio constituyen el último baremo que se ha ofrecido al mundo para retratar la respuesta social de la Unión en una situación muy vulnerable ante la que algunos países han llegado a dar muestras de hastío. Por eso son muchos los que han quedado perplejos ante los resultados de estos comicios. Parece que han sido las fuerzas de derecha las que han salido reforzadas, y así, son muchos los analistas que han tratado de explicar por qué, ante la crisis global, gran parte del electorado ha premiado a los partidos que tienen una tendencia neoliberal.

Desinterés

En este pequeño bosquejo de la situación debe tenerse en cuenta el factor que de por sí atenúa la imagen de una derecha vencedora. Ningún análisis podría interpretar con seriedad el equilibrio de fuerzas que se ha configurado en la Unión Europea (UE) si no menciona antes la abstención que ha empañado la supuesta alegría de las formaciones que más escaños han conseguido.
Si la abstención, por ley, tuviera que estar representada y compitiera por escaños como cualquier otro partido, hoy nos encontraríamos con la mayor parte del Parlamento vacío. La proporción de potenciales electores que no quiso votar ese día es casi del 60%, la tasa más alta desde que se celebraron las primeras elecciones en 1979 –que por entonces fue del 40%.

La generalizada renuncia a votar en algunos países fue, de por sí, más que llamativa. En Finlandia y Lituania, por ejemplo, votaron menos del 21% del electorado, lo que contrasta con la alta participación en Luxemburgo o Bélgica, donde fue del 90% y 91% respectivamente. No mostraron tanto entusiasmo las principales naciones en las que reside gran parte del peso de la Unión Europea, dado que en Francia y Alemania la abstención alcanzó el 58%, en España el 55%, y en Holanda el 60% La excepción quizá es Italia, donde votó el 71% de la población.

No puede soslayarse el hecho de que los grandes partidos de tendencia liberal, a pesar de todo, han reunido la mayor parte de los sufragios emitidos. El Grupo del Partido Popular Europeo, que aglutina a las agrupaciones más conservadoras, ha obtenido 264 escaños de los 736 del Parlamento. Muy por detrás queda el Grupo Socialista Europeo, que alberga a los partidos de tendencia socialdemócrata y que se ha tenido que conformar con 103 diputados menos.

La derecha, en definitiva, ha ganado en los países en donde ya gobierna, es decir, en Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Eslovenia, Francia, Holanda, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, y Polonia. Los partidos que se identifican con el centro izquierda, sin embargo, han retrocedido en los países en donde tienen el poder, como en España, Reino Unido y Portugal. Pero las derrotas más significativas de la socialdemocracia han sido las del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y el Partido Socialista Francés (SP), que han tenido uno de los peores resultados de su historia.

Las propuestas de la derecha xenófoba, por otra parte, han ganado aceptación en naciones como Austria, Eslovaquia, Finlandia, Hungría, Italia y Reino Unido. En Holanda el avance ha sido bien visible con los cuatro escaños –de los 25 posibles– que ha conseguido el grupo Partido Libertad, cuando antes ni siquiera tenía representación en el Parlamento europeo. La formación política ha reunido en torno así el apoyo de sectores de población que han optado por el apoyo de medidas reaccionarias, como lo es el rechazo abierto a la inmigración.

El mismo caso puede encontrarse en Italia con la Lega Nord. La crisis de legitimidad y representación política que existe en el seno de la Unión Europea ha ocasionado una mayor predisposición hacia propuestas autoritarias y nacionalistas dado que parecen dar una respuesta más contundente y firme que la de los partidos tradicionales. Las posturas extremistas han canalizado con astucia el temor y la inquietud por el futuro, y han conseguido volcar el miedo hacia lo extranjero, que es utilizado de diana como si fuera poco menos que el origen de todos los males, y que de paso sirve de cortina de humo para desviar la atención de las verdaderas causas de la crisis.

Desprestigio socialdemócrata

Con las fuerzas de centro-derecha ha sucedido todo lo contrario. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en España, el Partido Democrático (PD) en Italia, el Partido Socialista (PS) en Francia o el Partido Laborista (PL) en Reino Unido han sido castigados con un descenso del respaldo popular, que refleja el descontento general con la falta de soluciones y propuestas que ha percibido la opinión pública en sus propios países.

Este malestar que ha podido verse también en otros países, como Austria, Dinamarca, Holanda, Hungría o Portugal, no asienta un ningún precedente. Se ha ido consolidando poco a poco, con partidos que desde sus iniciales se visten de progresismo pero que ejecutan la mismas iniciativas económicas y sociales de los grupos conservadores. Han asumido como propias las doctrinas liberales, han priorizado la desregulación de los mercados laborales o la privatización de los servicios públicos, y no han favorecido políticas fiscales progresivas o una redistribución de la riqueza que hayan podido contener las crecientes desigualdades sociales.

Uno de los ejemplos más evidentes puede verse en España, que presume de tener en el Gobierno a uno de los pocos partidos de postulado socialista de la Unión Europea. El PSOE, considerado de centro-izquierda, lleva a cabo las rebajas fiscales que haría en su lugar el Partido Popular (PP), de tendencia conservadora. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha rebajado el impuesto de sociedades, ha eliminado el de sociedades y el de sucesiones, y así ha convertido España en uno de los países con menor presión fiscal, y junto con Portugal, en la nación con menos gasto social de la UE de los 15, el grupo de países con los que comparte un desarrollo económico semejante.

Esto explica en parte la desmovilización de las bases electorales de los partidos socialdemócratas, que no terminan de trasladarse a los partidos de verdadera izquierda porque no han sabido alcanzar la suficiente proyección social. Su descalabro en las elecciones al Parlamento ha sido sorprendente, sobre todo si se tienen en cuenta las protestas sociales que cobraron auge desde finales de 2008 como contraofensiva a la crisis. Considerando que las poblaciones de la Unión Europea suelen caer en cierta apatía a la hora de reclamar sus derechos, este despertar prometía dar de sí.

La reacción popular fue tan enérgica por entonces, que hizo caer a los Gobiernos de Hungría, Islandia, Letonia y la República Checa en pocos meses. Pero las reivindicaciones que surgieron de improviso se deshicieron igual de rápido. Las últimas semanas previas a las elecciones se han caracterizado de nuevo por un aletargamiento social que ha podido comprobarse en los comicios europeos.

Ésa es otra de las consecuencias que han podido desprenderse de los resultados electorales de junio. La desidia para reivindicar alternativas creíbles es la misma que debilita una asistencia masiva a las urnas. La Unión Europea es para muchos un ente abstracto, con una clara predisposición neoliberal que puede verse en su normativa común y que ha tratado de sacralizarse en el proyecto de Tratado Constitucional rechazado en 2005 por los holandeses y franceses en referéndum. La falta de legitimidad era tan patente que trataron de sacar adelante un sucedáneo, el Tratado de Lisboa, el cual se aprobaría sólo por vía parlamentaria. La única excepción fue Irlanda, que por Constitución debía presentarlo al veredicto popular. La oposición irlandesa al texto abrió de nuevo una crisis institucional, que pretende resolverse ahora con una nueva consulta popular para finales de año.

La falta de entusiasmo por las elecciones de una Unión Europea que no acaba de despegar ha permitido, no obstante, abrir un resquicio a partidos de izquierda distintos de los habituales. De este modo se hace presente en el Parlamento el Partido Pirata, una organización que aboga por la cultura libre de patentes y libre de monopolios privados, y que ha conseguido un escaño con el apoyo de los suecos. Otra fuerza que ha logrado un diputado proviene de Dinamarca, y se llama nada menos que “Movimiento popular contra la Unión Europea”. La mayor apuesta por la entrada de partidos de izquierda anticapitalista se ha dado, sin embargo, en Portugal, donde el Bloco de Esquerda ha conseguido hacer suyos tres escaños.

Pero no puede concluirse, a través de estos datos, que la izquierda haya salido victoriosa. Son muchísimos los pequeños partidos que se han quedado por el camino, y en todo caso, el desplazamiento de los votos hacia los extremos se ha producido sobre todo hacia la derecha. Si algo se ha demostrado con estas elecciones es que la caída de la socialdemocracia no abre de forma automática un mayor espacio para alternativas progresistas, al igual que la resistencia social de hace unos meses, espoleada por el desempleo o la falta de poder adquisitivo, no ha desembocado en una presión continuada que haya puesto realmente en aprietos el armazón ideológico que predomina.

Las elecciones de la Unión Europea han confirmado, en suma, una desconfianza en sus instituciones que ya viene de lejos. El descrédito de la izquierda tradicional ha redundado en beneficio de una derecha que ha otorgado mayor libertad de movimiento no sólo a los partidos neoliberales, sino a los que apuestan por medidas aún más radicales. Pero no hay que olvidar que parte de su éxito se basa en la falta de participación, que ha perjudicado a la izquierda y ha dado alas a los partidos de signo contrario. Y si estas elecciones quieren verse como un espejo de las que tendrían lugar en cada país, lo que queda claro es que la mayoría de los ciudadanos recelan de una estructura política que no ofrece garantías de un futuro mejor. La manera de manifestarlo en esta ocasión ha sido la abstención, aunque no queda tan lejos aquel periodo en el que los países europeos fueron capaces de levantar grandes movimientos de resistencia contra un sistema que ha desmitificado la idea de un Estado de bienestar imperecedero.


*Artículo escrito para la revista argentina Acción

miércoles, 1 de julio de 2009

Normas claras*

La Comunidad Andina de Naciones (CAN), la ONU, la UE y el Grupo de Río han condenado el golpe de Estado en Honduras y exhortan a que se restablezca la legalidad constitucional. Otras instituciones como la OEA, el Movimiento de Países No Alineados, el Sistema de la Integración de Centroamérica (SICA), el ALBA, el Mercosur, la Unasur y países con iniciativa propia como EE.UU., Brasil y España, ya han anunciado que sólo reconocerán a Manuel Zelaya como presidente legítimo. Así las cosas, el presidente de facto nombrado por el Congreso, Roberto Micheletti, se ha chocado de bruces con un rechazo internacional que sólo va en aumento.

El golpe perpetrado por el Ejército y avalado por el Parlamento y el Poder Judicial hondureño tampoco ha recibido ningún respeto dentro de las fronteras del país. Todos los sindicatos, unidos al mayor partido de izquierdas, Unificación Democrática, han decretado un paro permanente que sólo terminará cuando Zelaya vuelva a ocupar su cargo. El pueblo ha desafiado el toque de queda decretado por Micheletti, y los militares, ante semejante afrenta, están reprimiendo a la ciudadanía. Todavía se están cuidando de que haya un muerto. Sería adelantar el suicidio político al que ya están abocados.

No dudan, sin embargo, en silenciar a toda la prensa en su contra. Antes de que Radio Globo Honduras fuera sacada del aire durante 36 horas, sus periodistas tuvieron tiempo de denunciar que el 95% de los medios de comunicación que seguían abiertos no transmitían información sobre el golpe. A cambio nos hemos encontrados otros de repercusión mundial, como la CNN o al diario español El País, que parecían resignarse y que ya daban por hecho que el “nuevo presidente” o que el “nuevo Gobierno” de Honduras “debían” estar en el poder hasta que terminara el mandato de Zelaya en enero de 2010. La CNN tenía incluso el descaro de catalogar el golpe de Estado como “sucesión forzada”.

El Congreso hondureño pensaba que para deponer a Zelaya y recibir el aplauso mundial bastaba con tildarlo de trastornado, declararlo incompetente para gobernar, inventarse una carta de dimisión del presidente y sacarlo a la fuerza del país para que quedaran todos satisfechos y así colocar como nuevo dirigente a uno que no decidiera por su cuenta y riesgo pasar del discurso de derecha a los programas de izquierda. El pecado de Zelaya ha sido llegar a la presidencia por el Partido Liberal pero abrazarse después al ALBA porque, según sus palabras, “yo pensé hacer los cambios desde dentro del esquema neoliberal (…) pero los ricos todo lo quieren para ellos. Entonces, lógicamente, para hacer cambios hay que incorporar al pueblo”.

Si Honduras es aislada política y diplomáticamente, como apoyó ayer la OEA, América Latina no tendrá todavía en este siglo XXI un gobierno que haya triunfado manu militari. Los únicos que tienen derecho a decidir quién debe estar en el poder son los ciudadanos. Que un principio así de sencillo haya sido despreciado por Micheletti y sus acólitos constituye la mejor prueba que podían ofrecer para certificar que no merecen representar, bajo ningún concepto, a la nación hondureña.
*Artículo escrito para el diario público El Telégrafo (Ecuador)

Despidos indiscriminados y a voleo: la nueva política que impulsa el Gobierno de Argentina*

 No hubo una evaluación de su desempeño, ni un aviso de advertencia. Carolina Salvatore, una empleada de la Secretaría de Educación de Arge...